Aprender de la realidad

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La experiencia de asistencia y apoyo escolar de un grupo de estudiantes de la Universidad Salesiana en uno de los barrios periféricos de Bahía Blanca.

Por Guillermo Tanos, sdb *
wtanos@donbosco.org.ar

“La ética de la excelencia consiste en hacerse mejor persona, en llegar a ser más humanos procurando el bien para todos y contribuyendo a que los otros sean mejores personas, en el marco del respeto de los derechos humanos…” (Guedez)

Generar un espacio de encuentro entre la educación superior y los sectores más excluidos de la sociedad. Esa fue la motivación que llevó a un grupo de estudiantes de tercer año de la carrera de Psicología de la Universidad Salesiana Argentina y a sus docentes a realizar un proyecto de apoyo escolar en uno de los barrios más periféricos de la ciudad de Bahía Blanca.

“La educación superior es muchas veces cuestionada en sus tradicionales roles de productora de conocimientos basados solo en la excelencia académica”, explicaron los responsables del proyecto. Esta crisis se manifiesta en la pérdida de significatividad de las instituciones universitarias, que están siendo presionadas para la producción de conocimientos científicos y tecnológicos, combinada con restricciones financieras.

En este contexto, un grupo de voluntarios decidió acercarse a un territorio concreto para realizar un aporte reflexivo y crítico que permita seguir pensando la formación de manera integral. Una experiencia que pretende colaborar en la búsqueda de nuevas políticas académicas que sean significativas no sólo para la institución y sus estudiantes, sino para la sociedad en su conjunto. 

“Ir a la toma”

En la actualidad parece existir en general una práctica educativa con poca experiencia para afrontar el desafío de la exclusión, si bien hay toda una búsqueda de políticas públicas y de prácticas educativas innovadoras que tienden a dar respuestas en contexto de pobreza.

Por eso, estudiantes de tercer año de la carrera de Psicología fueron invitados en agosto del año pasado a prestar asistencia alimentaria a niños y adolescentes que viven junto con sus familias en barrios periféricos de la ciudad. 

Este grupo de jóvenes, desconocidos para la gente de la “toma”, generó, al principio, desconfianza. Es que aquellos habitantes olvidados por los distintos gobiernos, saben que sólo son recordados cuando se necesita un voto partidario.

El contacto con situaciones de vulnerabilidad es un espacio privilegiado de formación académica, que supera ambigüedades en el lenguaje y la distancia entre teoría y práctica.

Con el paso del tiempo la experiencia se fue consolidando, y viendo las necesidades concretas de quienes asistían se decidió complementar la propuesta con talleres de apoyo escolar, recreaciones y asistencia integral a las familias más necesitadas.

Se trató de una propuesta que no solo benefició a niños, niñas y adolescentes de los barrios populares, sino que también fue una oportunidad para los y las estudiantes de reflexionar, trascender y complementar marcos teóricos que muchas veces son rígidos y abstractos.

Construir el conocimiento desde la exclusión

La experiencia realizada confirma la necesidad de que la educación superior, productora privilegiada en la construcción del conocimiento, se piense desde una mirada integral y no solo desde el aspecto académico. Sin lugar a dudas, dicha integralidad se favorece significativamente, en el contacto cotidiano y prolongado en el tiempo con los sectores más vulnerables.

Ese encuentro con la realidad del otro moviliza a reconstruir continuamente el conocimiento y colocar los marcos teóricos en una realidad social que interpela y cuestiona el sentido de equidad y distribución de los bienes. Construir el conocimiento desde el contacto con los sectores más excluidos es la única manera de permitir su participación como sujetos activos en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Construir el conocimiento desde los sectores más excluidos es la única manera de permitir su participación como sujetos activos en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

“El encuentro con la realidad nos ayuda a formarnos… y poder ser parte de ayudar a alguien más es significativo para mí…”, expresó uno de los estudiantes voluntarios de la propuesta. Y ciertamente, el encuentro con los más vulnerables plantea un modelo formativo que humaniza y enriquece los marcos teóricos. 

La realidad social y el contacto experiencial con situaciones de vulnerabilidad son un espacio privilegiado de formación académica, que supera ambigüedades en el lenguaje y la distancia entre teoría y práctica. La educación superior tendría que animarse a estas “experiencias de acercamiento”, sabiendo que ninguna voz es suficiente para nombrar la complejidad en la vulnerabilidad de derechos y la implicancia que la misma educación superior tiene como misión.

El grupo de estudiantes sigue asistiendo cada sábado a este lugar, con un programa de actividades educativas que acompañan y transforman esta situación tan compleja. Siguen conmovidos con la realidad que han descubierto y comprometidos con las personas que han conocido.

* Vicerrector de la Universidad Salesiana Argentina. El artículo es una selección de un trabajo más extenso.

Conocé más sobre la Universidad Salesiana Argentina y su propuesta académica:

www.unisal.com.ar

BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – MAYO 2022

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