Entrevista a Miguel San Martín, ingeniero de la NASA y ex alumno de Don Bosco.
Por Valentina Costantino y Ezequiel Herrero
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¿Cuántos niños sueñan con ser astronautas, conocer el espacio o trabajar en la NASA? Miguel San Martín era uno de ellos, ya desde pequeño tenía fascinación por todo lo que estuviese relacionado con la electrónica y
por entender cómo funcionaban las cosas.
Esa curiosidad lo llevó a la Casa Salesiana Pío IX, en el barrio porteño de Almagro, donde recibió la educación que lo preparó para postularse a una universidad de Estados Unidos y tiempo después, para trabajar como ingeniero de la NASA: “De no haber sido por eso honestamente no me hubiera animado”.
Han pasado varios años desde entonces, pero Miguel siempre que tiene la oportunidad, viaja en el tiempo y regresa a su primera casa.
¿Por qué elegís volver al Pío cada vez que tenés oportunidad?
Me gusta volver para contarle a los estudiantes lo que el Pío hizo por mí, para que ellos también puedan pensar en su propio futuro y vean que todo el sacrificio y el trabajo vale la pena. Realmente la educación que recibís
acá te va a ayudar mucho en la vida.
Veo mucha pasión en los jóvenes, los veo trabajando y compartiendo sus proyectos con sus compañeros. Es prácticamente como volver a casa.
¿Cuándo surge tu vocación? ¿Alcanza solo con eso o también hay que sumar esfuerzo y trabajo?
La vocación era todo, la tenía desde muy chico con la ingeniería, y la electrónica me fascinaba, que era lo que uno veía con la radio, la televisión o los videojuegos. Quería saber cómo funcionaban esas cosas, no podía esperar a la universidad para aprender, porque jugábamos con esas cosas, pero no las entendíamos. Había sacrificio, pero era por algo que a mí me gustaba.
Cuando fui a estudiar a Estados Unidos tenía muchas cosas en contra: no sabía bien el idioma, no conocía la cultura y estaba lejos de mi familia. Pero tenía algo a favor, venía con una excelente educación en matemática, física y electrónica, que me hacía sentir más avanzado que los locales. Y eso me daba mucha confianza para compensar las partes que más me tenía que adaptar. De no haber sido por eso honestamente no me hubiera animado.
Yo les diría a los jóvenes que siempre sigan su pasión, porque si vos hacés lo que te gusta lo más probable es que eso te lleve muy lejos. Y hay que tener fe en que si trabajas duro, las oportunidades van a llegar.
Vos estás en el lugar donde siempre hay que seguir aprendiendo, ¿qué importancia tiene la educación para vos?
La educación es todo. En primer lugar, es el placer de saber. Las mejores cosas en la vida son las que uno hace por el valor que tienen intrínsecamente. Yo siempre digo, para ser feliz, tu hobby tiene que ser tu trabajo. Y mi trabajo es mi hobby, quizá para otros será practicar fútbol. Pero todas las vocaciones tienen su valor. Y eso lo aprendí en el Pío. Primero hay que entender el problema que tenemos en nuestras manos antes de querer solucionarlo. No podés saltar a la solución sin entender la raíz del problema en forma profunda.
Y la curiosidad siempre ayuda. Es preferible errar por querer entender mucho, que por entender poco. Eso es lo que a mí me motiva día a día: encontrar cuál es la verdadera raíz del problema y no los síntomas.
A lo largo de tu vida habrás tenido muchos profesores y educadores, ¿recordás alguno particular del Pío?
Por supuesto, Gustavo Wiman era un profesor amábamos y que era un genio. Cuando tuve que ingresar a la universidad le pedí a él que me hiciera una carta de recomendación, la hizo en inglés y me aceptaron. Yo le envié una carta de agradecimiento y también le conté mis planes futuros.
Años más tarde, durante la misión Mars Pathfinder, me invitaron a una charla en Bariloche. Vi a una persona que me mostraba un papelito y era Gustavo con la carta que le había mandado de agradecimiento. Tengo muy lindos recuerdos y sigo en contacto con todos los amigos del Pío a través de WhatsApp y cuando podemos, también nos juntamos.
En las escuelas se está trabajando mucho el cuidado del medio ambiente. La empresa SpaceX comenzó a utilizar cohetes reusables con menor necesidad de combustible. ¿Por qué es importante que las grandes empresas den un “ejemplo” de desarrollo sostenido y
ambientalmente responsable?
Tenemos que cuidar el medio ambiente porque lo estamos dañando mucho. Es una responsabilidad compartida, especialmente para las compañías grandes que tienen los recursos para empezar a proteger y dar el ejemplo para todos los demás, porque realmente nos encontramos en una situación muy peligrosa y crítica.
Es parte de nuestra misión a nivel individual y de las instituciones que elegimos trabajar, que hagan todo lo posible para mejorar sus tecnologías para protegerlo y limpiarlo, porque tenemos que ir para atrás y revertir el daño que se ha hecho.
Miguel vos fuiste a un colegio católico, pero trabajas en un lugar que se enfoca al desarrollo de la ciencia. ¿Hay lugar para la fe? ¿Son opuestos ciencia y fe?
Es interesante porque uno pensaría que un lugar donde la ciencia y la tecnología prevalecen atraería a personas muy homogéneas, con gustos muy similares. Sin embargo, hay una gran variedad de formas de pensar y hay gente extremadamente religiosa.
La formación humana desde la fe y los valores que me dio el Pío, para mi son fundamentales.
La formación humana que te da la fe y los valores que me dio el Pío, son fundamentales, no solamente para comportarse en el día a día, sino para tener éxito. El conocimiento técnico y científico no es suficiente para tener éxito, tenés que tener un cierto apartamiento humano y yo creo que haber estado en un colegio donde la fe cristiana tuvo un rol tan importante y me dio esos valores.
«No podía esperar a la universidad»
“Sin el Pío, no me hubiera animado”
“El conocimiento técnico no es suficiente”
BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – NOVIEMBRE 2023