Un fútbol diferente

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Fernando Raposo es profesor de Educación Física y fundador de varias escuelas de fútbol para chicos. Sin embargo, su motivación no está en enseñar cómo debe ser un buen cabezazo o la manera de pegarle con la cara interna del pie. En lugar de ello, el hombre de 40 años es un educador que persigue otro fin: el de transmitir valores. «La regla del deporte es la primera ley del pibe. Si aprende a respetar las leyes luego respetan las reglas de la vida», dice, a modo de un lema que lo llevó a crear AEFI, una liga que, antes que la competencia, prioriza inculcar en sus participantes el respeto por los demás. Una filosofía que, además, lo llevó a interesarse por educar mediante el fútbol a personas de menos recursos: llegó a tener 10 escuelitas gratuitas en las villas que debieron cerrar por la quita de subsidios.

AEFI (Asociación de Escuelas de Fútbol Infantil) es una liga en la que distintos equipos de fútbol 6 de chicos de hasta 12 años se enfrentan sábado de por medio, pero con algunas características particulares. «A través del deporte se busca enseñar valores y transmitir un mensaje altruista. Que se entienda que no se trata de ganar o morir, sino que los chicos aprendan a respetar las reglas, a sus compañeros y también al oponente, que no es un enemigo sino un compañero que juega en otro equipo», explica Fernando. Es por ello que, por ejemplo, en la actual edición, que cuenta con 22 equipos distribuidos en tres zonas, no se publican tablas de posiciones. Y, cada vez que los equipos salen a la cancha, la lupa está puesta en mucho más que en el resultado.

«En cada partido se ponen en juego dos puntos Fair Play. El árbitro decide si se los lleva un solo equipo, si ninguno suma o si se los reparten», cuenta Fernando. Para tener este reconocimiento, no sólo se toma en cuenta la actitud correcta de los jugadores que están detrás de la pelota. «Evaluamos a los chicos, a los padres, a los profesores y entrenadores, son todos un equipo», dice el creador de la liga, quien trabaja en la misma junto con otros colegas. Y ejemplifica: «Si un papá insulta, el equipo pierde los puntos. O si un nene pega una patada y no va a darle la mano al rival lastimado, también».

Se trata, entonces, de una filosofía distinta que tiene adeptos y detractores: «Hay padres que están chochos y no van a otra liga, pero también están quienes se quieren salvar con el chico. Nosotros les planteamos que no vamos a presionar a los pibes, porque estamos convencidos de que el fútbol se aprende sin presiones», narra Fernando. De todas maneras, concluye que «la mayoría termina entendiendo que lo que importa es que el chico la pase bien».

AEFI nació en 1999 con cinco equipos de escuelas de fútbol que había abierto Fernando y que tenían este enfoque social. «Estaban armadas no sólo para los talentosos, sino para el que no sabía jugar, que todos tuvieran oportunidades», dice su fundador. El paso siguiente fue que pudieran jugar entre sí. «Entendimos que no tenían que competir para ganar y que todos tenían que participar igual cantidad de tiempo, jueguen mejor o no», añade (cada participante de AEFI debe jugar al menos 5 de los cuarenta minutos del partido, por reglamento).

En estos torneos, «nadie dice ‘gordo’, no hay ‘burro’, en la cancha somos todos iguales», señala Fernando. Y es en busca de ese espíritu de igualdad que el profesor trata de evitar una situación que, explica, es recurrente en el fútbol infantil hoy en día: «Cuando se torna muy competitivo, los mismos chicos les dicen a los compañeros que juegan mal que no vayan el día del partido. Hacer eso es discriminar».

Otro caso curioso del reglamento de AEFI tiene que ver con que no se usan tarjetas. En su lugar, ante conductas inapropiadas, se apunta a solucionar todo mediante el diálogo entre jugadores. Si esto no prosperara, debe cambiarse al jugador.

De todas formas, los valores que los chicos aprenden en una cancha también se ponen en práctica fuera de ella. Fernando cuenta un ejemplo: «Un día mi sobrina me dijo que un compañero suyo, Lautaro, estaba enfermo y para solventar su tratamiento necesitaba mucha plata. Nos propusimos organizar un torneo para juntar fondos para él e invitamos a algunos equipos de AEFI, los que tienen mayor poder adquisitivo. No se cobraba nada. Mandabamos una alcancía a recaudar nomás». La jornada, que incluyó actividades de integración como fútbol siamés («jugar abrazado a un compañero») fue un éxito y se realizó una importante donación para Lautaro.

AEFI es el principal programa de la Fundación Proyectar, cuya misión es «brindar un ámbito de contención, en un espacio dedicado a la práctica deportiva, que promueva el acercamiento de los niños entre sí y con su familia».

De todas formas, la contención no se limita a los más chicos. La Fundación misma es la que brinda los árbitros a AEFI, ya que ofrece un curso gratuito para adolescentes que luego deriva a los clubes participantes. Así, otorgan una salida laboral a los noveles referís y la posibilidad de continuar en un ámbito sano, el del deporte.

 

Fuente: www.clarin.com

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