El inicio de la inspectoría de las Hijas
de María Auxiliadora en Argentina.

Por Valentina Costantino y Ezequiel Herrero
redaccion@boletinsalesiano.com.ar

Los inicios siempre vienen acompañados de historias, sueños y expectativas. Y en esta ocasión tan especial, también llegó acompañado de años de trabajo, reflexiones, compromisos y con un objetivo claro: hacer de las Hijas de María Auxiliadora una presencia significativa para los jóvenes de hoy. Con ese sueño, desde todos los rincones de Argentina, llegaron a Córdoba hermanas, laicos, jóvenes y educadores. Cada uno con una historia particular vinculada al Instituto, con un corazón agradecido y también con muchas expectativas por el nuevo sueño que ya se estaba desplegando.

La ciudad en la mañana del 31 de enero les regaló un cielo despejado y un sol de verano, para celebrar un hecho histórico: la unificación de las tres inspectorías de las Hijas de María Auxiliadora en una nueva. En la lista de participantes compuesta por hermanas, laicos, jóvenes, educadores y exalumnas, se sumó la hermana Chiara Cazzuolla, Madre General del Instituto, que fraternalmente acompañó y celebró este importante paso.
También se hicieron presentes las hermanas Marta Riccioli y Leslye Sándigo.

“Las hermanas han sido muy valientes”

La hermana Marta, quien participó de la gestación de este proceso y ahora se desempeña como Consejera Visitadora expresó una y otra vez su gratitud por poder estar presente. Y también remarcó la importancia que tiene este acontecimiento en la vida mundial de la congregación: “Esta tierra es considerada en muchas partes del mundo, como la tierra de los inicios. Uno habla de Argentina y la gente se conmueve, porque es ligarse a los orígenes de Mornese… Y hoy la propuesta es esa, ¿cómo recrear el carisma con la pasión de los orígenes pero para responder a los desafíos actuales?”

Por su parte la Madre Chiara Cazzuola señaló la valentía de las hermanas de Argentina para dar este importante paso y expresó que el mismo puede ser ejemplo y horizonte para otras presencias en el mundo: “Las hermanas aquí han sido muy valientes, para revitalizar y reorganizar la presencia en una nación tan grande. Este paso ha significado creer en el futuro y querer relanzar el carisma. Esta situación, puede ser una ayuda para otras presencias en el mundo, para orientarnos, pensando pasos como este, no solo para la muerte, sino para la vida, no solo para cerrar, sino para abrir”.

Para la superiora del Instituto a nivel mundial, la presencia en Argentina “es muy importante, no solo por el pasado, sino por el futuro y por el presente. ¡Veo tantas posibilidades! Porque el carisma tiene tantas manifestaciones
distintas. No está solo representado en colegios, solo en obras sociales. Tiene una gran variedad, está encarnado en tantas manifestaciones diferentes
que esto creo que también es un camino a seguir”-.

La hermana Silvia Boullosa, quien presta ya servicio como inspectora de la nueva provincia religiosa argentina “Laura Vicuña” expresó también su emoción invitando expresamente a las adolescentes y jóvenes a “dejar descubrir su proyecto de vida, que se dejen atraer por el Señor, porque hoy estamos frente a un mundo que muchas veces pareciera que nos roba a Dios”.

Sobran motivos para celebrar

La celebración y fiesta continuaron por la tarde. En primer lugar con la Eucaristía presidida por el padre Ángel Rossi, de la que también participaron, además de un gran número de invitados, los salesianos Gabriel Romero -Consejero regional–, Horacio Barbieri y Darío Perera –inspectores de Argentina Norte y Sur, respectivamente–. “La experiencia de estos nuevos pasos implica despojarse de los trapos anteriores y ponerse un traje de fiesta, no de luto”, y más adelante agregó: “Los desafíos que se nos presentan tienen que ser una apertura, la esperanza se suscita cuando consideramos lo que lo nuevo tiene de diverso. Y la diversidad –de provincias, de inspectorías, de rostros, de culturas–, es una linda ocasión para aprovechar a mirar desde otra perspectiva la propia realidad. Una mirada que tenga memoria del pasado y arrojo ante el futuro. Cuando una comunidad o una congregación tiene memoria del pasado y arrojo al futuro, vive el presente apasionadamente”.

“La experiencia de estos nuevos pasos implica despojarse de los trapos anteriores y ponerse un traje nuevo de fiesta, no de luto”, padre Ángel Rossi.

Una vez finalizada la celebración, y cuando ya la noche había caído definitivamente, el parque de la nueva casa inspectorial se transformó en el lugar privilegiado para compartir la cena, mientras se iban presentando diferentes grupos artísticos. Como en todo festejo, no faltó la música, el baile, las miradas cómplices y la alegría no solo por todo lo vivido, sino y sobre todo por lo que queda por vivir.

…en una tierra con historia»

¡Sobran los motivos para celebrar!

Hermanas, jóvenes, educadores y exalumnas… Todos tienen algo para agradecer a las Hijas de María Auxiliadora.

«Para muchos, estar lejos de casa o pasar los fines de semana en el oratorio es como desperdiciar el tiempo. Pero en realidad es una inversión importante en mi vida que me brindó momentos inolvidables. Gracias a la Familia Salesiana por salvarme en tantos momentos negativos y de tristeza que he tenido, de pensamientos malos. Por el acompañamiento sincero y fraterno que he sentido profundamente, y que no era de compromiso, era porque les salía del corazón».

«Ser parte de las Hijas de María Auxiliadora es formar parte de una familia grande. Es una casa de amigos y hermanos; con personas a quienes querer y cuidar. Tuve la oportunidad de crecer, de encontrarme en mi vocación, de seguir a Jesús con el corazón. Me enseñaron a ser más libre, a ser yo misma y dejarme querer como soy. Me encontré en mi casa, con mi familia».

«Formar parte de las Hijas de María Auxiliadora me enseñó a trabajar en equipo. Yo me dedicaré a la educación y sé que las raíces de mi profesión surgieron acá, en el movimiento. A los jóvenes el carisma salesiano
nos sigue dando esperanza frente a muchas situaciones que atraviesa el país. Tenemos ganas de que el mundo sea distinto. Gracias por todos los aprendizajes y por la posibilidad de soñar con otros».

«Ser parte de las Hijas de María Auxiliadora es el proyecto de vida que me hace muy feliz, al cual Jesús me invitó desde muy joven. Somos hermanas con diferentes edades, dones y con una pasión que nos une: amar a los niños y jóvenes. Sueño con ser una presencia cercana en sus vidas y brindarles una experiencia de hogar y familia, es la misión que compartimos».

«Durante mi niñez, las hermanas me cuidaron durante un año y medio a causa de una dificultad familiar. En ese momento los varones no ingresaban en el Instituto María Auxiliadora, pero ellas le dijeron a mi familia que me podía quedar allí. Además de educación escolar, he trabajado en el mundo empresarial, y es imposible dejar de ser salesiano. No podés renunciar a aquello que te enamoró y yo hoy soy como un gran enamorado».

«Les quiero dar las gracias por aceptarme como soy. Acá encontré un lugar donde ser feliz y responder a la voluntad de Dios. En el Instituto de María Auxiliadora hay lugar para todos y todas. Espero que los jóvenes encuentren
en nuestras casas propuestas, tiempos y espacios que los orienten a encontrar el sentido de sus vidas. Ellos siempre compran nuestros corazones, buscan cariño y ser mirados. Y para eso estamos. Para ser casa, amor y signo de expresión del amor de Dios, para ellos».

«Les doy gracias por su compañía, por estar presentes y dar tanta vida a los jóvenes. Las conozco, he podido compartir con ellas, me han ayudado y acompañado muchísimo. Fueron un faro muy grande en la búsqueda de mi proyecto de vida. Gracias por ser madres, por su cercanía, por hacerme sentir en casa».

«Este estilo es mi centro, mi decisión de vida. Me ayudaron a ser audaz, a no estancarme, a seguir eligiendo dar la vida. Gracias por mi vocación, por cuidarme y mostrarme el camino de la entrega en los jóvenes, que son un gran tesoro para nosotros y la manifestación plena de Dios. Ellos nos enriquecen y nos llenan de vida«.

«Durante mi vida fui desempeñando diferentes roles, trabajando con distintas personas y en diversos espacios. Me resulta muy fácil darme cuenta cuando me encuentro con alguien que también pertenece a la Familia Salesiana. Compartimos todos la misma formación y el mismo carisma. Tenemos una raíz en común«.

«Le doy gracias al Instituto por el gran esfuerzo que hace en el mundo por responder a los tiempos, necesidades y diversidad de llamados que nos llegan de los jóvenes de distintos continentes. Es un Instituto universal que busca en la historia y no fuera de ella. Nos sumamos al sueño de Don Bosco y de Madre Mazzarello. Tengo 41 años de vida religiosa, he recorrido muchos caminos y me he cruzado con muchas personas; he tenido momentos de plenitud y otros de dificultad, pero siempre busqué luz, esa es mi vida».

BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – MARZO 2023