«Nosotros somos todos de Don Bosco»

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Ser exalumnos: agradecer y compartir lo vivido

newsletter6_imagenes-03Carlos Gastini, impulsor de la fiesta del exalumno de Don Bosco de cada 24 de junio

Por Ariel Fresia, sdb // afresia@donbosco.org.ar

Carlos Gastini (1833-1902) fue uno de los primeros alumnos que vivió en el Oratorio de Valdocco y uno de los más entusiastas exalumnos, siempre cercano a Don Bosco. Quiso ser religioso salesiano y recibió la sotana el 2 de febrero de 1851. Posteriormente optó por la vida laical y formó su familia. Nunca dejó de amar el Oratorio, su casa, y a Don Bosco, su papá. 

 

“Me lo dijo papá Juan”

Según las crónicas, a Carlitos Gastini —el “juglar de Don Bosco”, le decían— fue a quien se le ocurrió celebrar la fiesta a Don Bosco en el Oratorio: 

“En cierta ocasión Don Bosco le dijo: ‘Tú, Gastini, serás el juglar de los salesianos hasta los setenta años’. (…) Gastini, satisfecho, solía repetir después en sus poesías: ‘Yo seré el juglar de los Salesianos hasta los setenta años, me lo dijo papá Juan’”. (Memorias Biográficas XVII, 154)

Fue el impulsor del homenaje, junto a los demás “antiguos muchachos del oratorio” que dio origen a la tradición de la fiesta del exalumno, hace ya 150 años. El festejo consistía en declamaciones y cantos, testimonios y anécdotas en honor a Don Bosco, además de una comida o un brindis con un momento de oración. 

Carlos Gastini fue el impulsor del homenaje que dio origen a la tradición de la fiesta del exalumno, hace ya 150 años.

Eso se hacía cada 24 de junio. Era una fiesta para agradecer a Don Bosco lo que había hecho en sus vidas. Gastini había dicho en una ocasión: “Nosotros somos todos de Don Bosco. Aquí no hay nada nuestro, todo es suyo”. (MB XIII, 133) Desde aquel día hasta la actualidad perduró aquella iniciativa surgida del amor de esos muchachos a Don Bosco, que había hecho lo indecible por ellos. 

 

En la misma sintonía

Hoy, celebrar a Don Bosco como exalumnos y exalumnas trae ese recuerdo y ayuda a fortalecer la identidad y la pertenencia salesiana, como parte de una gran familia que está en todo el país y por todo el mundo. Estamos a kilómetros de distancia, y cada uno conoció a Don Bosco en un lugar distinto: en la parroquia, en la escuela, centros juveniles, oratorios, hogares, centros de formación profesional. Pero cuando nos encontramos sentimos esa “corriente eléctrica” que nos hace sintonizar de inmediato, porque manejamos los mismos códigos.

Cuando los exalumnos de Don Bosco se encuentran sienten esa “corriente eléctrica” que los hace sintonizar de inmediato, porque manejan los mismos códigos.

Cada uno tiene experiencias personales cargadas de memorias y acontecimientos, de rostros de salesianos, de compañeros y compañeras, de educadores significativos, de ocurrencias y anécdotas. A veces, también, es cierto que algunas cosas quizás no fueron tan positivas. Sin embargo, cada cual aprendió algo importante en la casa de Don Bosco que nos marcó para siempre. 

Lo que aprendimos lo compartimos orgullosos, porque todos tenemos el mismo cariño por “papá Don Bosco”. Carlitos Gastini, invitando a los exalumnos a unirse ante la muerte de Don Bosco, dijo: “Los invito a todos a que vengan a dar una prueba de nuestro afecto y de nuestro agradecimiento” (MB XVIII,687). 

Nos encanta la experiencia educativa que vivimos y quisiéramos que muchos también la experimenten: llevamos a nuestros hijos e hijas, amigos y parejas a conocer esos lugares que fueron tan significativos en nuestra trayectoria vital. Es nuestra forma de mostrar el afecto y el agradecimiento que tenemos.

Ya no estamos en la casa salesiana, es cierto. Pero nos quedamos con Don Bosco, porque él se quedó en nosotros para siempre.

BOLETIN SALESIANO – JUNIO 2020

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