Película: El Proyecto Adam (2022)
Dirigida por: Shawn Levy
Disponible en Netflix
Por Karina Cabrera Dyna//
kcabrera@salesianobelgrano.edu.ar
“El Proyecto Adam” es una película protagonizada por Ryan Reynolds, y su versión de niño interpretada por Walter Scobell. Este film nos muestra un futuro dónde los viajes en el tiempo son posibles, con códigos que deben respetarse.
El protagonista viaja en el tiempo con el objetivo de salvar a su esposa y por error, llega en el tiempo mucho más atrás, y se encuentra con él mismo cuando era pequeño. Ambos se reconocen y en el diálogo se dan cuenta de que se necesitan para cumplir esta misión, logrando entre ellos una verdadera comprensión y aceptación. Lo que inicialmente fue el motor, salvar a su esposa, va modificándose cuando se encuentran con su padre antes de morir.
Los tres son forzados a trabajar en conjunto para salvar a la humanidad de una catástrofe, y al hacerlo comparten la vida, conversan sobre temas que les había quedado pendiente y también de las emociones que cada uno tiene guardadas. El padre se disculpa por no estar en la etapa de crecimiento de su hijo, pero no quiere modificar lo que tiene que pasar. El más pequeño reconoce el dolor tremendo que lo hace callarse, padecer en silencio, y que le hace no poder disfrutar de su único vínculo, la madre. Por su parte, el grande se da cuenta que se había distanciado de él mismo.
Esta película nos invita a levantar la frente y caminar mirando al horizonte, rescatando nuestro “deseo” o nuestro sueño, en palabras de Don Bosco. Sin embargo, esto no significa que debamos dejar en el olvido nuestro origen, el lugar de dónde venimos y lo que nos tocó vivir. Son esas experiencias que nos marcaron para siempre las que van configurando la persona que somos hoy, aquí y ahora.
No se trata de mirar constantemente los errores, ni vivir en el pasado, sino de hacer las paces con las experiencias de dolor que nos vinieron a buscar, porque ahí, donde más dolor hay, quizás encontremos la luz que buscamos afuera creyendo que la huida es un camino.
Somos hijos muy amados de un Padre Bueno que no nos promete que no habrá sufrimiento, sino el paraíso para quien no desiste. A veces queremos mirar a otro lado, sobre todo cuando las cosas se nos ponen complicadas. Pero es bueno detenernos, respirar, poner en las manos de Dios, pedirle su intervención para reconciliarnos, perdonar o perdonarnos y avanzar siendo señores de nosotros mismos, con los pies bien asentados en el suelo.
BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – DICIEMBRE 2023