Arquitectura salesiana argentina de exportación

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El profesor Juan Antonio Lázara es un estudioso de la arquitectura eclesiástica y recientemente descubrió, casi por casualidad, una oficina desde donde se llevaron adelante la construcción de más de 700 iglesias y colegios en todo el país. Además desde allí se exportaron proyectos para diferentes países de América, como El Salvador, Paraguay, Uruguay, Perú, Nicaragua, Costa Rica y Estados Unidos. La oficina y los proyectos fueron llevados a cabo por el sacerdote salesiano, Ernesto Vespignani y se hicieron por encargo del mismo Don Bosco.

“El mes pasado me tropecé con unas cajas olvidadas en un viejo archivo eclesiástico”, dice Lázara, y agrega: “En el 55 se quemó el archivo del arzobispado, pero revolviendo depósitos, encontré datos de la única oficina técnica de arquitectura religiosa que hubo en la Argentina, conducida por el sacerdote Ernesto Vespignani y continuada por el argentino Florencio Martinez”.

Lázara sostiene que el sacerdote italiano (1861-1925) se preparó en arquitectura por indicación directa del mismísimo San Juan Bosco y fue justamente él quien lo mandó para Argentina con una gran misión: crear la imagen de la congregación. “Vespignani no era arquitecto, pero en Buenos Aires, la Sociedad Central de Arquitectos pidió su diploma a la Universidad porque acreditaba la idoneidad suficiente”, explica el profesor Lázara.

En esa época, fines del siglo XIX y principios del XX, los salesianos estaban en auge en Italia. Pero, en América, existían otras congregaciones antes de que llegaran, como la de los jesuitas y franciscanos. “Vespignani llegó en 1901 al país con la misión de construir iglesias para los salesianos y, al poco tiempo y con escasos recursos armó una oficina que hizo obras para su congregación y muchas otras”.

El padre Ernesto Vespignani fue un adelantado para su época, se destacó en ingeniería y arquitectura introduciendo el hormigón armado en la arquitectura religiosa argentina. Las bóvedas de la Catedral de Luján, fueron calculadas por Vespignani, quien también participó en la construcción de la Catedral de La Plata. Hoy, este constructor es conocido por varias obras notables y otras anecdóticas. Además fue él el encargado de tomarle los primeros votos religiosos al padre Lorenzo Massa, fundador de San Lorenzo de Almagro.

En el mundo de la arquitectura se lo conoce por ser autor de la iglesia más grande de la ciudad, la Basílica Nuestra Señora de Buenos Aires. Además, diseñó la Basílica de San Carlos Borromeo y María Auxiliadora donde se encuentra una imagen de María Auxiliadora bendecida por el mismo Don Bosco y donde también fue bautizado Jorge Bergoglio, el actual Papa Franciso.

Decidido a implantar la «marca salesiana», Vespignani tomó como modelo el palazzo renacentista con patio central y galerías para construir escuelas. Pero, para las iglesias, prefirió el neorrománico ecléctico, un estilo medieval de paredes gruesas y arcos curvos con una ornamentación recargada que le permitía representar la diversidad cultural argentina. Ese estilo “tolerante” y abierto a la diversidad dista mucho de las ideas de uniformidad que campearon en la Argentina a partir del 30 y que dieron origen a una arquitectura más opresiva e igualadora.

La oficina de Vespignani llegó a exportar proyectos. En 1936, envió a New Rochelle, Nueva York, Estados Unidos, el proyecto de dos colegios y, al año siguiente, los planos de una casa de formación a Richmond, California.

La extraordinaria productividad de la oficina de Vespignani se basaba en la sistematización y la repetición. Por ejemplo, los colegios para New York eran copias de otros construidos en Curuzú Cuatiá y en la ciudad de Corrientes. En cambio, el proyecto para Richmond fue realizado especialmente por Florencio Martínez desde las oficinas de Buenos Aires. “El padre Martínez no era arquitecto, pero dirigió el estudio de su maestro 37 años después de su muerte, entre 1925 y 1962. Cuando lo cerró, acomodó toda la historia de la oficina en las cajas que encontré por casualidad el mes pasado”, concluye Lázara

 

Fuente: www.clarin.com

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