«Con Ceferino misionero, ser hermano es lo primero»

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Por Mons. Esteban Laxague

Cada 26 de agosto Ceferino nos convoca en la celebración de su cumpleaños. Este año también nos invita, pero su cumpleaños será distinto, no podremos encontrarnos todos en Chimpay como lo hacíamos, a causa de la pandemia del Covid. Pero igualmente estaremos de fiesta. ¡Cuánto tenemos para agradecer a nuestro beato Ceferino Namuncurá! ¡Y cuánto también para confiarle desde el silencio de nuestro corazón y en la mesa compartida de nuestra familia! ¡Cuánto para escuchar y aprender de él! Desde nuestras casas, o en la ermita junto a nuestras rutas y senderos,  o desde la capilla del barrio, viviremos seguramente un inolvidable cumpleaños de Ceferino.

Lo que cada uno le va a contar a Ceferino, personalmente  o como familia, queda en ese rico encuentro. Seguro que Ceferino también tiene algo importante para confiar a cada uno, ¡estemos atentos, no  lo perdamos!

 En estas líneas quisiera compartirles lo que Ceferino nos confía como pueblo, y la expresaría diciendo: “seamos hermanos”.  La Biblia nos abre a la gran noticia: Dios cuida de nosotros como un Padre a sus hijos, y desde esta experiencia profunda de un Dios Padre nos descubrimos hermanos entre nosotros y llamado a vivir como hermanos. Le podríamos preguntar a Ceferino, ¿qué significa vivir como hermano? …Y él nos responde desde las huellas de Jesús que recorrió en sus jóvenes 18 años:

– Elegir siempre salir de sí mismo para buscar el bien de los demás, ser para los demás. Elegir el bien común, el bien social, antes que el bienestar de uno. 

– Reconocer en cada persona su grandeza, su dignidad, sus talentos. Descubrir y valorar al otro en su diversidad. Cada persona es un don para el mundo.

– No aislarse, ni replegarse sobre uno mismo, ni acumular rencores ante las heridas recibidas, buscar siempre el camino del perdón y del reencuentro.

– Buscar la verdadera alegría por la huella del compartir con los demás, del dar y darnos, y no en un encierro egoísta.

Seguramente Ceferino nos dice mucho más, para escucharlo basta abrir los oídos y sobre todo el corazón. 

Hijo de Dios, hermano de todos

En el 2007 –el año de su beatificación – nos dejó bien claro que somos hijos de Dios y por eso hermanos de todos. Allí está su mensaje también hoy.

Termino compartiendo del Papa Francisco en su carta “Hermanos todos”, esta expresión: “La vida no es tiempo que pasa sino tiempo de encuentro”. Y desde allí ser hermano es vencer el desencuentro con el reencuentro; nunca abandonar el camino del encuentro con los demás.

La Virgencita de Nazareth que sale, “sin demora” al encuentro de su prima Isabel para ayudarla, nos empuje a andar caminos de  encuentro. Solo así construiremos esa Patria de hermanos que tanto anhelamos.

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