El martillo de las brujas (Malleus Maleficarum)
Muere hoy la vida en falsedad.
De cuna a tumba, siempre en falsedad.
Y te dejás llevar así,
con tus tonterías vos te entregás.
Tu san Ernesto de La Higuera cargás,
y todo su mundo vos replicás.
Con lo bueno bueno nunca te cruzás.
En las vidrieras no lo vas a encontrar.
Hacemos otro usted, para usted (un bello clon).
Los mejores vinos que hay
en el súper nunca están.
Los dueños de la leyenda ellos son,
los que joden tu placer.
Tu cuerpo falso se ve mal,
como casi todo hoy.
Pósters de obras de arte vos comprás
y cargás tu pesada bijouterie.
¿No será pecado aguantar
que decidan de una vez derramar?
Barrio bonito, barrio cuidado,
la moderna soledad.
Barrio sereno y custodiado,
la compasión allí no está.
Marea brava,
marea oscura,
¿y la guardia donde está?
Autor: Indio Solari y los fundamentalistas del aire acondicionado
Álbum: El ruiseñor, el amor y la muerte (2018)
El “martillo de las brujas” persigue, juzga, declara inocentes o culpables. Poesía que alza la voz contra los intereses que hoy modelan, desde nuevos relatos, “correctas” subjetividades.
¿Qué es la autenticidad, sino el ámbito del despojo donde irrumpe nuestro yo más original? Allí está la oportunidad del encuentro con Dios, de la apertura al misterio de su amor incondicional, que nos revela nuestra identidad más profunda.
Todo lo construido en base a los estereotipos y paradigmas de otras personas, instituciones o medios de comunicación puede no ser más que apariencia. Desde ese lugar, “la vida, de cuna a tumba, muere en falsedad”. Con esas “caretas” vamos ocultando nuestra originalidad y autenticidad a riesgo de quedar encerrados en ellas.
Propuestas del mundo de la fama, las vidrieras, el “éxito” y de quienes establecen las pautas de la belleza, la verdad, los cuerpos, y el placer, que nos hacen ajustarnos para ser aceptados. Espejismos que impiden cruzarnos con lo “bueno bueno” y con los “mejores vinos” —de vida plena— que en los súper nunca están. Por eso, casi a modo de pregunta: “Hacemos otro usted, para usted. ¿Un bello clon?”.
Cuántos van construyendo aparentes mundos de “elegidos”, “poderosos”, familias —y jóvenes— “bien”. No es más que polvo, que va ocultando la humanidad vulnerable y frágil de nuestra persona. Humanidad sagrada, querida y modelada por un Dios que nos sale al encuentro allí donde nos animamos a ser nosotros mismos, fieles a nuestra auténtica identidad.
Grito contra una sociedad que invita a encerrarnos en “barrios bonitos y cuidados”, formando guetos de lujo, bienestar y “seguridad”; ajenos al barro de la vida y la historia. Expresión de la moderna soledad de corazones que se cierran, donde la compasión no es norma y se transforma más bien en anestesia a la conciencia, frente al llamado de los desheredados que golpean a la puerta de nuestra vida.
El martillo sigue cayendo sobre nuevas “brujas”, que se corren de la norma. Y, quienes se creen “dueños de la leyenda” —escritores de la historia de los vencedores—, continúan construyendo prejuicios que segregan, condenan y encierran.
Una llamada desde el arte a nuestro corazón para que, en el silencio y la búsqueda, nos despojemos de las falsas imágenes, que nos alejan de nuestra auténtica y profunda identidad. •
Para seguir escuchando…
¿Cuándo te reconoces —sentís— más auténtico? ¿Qué ves en vos de apariencia?
¿Cuáles son los modelos o “estereotipos” que esta sociedad del consumo y el descarte nos invitan a asumir?
¿Quién te sostiene en tu búsqueda por la autenticidad? ¿Quién o qué le ponen obstáculos?
Por Facundo De Nicolo, sdb • fdenicolo@donbosco.org.ar