Dejar sembrado para otros

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El año pasado, los salesianos Marcos Dalla Cia y Alexis Garro partieron como misioneros. Cada uno desde su lugar relatan los primeros meses de esta experiencia.

Por Ezequiel Herrero y Santiago Valdemoros
redaccion@boletinsalesiano.com.ar

“El primer regalo que podés hacer es aprender el propio idioma”

Alexis, misionero en Lituania 

Alexis, con la guitarra en el centro, junto a un grupo de adolescentes.

Alexis llegó a Lituania a mediados de enero y desde ese momento vive en la ciudad de Telsiai, en el oeste del país. Sólo hay una obra salesiana “oficial”, en la capital: la comunidad de Alexis comenzó el año pasado. 

“No hay una ‘casa salesiana’ aún, como en Argentina dice—. La diócesis nos aceptó y nos dió como responsabilidad acompañar una escuela estatal con orientación católica. También brindamos catequesis, y la intención es comenzar un oratorio. Se nos pidió también involucrarnos en la pastoral juvenil. Para mí fue una ‘escuela de humildad’: acá la religión no pesa mucho, no tenemos ‘las llaves’ de nada, está todo por hacerse…”.

¿Con qué desafíos te encontraste?

Cómo construir los vínculos es una de las preguntas que tengo. Quizás acá no tienen la afectividad que tenemos nosotros, pero le dan un valor enorme a la palabra. Se puede construir por ahí. O con el idioma. Un salesiano misionero me decía: “El mejor regalo que le podés hacer a una cultura es aprender el propio idioma. Yo no sé nada de lituano. Pero digo tres palabras y están felices, porque ven que uno hace un esfuerzo.

¿Cómo es el contexto religioso en Lituania?

Es una Iglesia muy adulta, con pocos jóvenes. Una de las cosas interesantes aquí es que no podés analizar la realidad a partir de “cantidades”. La escuela donde trabajamos tiene todos los niveles y son trescientos alumnos, y es “la” escuela de la región.

Otra pregunta es cuál es el límite entre respetar las formas en que se hacen las cosas y los aportes que uno puede hacer.

El encuentro de culturas es una oportunidad para enriquecerme. No “modificar” al otro, pero sí tratar de caminar y compartirnos lo que vamos viviendo y aprendiendo. 

¿Por qué es importante que los salesianos estén en esa ciudad?

Hay muchísimos problemas con el alcohol y una tasa alta de suicidio juvenil. Los chicos de 14 o 15 parecen los de 24 o 25 de Argentina. Son extremadamente independientes. No llegan a los 18 años y se van a trabajar a otro país, vuelven con plata, se compran su auto. La Congregación puede brindar mucho en esa perspectiva, de que se puede vivir con un sentido, con proyectos profundos.

“Tomás conciencia de que sos sembrador”

Marcos, misionero en Bulgaria

Marcos, de remera verde, a la derecha de la foto. 

Los salesianos llegaron a Stara Zagora, Bulgaria, hace apenas veinticinco años. Y desde hace doce trabajan con una comunidad de gitanos. Allí, desde junio, el hermano Marcos presta su servicio como misionero. A miles de kilómetros de su Bariloche natal, y tratando de aprender una cultura tan rica como diferente a la suya, expresa: “Acá los católicos somos una minoría (…) Pero tengo esperanza en lo que se puede hacer acá porque Don Bosco está para dar mucho fruto en esta tierra”.

¿En qué consiste la obra salesiana de Bulgaria?

Tenemos un centro juvenil en uno de los barrios de la ciudad. Allí se brinda apoyo escolar, talleres y catequesis. Es un barrio de chicos rom, gitanos. Y ahora estamos construyendo una escuela. La escolarización acá es muy pobre. Que puedan terminar el primario y el secundario es un paso grande para ellos. La educación es el camino privilegiado que tenemos como salesianos para aportar a la sociedad.

¿Cuál fue la principal dificultad con la que te encontraste? 

Hasta hace dos años, la palabra era una aliada. Y ahora, la palabra es un desafío. En el fondo me ayuda a eliminar toda pretensión de superioridad. Acá venimos a compartir la vida con ellos y anunciar a Jesús. Y lo hacemos desde nuestros límites y desde lo que somos. Insertarse en una cultura lleva su tiempo y uno aprende mucho en esto a escuchar más al otro. 

¿En qué te ayudó a crecer hasta ahora esta experiencia?

Nuestro servicio acá no está ligado a los resultados. A veces el vínculo entre esfuerzo y resultado es muy desparejo. Tomás conciencia de que sos sembrador. Yo estoy seguro que no voy a ver los frutos de mi trabajo, pero lo tomo con mucha naturalidad y hasta con cierta alegría. Así como nosotros recibimos de otros, también otros se beneficiarán con todo lo que hemos trabajado

Es una clave espiritual encarnada, y te da mucha paz. Si uno está muy pendiente del resultado es muy probable que esté trabajando más por uno mismo que por los otros. Este es un trabajo más humilde, pero tengo plena fe y confianza de que lo que estamos haciendo de alguna manera va a dar sus frutos y va a ayudar a las personas.

¿Querés saber más?

Sumate a la entrevista en vivo que haremos con Marcos y Alexis.

Es el martes 13 de octubre a las 19:00 horas, por el canal de YouTube del Boletín Salesiano.

BOLETIN SALESIANO – OCTUBRE 2020

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