Ucrania: la guerra sigue, los salesianos también

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Casi un año después del comienzo de la invasión de Rusia a Ucrania los salesianos continúan acompañando a quienes más lo necesitan.

«Las madres llevan a sus hijos a pie durante muchos kilómetros hasta la frontera con Polonia, cargando en bolsas de plástico lo poco que habían podido salvar mientras huyen de las ciudades bombardeadas» afirma Daniel Antunez, sdb

Con la colaboración de Daniel Antunez, sdb*//
redaccion@boletinsalesiano.com.ar

El 24 de febrero del 2022, comenzaba la invasión de Rusia a Ucrania. Un año después, el conflicto está lejos de terminar y la situación del pueblo ucraniano se ha vuelto sumamente delicada. Los salesianos, por su parte, siguen haciéndose presentes y acompañando a quienes más los necesitan. 

Desde el punto de vista militar Rusia está esperando que el invierno debilite las capacidades de reacción ucranianas. A las dificultades que impone el frío y la nieve se suman la falta de energía, de suministros y los ataques con misiles. Estos últimos lanzados desde el otro lado de la frontera ucraniana lamentablemente están golpeando cada vez con mayor frecuencia a objetivos civiles. 

Por su parte, en diciembre, el último el presidente ruso admitió la posibilidad de concluir la guerra, sin precisar en qué condiciones. Tampoco están claras las condiciones para abrir un canal de diálogo entre ambos mandatarios, con el fin de lograr una mesa de paz o al menos una tregua temporaria.  

Por el contrario, hay voces en ambos lados que llegaron a hipotetizar sobre el uso de bombas atómicas, mientras que los diplomáticos y políticos no han querido o no han podido amortiguar las tensiones. 

Permanecer en medio de la gente

En este contexto los salesianos continúan compartiendo la vida cotidiana con las víctimas de este conflicto mundial. En Ucrania unos cuarenta sacerdotes salesianos del rito greco-católico, están repartidos en cinco casas en las ciudades de Kyiv, Lviv. Novosilka y Dnipropetrovsk.

Su elección continúa siendo, la de estar y permanecer en medio de la gente aun cuando el conflicto se sigue agravando. Ellos, junto a sus comunidades, están intentando dar respuesta a esta situación de emergencia. En un principio organizaron la huida de los menores que estaban a su cargo a lugares seguros del otro lado de la frontera, para que encuentren refugio en Polonia y Moldavia. Actualmente están organizando centros de acogida e incluso abrieron sus casas para los refugiados. Y también están colaborando para que quienes lo deseen puedan regresar al país. Incluso en Valdocco hay hospedadas familias de refugiados

En primera persona

Daniel Antúnez es salesiano, argentino y actualmente se desempeña como responsable de Missioni Don Bosco, la procura salesiana de Turín, encargada de coordinar la ayuda internacional que se envía a Ucrania. Desde allí nos comparte su testimonio: Desde Missoni Don Bosco, donde actualmente presto servicio, activamos canales de comunicación entre los salesianos de Ucrania y los hermanos de otras comunidades en Europa. Y también nos hicimos presentes en el lugar donde se está desarrollando la guerra para conocer la situación, acompañar a las comunidades y apoyar la emergencia. Así fue que visitamos las ciudades de Kyiv y Lviv

Como ya saben, con otro salesiano fuimos personalmente en nombre del Rector Mayor, portando la cercanía de toda la congregación. En esa ocasión pudimos ver con nuestros propios ojos a las madres que llevaban a sus hijos a pie durante muchos kilómetros hasta la frontera con Polonia, cargando en bolsas de plástico lo poco que habían podido salvar mientras huían de las ciudades bombardeadas. Mientras tanto, sus maridos quedaban a disposición del ejército para organizar la defensa y la contraofensiva. En ese momento tuvimos la percepción que de seguir así la situación, se podría gestar algo muy serio, lamentablemente hoy podemos decir que aquello que sentíamos no solo lo confirmamos, sino que creemos que es aún más grave. 

Los salesianos así como trabajan para dar respuesta a la emergencia, piensan en un futuro, en cómo perfilar la posguerra, no para huir del presente dramático, sino para cultivar la esperanza.

Desde el comienzo los salesianos pusimos en marcha la red de ayuda nación por nación, coordinados por nuestras oficinas de Roma, aportando lo necesario para completar las labores de socorro: cocinas de campo, carpas, alimentos, medicinas, generadores de electricidad, entre otros

Al mismo tiempo la buena relación de los salesianos con las autoridades locales de Lviv, permitió ponerse de acuerdo para formar en uno de nuestros predios vacíos un campo de refugio y acogida, para unas trescientas personas que quedaron sin hogar. Esta población está dedicada a la virgen y lleva su nombre, en memoria de la ciudad mártir de Mariupol.

«Hoy seguimos junto a nuestros hermanos, que están allí acompañando y consolando, pero por sobre todo dando esperanza a un pueblo que hoy se siente devastado.» Daniel Antunez, sdb

El final de la guerra está lejos

Con el paso del tiempo fuimos tomando conciencia que lamentablemente la guerra no iba a terminar como nosotros esperábamos. Es tremendo ver y acompañar las consecuencias psicológicas, las enfermedades y todo el dolor que acarrea esta situación. A nosotros especialmente nos movilizan los últimos, los más desprotegidos, es decir los niños y los ancianos. 

Uno de los salesianos que vive allí nos contaba que cuando los chicos pudieron volver a las escuela, notaron que algunos habían perdido la capacidad de leer y escribir, signo de un trauma muy profundo. Por eso, los salesianos así como trabajan para dar respuesta a la emergencia, piensan en un futuro, en cómo perfilar la posguerra, no para huir del presente dramático, sino para cultivar la esperanza

Hoy, cuando la solidaridad internacional se ha enfriado visiblemente, tenemos que pensar en cómo sostener el largo invierno de los millones de ucranianos privados de energía para calentarse, cocinar y moverse.

Hoy los proyectos que nos piden apoyar siguen respondiendo a la necesidad de protección, en primer lugar. Así, por ejemplo, estamos previendo y ya nos pusimos a trabajar para la construcción de un búnker antiaéreo en Kyiv que permita mantener abiertas las actividades del oratorio, para no dispersar la comunidad que se ha creado a su alrededor. Y esa misma estructura subterránea ya ha sido imaginada para que en un futuro pueda ser utilizada como un pequeño teatro para la expresión y recreación de niños y jóvenes. Este es un proyecto nuevo con el que los salesianos de Ucrania y quienes los ayudamos intentamos seguir dando una mano.

La vuelta a una vida “normal” será muy delicada. Mientras tanto, esperamos que se encuentre una salida a la guerra. En el futuro nuestros hermanos tendrán que atender y curar corazones que han sufrido ofensas, humillaciones, pruebas y lutos durante mucho tiempo.  

Pero hoy tenemos que pensar en cómo sostener el largo invierno de los millones de ucranianos privados de energía para calentarse, cocinar y moverse. La solidaridad internacional se ha enfriado visiblemente, las implicaciones políticas y las dificultades objetivas del resto de los europeos hacen más difícil que la gente, como lo solía hacer en los primeros meses de la guerra, se acerque con sus propios vehículos para llevar ropa o alimentos hasta las fronteras del país. También para esto la acción vigilante y generosa de los salesianos es un apoyo indispensable.

Es por eso que hoy seguimos junto a nuestros hermanos, que están allí acompañando y consolando, pero por sobre todo dando esperanza a un pueblo que hoy se siente devastado. Como Missioni Don Bosco queremos y sentimos no solo la obligación, sino la necesidad de estar presente en las horas más difíciles de una parte de la humanidad.

*Daniel Antúnez es salesiano, argentino, y actualmente se desempeña como responsable de Missioni Don Bosco, la procura salesiana de Turín, encargada de coordinar la ayuda internacional que se envía a Ucrania. 


“Llamados a dar testimonio de esperanza”

En el marco de una entrevista que concedió en diciembre pasado, a la televisión italiana el Rector Mayor, Ángel Fernández Artime también se refirió a la situación en Ucrania. En esta ocasión expresó: “hemos albergado a miles de familias en nuestros hogares, en Polonia y Eslovaquia, pero también aquí en Italia. Y nuestros salesianos en Ucrania han sido muy valientes, llegando a veces casi hasta las líneas del frente para llevar ayuda y medicinas. Yo personalmente he visto imágenes de una furgoneta alcanzada por proyectiles de artillería. Es una realidad muy dura, herida por actos de brutalidad e inhumanidad ante los cuales es difícil resistir. Pero es precisamente allí donde hoy estamos llamados a dar testimonio de esperanza.


La ayuda sigue llegando

El 2 de enero llegaron a Leópolis, Lviv, dos camiones con ayuda humanitaria recogida por la Coordinación Salesiana para la Gestión de la Emergencia Ucraniana como parte del programa de preparación para el invierno. En total, son tres mil quinientos kilos  de productos de higiene y detergentes y veinticuatro mil setecientos kilos de alimentos. Inmediatamente comenzaron a ser distribuidos desde el centro de clasificación de Lviv a las comunidades salesianas y de éstas a las personas necesitadas en diferentes partes de Ucrania.

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