En el nombre de Jesús

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Cientos de miles de jóvenes se reunieron en Panamá para celebrar la fe junto al papa Francisco

Entre el 22 y el 27 de enero, la ciudad de Panamá fue sede de la XXIV Jornada Mundial de la Juventud. El lema del evento, “He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra” (Lucas 1; 38), sirvió como guía para la Jornada que tuvo como centro a la figura de María y la vocación de cada uno. A partir de ello se desarrollaron múltiples encuentros y actividades en distintos lugares de la ciudad: catequesis diarias animadas por consagrados y jóvenes; eventos artísticos en teatros, parques y plazas; masivas celebraciones que concentraban a todos los peregrinos.

Para seguir sumando alegría a este gran encuentro juvenil, la Familia Salesiana convocó a la fiesta mundial del Movimiento Juvenil Salesiano (MJS): una tarde donde se congregaron, los peregrinos salesianos que habían viajado a la Jornada, acompañados por la presencia del Rector Mayor, Don Ángel Fernández, y la Madre Yvonne Reungoat.

El día a día de un encuentro que congregó a más de doscientos mil creyentes de todo el mundo:

  • Primer día: se celebró la misa de apertura, proyectada en más de veinte pantallas gigantes a lo largo de la espléndida “cinta costera” que mira al océano Pacífico.
  • Segundo día: por la tarde aterrizó Francisco, y recorrió la ciudad mientras una impresionante multitud lo aclamaba. Además tuvo lugar el Encuentro Mundial del MJS, comenzando por la mañana con un foro presidido por el padre Ángel y madre Ivonne. Por la tarde, dinámicas y bailes típicos centroamericanos animaron la fiesta, concluyendo con la adoración al Santísimo y las Buenas Noches.
  • Tercer día: se realizó la celebración con el papa Francisco, donde se presentaron a los patronos de la Jornada: San Juan Pablo II, San Juan Diego, San Martín de Porres, Santa Rosa de Lima, San Juan Bosco, San José Sánchez del Río y San Óscar Romero. Se proclamó la Palabra y el Papa dirigió las primeras palabras a los peregrinos, allí invitó a los jóvenes a “ser puentes y no muros”, a amar al modo de Jesús y a ser “maestros y artesanos de la cultura del encuentro”.
  • Cuarto día: se ofreció por la mañana la catequesis, como todos los días, en distintos puntos de la ciudad. A las 17:30 horas se celebró el Via Crucis encabezado por el Papa y animado por coro y bailarines, orando en torno a diversas problemáticas que afectan a los jóvenes del mundo.
  • Quinto día: por la mañana, Francisco celebró la misa con sacerdotes, religiosos y movimientos laicales en la Basílica Santa María la Antigua. Ya alrededor de las 14 horas, todos los peregrinos emprendieron camino al campo Juan Pablo II, el predio donde se realizaría la Vigilia. Con seiscientas mil personas presentes, se realizó la adoración Eucarística y luego, acompañado de escenificaciones y testimonios, el Papa brindó unas palabras en torno al llamado a la vida que nos hace Dios, partiendo de María y su “sí”. La noche transcurriría en el mismo predio.

Cada día que concluía, agotado, necesitaba procesar todas las experiencias y emociones que surgieron entre las caminatas, encuentros con otros jóvenes del mundo, momentos profundos de oración, paisajes hermosos…
Era una experiencia única de Iglesia. Ver a tantos jóvenes que desde distintos puntos del planeta seguimos buscando el sentido de la vida desde la fe en Jesús y al servicio de otros, entusiasma a seguir apostando.
La presencia del Papa también cautivaba. Me representaba una Iglesia unida, que escucha los consejos y alientos de su pastor, en medio de tantos lobos que buscan separarnos o desviarnos de nuestra misión que, compleja y sencillamente, consiste en amar.
Por último, la figura de San Juan Bosco como patrono de Panamá fue un gran regalo. Tuve la gracia de estar el 31 de enero en una procesión con más de cuatrocientas mil personas y encabezada por las reliquias de Don Bosco que recorrieron el mundo, y que hoy se encuentran en Panamá. “Don Bosco sigue siendo actual como lo fue hace ciento sesenta años”, afirmó el padre Ángel, y creo que no se equivoca ni un poco: ¡Viva Don Bosco!

Como conclusión, bien temprano por la mañana, Francisco celebró la misa de envío. Allí, el Papa recordó a los jóvenes que son “el ahora de Dios”, no el futuro; que Jesús es amor concreto, cercano y real que invita a entregarse. Por último, se anunció la sede de la próxima Jornada Mundial de la Juventud: Portugal.

Por Luciano Barberis, sdb

BOLETÍN SALESIANO – MARZO 2019

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