El juego y el tiempo libre

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Se acercan las vacaciones de verano. Jóvenes, adultos y niños comenzamos a pensar en descansar, relajarnos y divertirnos. ¿Cómo utilizaremos nuestro tiempo libre? Una investigación de la Universidad Católica Argentina —“Evolución del desarrollo humano y social de la Infancia desde un enfoque de derechos”, 2014— puso de relieve algunos datos alarmantes: en el año 2013, el 62,5% de los chicos no solía realizar actividades de recreación y esparcimiento, y el 58% no realizaba actividades físicas o deportivas extraescolares. Dicho de otra manera: más de la mitad de los niños y jóvenes de entre 5 y 17 años en nuestro país.
¿En qué ocupan entonces su tiempo libre? La misma investigación nos aporta una pista: el 61,8% de los chicos pasan más de dos horas diarias frente a las pantallas de la televisión, computadora, tablet o celular, preferidas quizás porque son llamativas, fáciles de usar y entretenidas, pero que proporcionan una diversión que suele ser solitaria y favorecer el sedentarismo. No se trata de echarle la culpa a la tecnología. Los chicos eligen pasar su tiempo frente a las pantallas cuando los adultos no somos capaces de hacerles una oferta más significativa.

Jugando se aprende
Jugar es una actividad de gran relevancia, no sólo para los seres humanos. Muchos animales aprenden todo lo necesario para la vida jugando con sus hermanos bajo la atenta supervisión de sus padres. El juego es una escuela de vida también para las personas: genera un momento de libertad en el que las personas que se involucran pueden expresarse sin miedo al qué dirán y sin riesgos a sufrir las consecuencias de sus decisiones. Por esta razón, los juegos permiten a todas las personas tomar decisiones arriesgadas, ya que “es sólo un juego”. Posibilitan explorar distintas facetas de la propia personalidad asumiendo roles que quizás nunca podamos asumir en nuestra propia vida. Nos permiten ensayar, equivocarnos y probar otras alternativas sin tener que pagar grandes costos; descubrir de qué somos capaces y ganar la confianza necesaria para aplicar las habilidades que hayamos aprendido. Quizás parezca exagerado, pero la cantidad e importancia de las habilidades que se adquieren jugando es fundamental: tanto en el área militar como en la aviación, se entrena al personal con juegos de simulación.
Los juegos no son sólo un espacio de libertad. También tienen reglas. Niños y niñas aprenden jugando la importancia de conocer y respetar las normas, descubren que no es divertido hacer trampa y con el tiempo empiezan a ser críticos con esas mismas reglas y proponen cambiarlas si no les gustan. Un niño que juega mucho desarrolla su autonomía y expande su creatividad. Además, aprende a jugar con otros, descubre que sus deseos no siempre pueden realizarse, y que debe acordar con sus pares de modo que todos puedan divertirse juntos.
Es innegable que jugando se aprende. Pero también es verdad que hay que aprender a jugar, y es allí donde los adultos tenemos un rol indelegable: debemos enseñar a jugar a nuestros chicos. Don Bosco tenía una convicción muy clara en este sentido, por eso se preocupaba por brindar espacios y tiempo para jugar, se involucraba con sus chicos y jugaba con ellos. También por eso los chicos se acercaban a Don Bosco, y el Oratorio era una fiesta.

¿Jugar o consumir?
En la sociedad contemporánea, la gran cantidad de actividades que inundan la vida cotidiana y la invasión del consumismo han dejado muy poco lugar al juego. Muchas veces los adultos nos dejamos llevar por las publicidades, y pensamos que comprando más y mejores juguetes haremos más felices a nuestros hijos. Sin embargo, la actividad lúdica no requiere de ningún objeto específico. Los niños y los jóvenes pueden divertirse con un palito y una tapita si saben cómo hacerlo. Quien tiene suficiente creatividad e imaginación puede crear un mundo con las palabras y jugar en él. Por esta razón, más que comprar es preciso que pasemos más tiempo con nuestros niños y jóvenes, y así poder disfrutar juntos la magia de jugar.

Tipos de juego
Existen muchos tipos de juegos. La elección depende de los gustos, del tiempo y el espacio que se disponen o de las habilidades que se quieran promover.  Los juegos de palabras, por ejemplo, se pueden desarrollar en espacios cerrados: adivinanzas, veo-veo y guerra de canciones son muy convenientes para los momentos en los que hay que quedarse quietos, y ayudan a desarrollar las habilidades del lenguaje y la comunicación. Los juegos físicos son una buena opción para desarrollar aptitudes psicomotrices y aprovechar los espacios abiertos: escondidas, guerra de banderas y popa grupal son actividades que siempre están presentes en los paseos y campamentos, y son de gran ayuda para favorecer la socialización.
Para los jóvenes y adultos muchas veces son más llamativos los juegos de mesa. Hay una gran variedad de ellos, y además de ser divertidos, nos desafían y permiten desarrollar la concentración, y una gran cantidad de habilidades del pensamiento. Hay juegos clásicos como el Ajedrez o el Go, y muchos juegos modernos como el Catán o el Dixit. Entre los juegos de mesa merecen una mención especial los juegos de rol, que permiten a sus participantes meterse en la piel de un personaje e interactuar con sus compañeros en una aventura que se va narrando a medida que se desarrolla.
Al compartir juegos con nuestros niños y jóvenes les hacemos —y nos hacemos— un gran favor. Podemos conocerlos mejor, fortalecer los vínculos de confianza mutua y enseñarles el valor de la alegría y la capacidad de saborear la vida. En estas vacaciones que se aproximan, juguemos mucho y aprendamos y enseñemos a jugar; aprovechemos la oportunidad de divertirnos y crecer juntos.

“El juego es una acción u ocupación libre, que se desarrolla dentro de unos límites temporales y espaciales determinados, según reglas absolutamente obligatorias aunque libremente aceptadas, acción que tiene fin en sí misma y va acompañada de un sentimiento de tensión y alegría y de la conciencia de ‘ser de otro modo’ que en la vida corriente”.

(Huizinga, 1938)

“El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, los cuales deberán estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación; la sociedad y las autoridades públicas se esforzaran por promover el goce de este derecho”.

(Declaración de los derechos del niño)

Recursos: 

Libros:
“Juegos para pensar” de Irene Puig, Editorial Octaedro.
“Técnicas participativas para la educación popular”, Editorial Lumen.

Organizaciones:
ONG “La Cantera” realiza proyectos en el campo de la recreación, la educación y el juego.
Instituto Superior Yuguets. Carrera de Ludotecario

Juegos de mesa:
“TEG Independencia”, Editorial Yetem.
“Días de Radio”, Editorial Bisonte.
“Nuevo Mundo”, Editorial Ruibal.
“Shinobi”, Editorial Bureau de Juegos.
“Pirámide del Faraón” Editorial Bisonte.

Blogs:
http://eurojuegos-buenosaires.blogspot.com.ar/
http://ludonomicon.blogspot.com.ar/
https://clubjuegosdemesa.com.ar/

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