Recomendaciones de Don Bosco a cada misionero antes de partir para América.

Por: Néstor Zubeldía, sdb
nzubeldia@donbosco.org.ar
Después de los veinte consejos que quiso entregar personalmente a los primeros salesianos misioneros al despedirlos en Turín (encontralos acá), Don Bosco se había guardado todavía una “carta en la manga”. Así que dos días después, en vísperas de la partida del vapor Savoie del puerto de Génova, le entregó a Juan Cagliero una segunda lista de recomendaciones más personales para comenzar a poner en práctica ni bien levaran anclas rumbo a América.
En esta minuciosa enumeración, sobresale la confianza a toda prueba que el santo depositaba en el jefe de la expedición, a quien conocía desde pequeño y consideraría su plenipotenciario en América.
Por otro lado, sorprende una y otra vez al lector, la previsión de Don Bosco que, ya antes de que ese primer grupo partiera hacia su nuevo lugar de misión, hacía planes para el futuro a corto, mediano y largo plazo. Y esto, ya se tratara de publicar una versión argentina de su famoso manual de espiritualidad juvenil o de preparar libros de texto para las futuras clases en castellano; de que no faltaran las atenciones con los nuevos bienhechores americanos ni los reconocimientos a los cooperadores del Oratorio que, con sus generosos donativos, habían hecho posible la costosa aventura misionera. No por nada, en pocos años, los salesianos estarían arraigados en la Argentina, llegando pronto a los países vecinos y hasta el casi inexplorado extremo austral del continente.
A continuación, la carta completa de Don Bosco al padre Cagliero, con un pie en el estribo:
1. Ten cuidado de la salud y de la moralidad de todos, y haz de modo que tengan el necesario descanso.
2. Al doctor Ceccarelli (1): que he recibido los 200 francos, y que le recomiendo el catecismo argentino, o sea una copia que se necesita para el “Giovane Provveduto” (2) en castellano.
3. Que Tomatis (3) traduzca mi aritmética en lengua española y me la mande, que la imprimiremos en Turín; vean si hay un buen texto de Historia Sagrada; en caso contrario, prepararemos uno.
4. No olviden dar un “Cattolico” (4) u otro libro al doctor Espinosa (5).
5. Cuando Allavena y compañeros (6) estén sobre el barco en Marsella, escríbeme en este sentido: “Todos bien venidos y con salud”. Si no han llegado, omite el “todos”.
6. Toda vez que en el viaje tengan ocasión, escriban; pero tú añade siempre una esquela confidencial para decirme lo que fuera del caso.
7. Empleen todas las atenciones con el señor Francisco Benítez (7), teniendo en cuenta que él es franciscano; esto es, que tiene el nombre de nuestro santo patrono (8).
8. Nadie se jacte de lo que sabe o de lo que hace; una vez con las manos en la masa, cada cual haga buenamente lo que pueda, sin ostentación.
9. Si tienen que mandar dinero, diríjanlo a don Rúa (9), por el conducto que indique el comendador Gazzolo (10).
10. En las cartas refiéranse siempre a las oraciones y demuestren gratitud a quienes los han beneficiado y a todos los cooperadores del Oratorio. Sobre esto, no teman decir demasiado.
11. Durante el viaje o al llegar, escribe alguna tarjeta a los principales bienhechores, como al marqués y a la marquesa de Fassati, mamá Corsi y familia; condesa de Callori; condesa Teresa Bricherasio, calle La Grange 20, etcétera. Estas cosas aprovecharán mucho a ustedes y a nosotros.
12. Si se necesita personal (11), escribe pronto, tanto para las hermanas (12) como para los salesianos; pero dí también tu parecer sobre quién se puede poner los ojos.
Yo los acompaño con las oraciones de cada mañana, y los recordaré a todos en la santa misa. Dios los bendiga donde quiera que vayan; recen por mí y por madre de ustedes: la Congregación. Amén.
Sac. Juan Bosco
Sampierdarena, 13 de noviembre de 1875.
Algunas aclaraciones para comprender mejor la carta:
(1) El padre Pedro Ceccarelli, doctor en teología y derecho, también italiano, era el párroco de San Nicolás de los Arroyos que esperaba a los salesianos en la Argentina (ver BS de octubre de 2024 y mayo de 2025).
(2) “Il Giovane Provveduto” era el nombre de una especie de manual de espiritualidad juvenil de la época, escrito y publicado por Don Bosco, que una vez traducido, en el mundo de habla hispana se conocería como “La Juventud Instruída”, con numerosas ediciones hasta bien avanzado el siglo XX.
(3) Domingo Tomatis era uno de los misioneros, doctorado en letras, el primero en aprender bien el castellano ya antes de partir. Don Bosco había escrito un libro de texto en italiano sobre aritmética y una comedia teatral para la divulgación del sistema métrico decimal.
(4) “Il Cattolico Provveduto” era otro libro escrito y publicado por Don Bosco.
(5) El padre Mariano Antonio Espinosa, doctor en teología, era el secretario del arzobispo de Buenos Aires, que comenzó a escribirse con Don Bosco ya antes de la llegada de los misioneros. Había estudiado en Roma y hablaba y escribía muy bien en italiano (BS de septiembre de 2024).
(6) Con diecinueve y veintiún años respectivamente, el clérigo Juan Bautista Allavena y el coadjutor Vicente Gioia eran los dos más jóvenes en el grupo de los diez primeros misioneros. Por este motivo tenían problemas con el pasaporte italiano y con el servicio militar. Por eso Don Bosco los hizo abordar el barco en el puerto francés de Marsella, ya que para cruzar la frontera entre Italia y Francia o para abordar el barco en ese país, no tendrían problemas de documentos (BS de junio de 2025).
(7) Francisco José Benítez, considerado el primer salesiano cooperador de América, era el presidente de la comisión de laicos encargada de la construcción del colegio de San Nicolás de los Arroyos que sería el primer secundario del norte de la provincia de Buenos Aires y el primer colegio salesiano fuera de Italia (BS de noviembre de 2024).
(8) Se refiere a San Francisco de Sales (1567-1622), patrono de la Congregación Salesiana.
(9) La organización de las misiones suponía muchísimos gastos para Don Bosco. Como se ve, él confiaba en que en algún momento pudiera haber correspondencia en el flujo de dinero. Don Miguel Rúa era su vicario y su más cercano colaborador.
(10) Juan Bautista Gazzolo era el cónsul argentino en Savona. Don Bosco depositó también en él una gran confianza ya que era el único que conocía los dos “mundos”, de Italia y de la Argentina, y le pidió que acompañara personalmente en el viaje a los misioneros (BS de agosto de 2024).
(11) Por “personal” quiere decir, en el lenguaje de la época, religiosos disponibles.
(12) Aunque las hijas de María Auxiliadora harán su primer viaje a América recién en 1877, Don Bosco ya piensa en ellas para sumarlas y aquí las menciona por primera vez como parte de su proyecto misionero.
BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – AGOSTO 2025