Uno de los fenómenos que identifica a la sociedad contemporánea es la irrupción del mundo juvenil como sujeto colectivo. Los jóvenes irrumpieron de modo determinante en grandes procesos revolucionarios como el “Mayo francés”, y hoy día lideran el progreso tecnológico y los nuevos lenguajes de la comunicación. Este protagonismo juvenil no pasa desapercibido en el corazón de la Iglesia: las peregrinaciones a Taizé y las multitudinarias jornadas mundiales de la juventud son manifestación del lugar activo y visible que los jóvenes quieren ocupar.
Esta mundialización del fenómeno juvenil ha sido asumida por el papa Francisco en el camino de reflexión pastoral para toda la Iglesia. Por eso convocó al XV Sínodo de Obispos sobre “los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”, a realizarse desde el 3 y hasta el 28 de octubre de este año.
Para su preparación se solicitó particularmente a los jóvenes que colaboren en la reflexión mediante distintos instrumentos de trabajo. Éste es, quizás, el rasgo central de este sínodo: que no es realizado “por” adultos “para” los jóvenes como sujetos pasivos, sino que asume e incita el “protagonismo juvenil” en cada una de las etapas.
Como hijos de Don Bosco, estamos llamados a responder al desafío del papa Francisco: ponernos a la escucha de la voz, la sensibilidad y la fe de cada joven; como también de sus dudas y críticas. Y que cada joven en nuestras obras pueda hacer sentir a todos su grito, resuene en nuestras comunidades y en ellos percibamos la voz de Dios.
Leonel Cánepa, sdb
BOLETÍN SALESIANO – OCTUBRE 2018