TED: ideas para mejorar la enseñanza escolar

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Durante una charla familiar, su padre bombero le comentó a Santiago Aranguri que cada día se pierde una persona en el país. Él entonces no lo dudó: dejó de lado esa aplicación que estaba desarrollando para armar partidos de fútbol entre amigos y se dedicó a inventar una para ayudar a encontrar a personas perdidas.

Con 15 años y en su tiempo libre, Aranguri aprendió lo necesario para crear la app que hoy se utiliza oficialmente en la Argentina para buscar gente. Él cuenta que sólo necesitó de un problema que lo motivara y de acceso a la información, o sea, a Internet. «Todo esto fue por fuera del colegio -dijo-. ¿Qué pasaría entonces si en la escuela le diéramos un espacio a solucionar un problema que a cada uno le importe? Resolveríamos un montón de problemas.»

La de Aranguri fue sólo una historia de las 16 que se relataron esta semana, en la Usina del Arte, en el TEDxRíodelaPlataED, una edición dedicada por completo a lo educativo.

Diego Golombek, doctor en biología, investigador del Conicet y presentador del evento, explicó a los 1200 asistentes que la idea fue abordar lo educativo desde los lugares más insospechados: las neurociencias, el periodismo, experiencias personales y también el aula.

La primera presentación le tocó al español Eduardo Sáenz de Cabezón, matemático, profesor y uno de los fundadores del grupo de monologuistas científicos The Big Bang Theory, que busca que las personas se «enamoren» de las ciencias. Y cree, para eso, en el poder de las historias. Lo predicó con el ejemplo: como si fuera un cuento, relató la muerte y el legado de Évariste Galois, matemático francés que perdió la vida en un duelo con sólo 20 años, el día después de haber escrito cartas y resoluciones matemáticas que aún hoy se estudian en álgebra abstracta.

El encuentro demostró también que se puede ir más allá del relato de una historia en el aula sumándole la dramatización. El caso testigo fue el de un personaje histórico: el mismísimo Charles Darwin, que, representado por un actor, contó su teoría sobre el origen de las especies.

Una de las charlas más conmovedoras fue la de Oscar Ghillione, director ejecutivo de Enseña por Argentina, que está convencido de que los chicos de contextos desfavorecidos pueden aprender y desarrollar sus habilidades en una trayectoria superadora. Después de un homenaje a su profesor de educación cívica, dijo: «¿Qué distingue a los buenos profesores? Su compromiso, darse cuenta de que no hay imposibles en educación, hay urgencias. Es necesario ser modelos, darles herramientas a los chicos para que ellos sean protagonistas».

Emprendedora social y creadora de Fundación Camino Abierto, Susana Esmoris busca dar respuesta a la problemática de la niñez y juventud en riesgo social a través de un proyecto autosustentable. «Yo sólo les enseño a cambiar de actitud. Soy una educadora que les muestra que hay otra vida», señaló.

La relación entre la tecnología y la educación fue otro de los pilares de las charlas. Pablo Fiuza, coordinador del proyecto DANE, dedicado a la generación de software para niños y jóvenes con discapacidad, destacó la importancia de las aplicaciones y las nuevas tecnologías. Y Santiago Ceria, director de la Fundación Sadosky, expuso su sueño de que todos los chicos del país aprendan a programar en la escuela primaria. Y lo justificó en tres razones: la computación funciona como medio expresivo para potenciar la creatividad; la escuela debería enfocarse menos en memorizar y más en aprender a pensar; y entender esta disciplina ayudará a comprender el mundo que nos rodea. Ahí radica la opción: programar o ser programados.

Silvana Corso relató cómo en la primaria le adjudicaban problemas de aprendizaje que le impedirían cursar el secundario. No sólo lo terminó: hoy ella es profesora de historia. También habló de Catalina, su hija, que nació con una parálisis cerebral severa, y de su lucha para que la sociedad la pudiera ver más allá de su discapacidad. No sólo consiguió que su hija -hoy fallecida- experimentara las vivencias en un colegio común, sino que ella dirige hoy una escuela de educación media inclusiva en la Capital. «Para que una sociedad cambie, el cambio debe empezar en la escuela», cerró Corso. El público la aplaudió de pie. Es que de eso se trató el encuentro.

 

Fuente: www.lanacion.com.ar

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