¿Quién es ese “hombre”, qué hace y qué le pide?

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Jesús en el sueño de Don Bosco.

Por: Luis Timossi, sdb

ltimossi@donbosco.org.ar

Don Bosco narrador “utiliza” los ojos de “Juanito” para contemplar esta especie de “aparición”: en aquel momento, apareció un hombre venerable, de edad madura, vestido noblemente. Lo ve como alguien surgido de la nada y lo define como “un hombre”, un varón. Para ese niño que había perdido a su papá antes de cumplir los dos años, la búsqueda de la imagen paterna será una característica de su personalidad. Quizá, desde su inconsciente proyecte esta figura sobre el personaje.

Pero a continuación le atribuye rasgos desconcertantes: “un manto blanco le cubría toda la persona, pero su rostro era tan luminoso que yo no podía mirarlo”. Según los arquetipos del inconsciente colectivo de Jung, “la blancura” y “la luminosidad” definen lo trascendente, lo divino. Esta figura, deja encandilado a Juanito, porque, durante todo el sueño, no llegará a descubrir quién es.

Para ese niño que había perdido a su papá antes de cumplir los dos años, la búsqueda de la imagen paterna será una característica de su personalidad.

Íntimo y con autoridad

A pesar de la confusión de Juanito, y de preguntarle tres veces: “¿quién es? dígame su nombre…”, este “hombre” lo conoce bien a él, tanto, que “me llamó por mi nombre”. Y le comienza a hablar con cariño y autoridad: “me ordenó ponerme al frente de aquellos jovencitos”. Llama la atención que todos los verbos con los que le señala cuál será su tarea, están en imperativo. No son simples consejos, es un proyecto de vida que él debe realizar.

Juanito reacciona con cierto recelo frente a un desconocido: “mi madre me dice que no me junte con aquellos que no conozco”, y con el aire despierto que lo caracterizaba: “¿pero, quién es usted que habla de este modo?” 

Este “hombre” es quien le da todas las pautas y el modelo de lo que debe realizar, es decir, su misión. “No con golpes, sino con la mansedumbre y la caridad deberás ganarte a estos tus amigos. Ponte entonces inmediatamente a enseñarles sobre la fealdad del pecado y la hermosura de la virtud”. La caridad hecha amabilidad, es el medio fundamental, el recurso único y primeronada de golpes

La amistad se convierte en la categoría relacional que debe adquirir Juanito.

Pero los tiene que “ganar”, esta sí es una tarea. Y ya no se trata de niños que blasfemaban o peleaban, ahora los llama “tus amigos». Así, la amistad se convierte en la categoría relacional que debe adquirir Juanito

“Ponte inmediatamente”, esta misión no admite demoras, ¡los jóvenes pobres y abandonados no pueden esperar! Por eso, le cambia radicalmente la tendencia instintiva que había manifestado al inicio: “me lancé inmediatamente a hacerlos callar”, ahora el inmediatamente se dirige a una actividad educativa: “a enseñarles”. No es la violencia, sino la educación el recurso fundamental para la transformación auténtica de los jóvenes. 

Y le regala una “maestra”

Frente a la insistencia obstinada de Juanito que le reclama: “¿dónde, con qué medios podré adquirir la ciencia?” El hombre le confirma: “Yo te daré la maestra bajo cuya disciplina puedes llegar a ser sabio”. Es esta otra de las grandes sorpresas de este sueño. Si él era quien le daba la misión ¿por qué no le dijo: “no te preocupes, yo te voy a acompañar, yo voy a ser tu maestro”? Más, sabiendo que Él mismo había dicho: “ustedes no dejen que nadie los llame ‘maestro’, ustedes solamente tienen un Maestro”.

Sin embargo, para la misión salesiana con los niños más necesitados, se necesita la sabiduría de una maestra

Para la “misión salesiana” con los niños más necesitados, se necesita la sabiduría de una “maestra”.

“Dígame su nombre”. Juanito insiste en querer saber ante quién está. El personaje le responde con una de las expresiones quizá más entrañables del sueño: “mi nombre pregúntaselo a Mi Madre” (escritas así con mayúsculas). Jamás Juanito da a entender que está hablando con Jesús y María, pero todas las expresiones del narrador insinúan que esa es la verdad. Es una manera muy ingeniosa de decir sin decir. Es un hábil recurso que permite el género literario de sueño que está utilizando. Salta a la vista que Don Bosco no quiere aparecer como un visionario, pero al mismo tiempo no puede negar la evidencia. El personaje al que no le podía ver el rostro por lo luminoso que era… es: “el hijo de aquella a quien tu madre te enseñó a saludar tres veces al día”.

BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – SEPTIEMBRE 2024

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