Soñar despierto

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¿Una manera de evadir la realidad o el primer paso para proyectar el futuro?

Por Mariana Montaña //

marianammm@gmail.com

La sala de espera de un consultorio sin buena señal de internet, un largo viaje en colectivo, una noche en vela de esas que traen pensamientos sin parar, una tarde de lluvia en vacaciones… Son varias las situaciones en la que somos tentados a entrar en un estado de ensoñación, esos largos minutos en los que nos disponemos a ‘soñar despiertos’

Por un lado sabemos que el sueño es dominio del inconsciente y no podemos abarcarlo todo, conocerlo todo, develar el misterio; pero aún así, buscamos hacerlo consciente siempre que podemos.

“Qué pérdida de tiempo”

En un mundo donde la rapidez y el aprovechar minuto a minuto es regla de vida, difícil será que alguien valore ese momento de quietud como algo positivo para nuestra salud. Puedo disfrutar de estar esquivando una realidad tediosa mientras “viajo” al momento en el cual el deseo se hace posible, no se cumple del todo, solo nos acercamos un poco, cuestión de ver si luego se puede hacer concreto, real.

En un mundo donde la rapidez y el aprovechar minuto a minuto es regla de vida, difícil será que alguien valore ese momento de soñar, de quietud como algo positivo para nuestra salud.

También hay personas más “prácticas” que se preguntan para qué soñar si tengo que ponerme a trabajar para lograrlo, mejor empezar a planificar. El lugar seguro, el camino transitado que sabemos que luego de varios intentos tiene chance de triunfar, es así. Lo que no terminamos de ver es que quizá una acción precede a la otra, soñar despierto es el paso anterior a planificar. Sin visualizarlo, podría llevar más tiempo. 

Vivimos en una sociedad donde el logro relacionado con el éxito, generalmente económico, es muy preciado. Sin embargo, los que reconocemos que el viaje puede ser más fructífero que el punto de llegada, también creemos que ‘robarnos’ un poco de tiempo para soñar juntos y compartirlo, puede traernos grandes aspiraciones

Encontrar el equilibrio entre la imaginación y la realidad es fundamental para una vida plena.

«Soñar despiertos» nos lleva a un territorio intermedio entre la vigilia y el sueño, nuestra imaginación se libera, nos permite explorar posibilidades y deseos. Aunque algunos puedan considerarlo una pérdida de tiempo en un mundo obsesionado con la productividad y el éxito material, estos momentos de reflexión creativa pueden ser increíblemente valiosos. Nos permiten visualizar nuestros objetivos y planificar el camino para alcanzarlos, además de brindarnos placer y enriquecer nuestra experiencia vital. 

Un equilibrio posible

Pero también existe un peligro: pasarnos al otro extremo. Vivir adictos a soñar despiertos todos, esquivando la realidad. Consumir fantasías en las redes, en las series, en los chimentos de la vida de otros… Son momentos que generan placer porque nos alejan de lo que duele. Pero no hay equilibrio posible si ante cualquier molestia me voy al lugar de gozo: el que me da un espacio idealizado de fantasías coloridas. 

Si vivo todo mi tiempo ‘soñando despierto’, tampoco conoceré el conflicto y sin él, no hay vida posible.

Como los espejos engañosos de aquellos que quieren convencernos de que vivir así no ‘sirve’. Cuidado, aquel que escapa de esa realidad, está perdiendo mucho, ya no habrá estructura donde encontrarse con otros. Si vivo todo mi tiempo ‘soñando despierto’, tampoco conoceré el conflicto y sin él, no hay vida posible. Quizá debamos tener cuidado de no caer en una adicción a la evasión de la realidad a través de fantasías, ya que eso nos privará del conflicto, necesario para el crecimiento personal y las relaciones auténticas. Encontrar el equilibrio entre la imaginación y la realidad es fundamental para una vida plena.

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