“A caballo” de muchas preguntas

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BoJack Horseman, disponible en Netflix

Por Alejandro Fernández 
alebu@gmail.com

BoJack Horseman
6 temporadas (2014-2020)
Disponible en Netflix
(Para mayores de 16 años)

En tiempos de cuarentena, la pantalla parece tomar una de las características de Dios: la omnipresencia. Y a través de diferentes producciones audiovisuales nos sumergimos en mundos narrativos que construyen sus propios sentidos: recuperamos la esperanza tras un final emotivo o lloramos por la muerte de un personaje. Nos identificamos con un relato al que aceptamos en gran medida gracias a las destrezas de los directores para contarnos la historia.

Nos demos cuenta o no, cuando vemos una serie o una película firmamos un contrato invisible y —por un rato— le creemos. Así también, sin darnos cuenta, se nos vuelve verdadero o correcto aquello que se nos plantea.

Pero, ¿qué pasa cuando una serie busca romper esa dinámica? O, más bien, cuando nos hace creer que nos va a llevar por ese camino, y termina diciéndonos: “No, no te voy a dar un ‘mensaje final’, ni resolver para bien —o para mal— la vida de los protagonistas”. ¿Qué pasa cuando una serie dice: “No hay ‘solución’. Esto es como la vida, que sigue, simple y complejamente, día a día, ¡con lo bueno y lo malo!”?

BoJack Horseman, una serie que recientemente finalizó, se anima a dar este paso, o más bien este salto. Y lo irónico es que logra ser tan humana porque los personajes —sobre todo los principales— son animales.

Durante sus seis temporadas la serie, sigue la vida de una ex-estrella de una sitcom de los años noventa, el caballo Bojack Horseman, y su relación con un mundo tan superficial como el de “Holliwoo” —no escribí mal… es sin “d” en la serie, ya verán por qué— del cual se burla. 

Pero, sobre todo, Bojack se ríe de sí misma como serie, con un humor ácido y a veces autodestructivo. Y al hacerlo desarma la “seriedad” con la que tantas series se presentan a sí mismas como las que vienen a traer “luz” sobre la realidad.

Si sobre algo trae luz esta serie, casi “mayéuticamente” —es decir, con el método que Sócrates utilizaba para que las personas con las que hablaba “dieran a luz” su propia verdad—, es que se declara a sí misma incompetente para revelarnos la verdad de la existencia y de la vida: “Sólo sé que no sé nada”, decía irónicamente el mismo filósofo.Esta serie deja que las preguntas que se hacen Bojack y sus amigos Todd, Princesa Carolyn y el señor Pennabutter, nos sigan rebotando. Nos devuelve la pelota y tenemos que ser nosotros mismos —ya no “meros espectadores”—, los que debemos encontrar nuestras propias respuestas. “A caballo” siempre, de esas preguntas existenciales…

BOLETIN SALESIANO – SEPTIEMBRE 2020

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