¡Las queremos vivas!

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Paren de matarnos

¡Oh, oh,oh!Paren, paren.
¡Oh,oh,oh! Paren de matar.

Salí para el trabajo y no fui.
Salí para la escuela y no llegué.
Salí del baile y me perdí.
De pronto, me desdibujé.

Mis amigos me buscan por ahí.
Los vecinos pegaron un cartel.
En los postes de luz del barrio,
en la calle, en el subte, en el tren.

Me busca mi hermano, me busca mi madre,
perdí contacto ayer a la tarde.
Vino la tele, habló mi padre,
la red explota, el Twitter arde.

Si tocan a una, nos tocan a todas,
el femicidio se puso de moda,
el juez de turno se fue a una boda,
la policía participa de la joda.

Y así va la historia de la humanidad,
que es la historia de la enfermedad,
Ay, carajo, qué mal que estamos los humanos, loco.
¡Paren de matarnos!

Dicen que desaparecí
porque estaba sola por ahí.
Porque usaba la falda muy corta,
se la pasan culpándome a mí.
Me dijeron que diga que sí,
me mataron desde que nací.
Me obligaron a ser una esclava:
lava y lava, y a parir.

De sol a sol, de noche y de mañana,
me matan y mueren todas mis hermanas.
Me duele el cuerpo y las entrañas.
¡No quiero que me toques, chabón,
no tengo ganas!
 
(Continúa…)

Artista: Miss Bolivia
Álbum:Pantera (2017)

En Argentina hay cincuenta ataques sexuales por día y aproximadamente cada treinta horas muere una mujer a causa de la violencia de género. Entre 2015 y 2016 se realizaron multitudinarias marchas en varios países latinoamericanos bajo el lema #NiUnaMenos. Escuchamos hablar de “femicidio” por todas partes: es el reflejo de una sociedad que no logra entender que toda vida es un don, donde el camino elegido es la violencia y el prejuicio, donde hacerse el desentendido de los problemas “ajenos” es moneda corriente.

“Paren de matarnos”, dice Miss Bolivia, reflejando el grito de muchas mujeres. Cada vez es más frecuente escuchar sobre estos casos. Nos indignamos, nos duele. El miedo se nos mete en las venas, y cada vez que salen de casa tenemos miedo de que no vuelvan, de que alguien se lleve sus vidas, como si fueran sus dueños. Buscamos culpables y, casi sin quererlo, las culpamos a ellas: “Porque usaba la falda muy corta, se la pasan culpándome a mí”, dice la cantautora.

Queremos que estas cosas dejen de pasar pero todos los días se suman más nombres a la triste lista. La realidad nos sacude y no podemos quedarnos callados. Cada vez se escucha más fuerte el grito que pide igualdad:“¡Nos queremos vivas!”.Tenemos que “dejar de matar” con el machismo y los prejuicios que caracterizan a nuestra sociedad. Tenemos que educar para generar el cambio, para que nadie sienta que puede arrebatarle la vida a otro.

Para seguir reflexionando:

  • ¿Lográs ponerte en el lugar de esas mujeres, en la desesperación de sus familias?
  • Pensando en tu día a día, ¿usas palabras, gestos o expresiones que pueden ser ofensivos hacia las mujeres?
  • ¿Cuáles son los valores que nuestra sociedad necesita engendrar para que esto deje de pasar?

Por Claudio Montenegro • claudiomartinmontenegro@gmail.com

Boletín Salesiano, mayo 2017

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