La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida

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Se Dio Vuole, —Si Dios quiere, en español— es una película italiana que se estrenó en el año 2015 y que se puede encontrar en la plataforma de contenidos Netflix.

En la historia el Dr. Tommasso De Luca es un exitoso médico cirujano, casado y padre de dos hijos. Uno de ellos, André, le dice a su familia que tiene algo importante que contarles. Y frente a todos los pronósticos André le plantea a su familia su deseo de ser sacerdote. Esta “terrible” noticia, sobre todo para su padre que deseaba un hijo “exitoso”, lleva al Dr. Tommasso en primer lugar a  perseguir al carismático sacerdote que le planteó la duda vocacional a su hijo. Pero también será una oportunidad de a cambiar su perspectiva de Dios, la fe y la vinculación con lo trascendente.

El film resulta un buen punto de partida para analizar además la relación que cada uno de nosotros tiene con la fe y los modos de transmitir esa experiencia. En el mundo cotidiano que se muestra, muy similar al nuestro, la fe se vuelve un accesorio, un elemento más que permite sortear las circunstancias difíciles de la vida. En ese contexto la presencia de Carlos, un sacerdote carismático, cercano y muy concreto en la praxis Evangelio-vida, interpelará a cada una de las personas que se encuentren con él.

Otro punto interesante para el análisis es la presencia de Dios, quien —cuando se le da espacio— puede ir transformando la manera de mirar y de mirarse de cada uno. En el film cada uno de los integrantes de la familia De Luca brilla por su superficialidad. Sin embargo cuando habilitan la pregunta por Dios les resulta viable abrirse a nuevas posibilidades.

Si miramos la película con estos lentes, tal vez la misma nos permita pensar qué Dios les mostramos a los chicos y chicas con los que trabajamos, y qué preguntas de fe suscitamos en ellos. En definitiva esto se da Si Dios quiere, pero también si nosotros, educadores, lo habilitamos.

Para pensar:

  • ¿Generamos interrogantes de fe a los jóvenes?
  • ¿Nos animamos hablar de Dios? ¿A nombrarlo?

 

Por Zamira Montald y Federico Alustiza

BOLETÍN SALESIANO – AGOSTO 2018

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