Hijos de un migrante

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La cercanía con los que vienen de afuera, una clave para ser fieles a Don Bosco.

Don Bosco supo desde chico lo que era vivir lejos de su familia y de su tierra. Para poder estudiar y trabajar debió separarse de su madre y hermanos. Esta experiencia, junto con otras que debió afrontar a lo largo de su vida, despertaron en él una profunda sensibilidad por la realidad de los migrantes. Así se lo hizo saber a los primeros misioneros: ese legado llega hasta nuestros días, más vigente que nunca.

En el corazón de Don Bosco

A partir del año 1860 comienza a darse en Argentina un flujo migratorio muy importante proveniente de Italia, que se explica por el proceso de unificación que está atravesado el país europeo. Por aquel tiempo Don Bosco venía recibiendo pedidos de enviar misioneros a distintas tierras en África, India o Europa.Y también por esos años tiene sus sueños misioneros, que van a ir orientando sus decisiones. Por esa época entra en contacto, además, con el cónsul Gazolo, representante argentino en Italia.
Todos estos factores van a contribuir para que Don Bosco identifique en los pueblos originarios a esos personajes que aparecían en sus sueños, y comience a pensar en la Tierra del Fuego como lugar de misión. En este contexto,la migración de italianos hacia Argentina es un elemento importante en el discernimiento. De hecho, en la despedida a los misioneros, en noviembre de 1875, les dice claramente que cuiden mucho de los inmigrantes. Los inmigrantes—y los hoy llamamos“pueblos originarios”—están en el corazón de Don Bosco cuando toma la decisión de mandar a sus misioneros a la Argentina.

Desde la primera hora

Cuando los salesianos llegan a la Argentina se instalan en el barrio porteño de Congreso, donde estaba la iglesia Mater Misericordie, que congregaba a numerosos inmigrantes italianos. Si bien siempre estaba presente la idea de ir a San Nicolás de los Arroyos, Cagliero—uno de los misioneros—se acerca también al puerto, a la zona de La Boca, donde se encuentra con muchos jóvenes inmigrantes, que lo reciben con una actitud amenazante.
Luego de ese episodio va a visitar a monseñor Aneyros, arzobispo de Buenos Aires, y le plantea lo importante que sería instalarse allí. Así surge la primera parroquia salesiana del mundo: San Juan Evangelista. Si bien Don Bosco nunca había aceptado parroquias,el contexto de misión y de acercamiento a los inmigrantes lo hacen aceptar.
A partir de ahí surge y continúa hasta nuestros días el vínculo entre los inmigrantes y la obra salesiana en nuestro país.En este sentido, hay que remarcar que algunos de los espacios más importantes con los que hoy cuenta la obra salesiana en Argentina, fueron donados por familias de inmigrantes. Son incontables, además,las contribuciones que hicieron desde su entrega, trabajo y saber los salesianos inmigrantes, que por décadas fueron mayoría.

Una fidelidad dinámica 

En la actualidad, los nuevos inmigrantes que llegan a nuestro país, muchos de ellos provenientes de Bolivia, Paraguay o Perú, suelen asentarse en espacios de la periferia, donde crían a sus hijos, que se vuelven destinatarios privilegiados de nuestra misión.

El mismo Juan Bosco es migrante de la zona rural hacia la ciudad.

Es normal que si uno trabaja pastoralmente en las barriadas o en las zonas populares, entre en contacto con la devoción de la Virgen de Copacabana odeUrkupiña. Capillas que la obra de Don Bosco anima tienen estas advocaciones; oratorios y espacios juveniles han sido bautizados con esos nombres.
La fidelidad de los salesianos a los jóvenes pobres e inmigrantes es una fidelidad dinámica. Si uno entra al templo de San Juan Evangelista en La Boca, por ejemplo, puede ver los altares son del norte de Italia, pero los santos que se veneran pertenecen al sur de ese país; y se enriquecen, finalmente con las de nuestra señora de Caacupé, de Paraguay, o la Señora de la Puerta, de Perú.

Valdocco: lugar de inmigrantes 

Si bien hay congregaciones que tienen como objetivo fundacional el acompañamiento de los migrantes, los salesianos siempre han sostenido esta inquietud. Juan Bosco es migrante, los Bosco son migrantes en la zona de Chieri. Él se dedica desde el comienzo a jóvenes pobres en las periferias de Turín que también son migrantes. Si se observa con atención en los diálogos de Juan con los chicos, suele aparecer el lugar de procedencia de cada uno: “Yo soy Domingo Savio, de Mondonio”. El oratorio en Turín sigue abierto a los inmigrantes, hoy en día mayoritariamente musulmanes. Valdocco es un lugar de inmigrantes. Ser fieles a la misión de Don Bosco es también atender y velar por la inclusión y el bienestar de los inmigrantes.

Por Alejandro León, sdb •redaccion@boletinsalesiano.com.ar
Boletín Salesiano, abril 2018

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