Francisco proclamó santo al Cura Brochero

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Francisco canonizó en una misa celebrada en la Plaza San Pedro, a la que se calcula asistieron unas 80 mil personas, al sacerdote argentino José Gabriel del Rosario Brochero.
El cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las causas de los santos, hizo la petición para que el sacerdote argentino, junto a otros seis beatos –un adolescente mexicano, un obispo español, un religioso francés, dos sacerdotes italianos y una religiosa francesa–  sean inscriptos en el libro de los santos.
Tras la lectura de una breve reseña biográfica de cada uno, Francisco leyó la fórmula de canonización y a las cinco y media –hora argentina– el pontífice inscribió en el Catálogo de los Santos al Cura Brochero, el primero que nació, vivió y murió en la Argentina. Posteriormente fueron colocadas las reliquias de los nuevos santos delante de la imagen de la Virgen.
De la ceremonia en la Plaza de San Pedro participaron representantes políticos argentinos, además de casi cuarenta obispos, unos doscientos sacerdotes y más de dos mil peregrinos, en su mayoría cordobeses.

Los niños de los milagros
Al momento de la entrega de las ofrendas, se acercó al altar el adolescente cordobés Nicolás Flores Violino, quien cuando tenía ocho meses quedó en estado vegetativo y con problemas neurológicos severos tras sufrir un accidente vial y su recuperación sin explicación médica hizo que el Cura Brochero sea declarado beato.
También se acercó la niña sanjuanina Camila Brusotti, quien a los 8 años fue golpeada por su madre y su padrastro, y cuya recuperación fue considerada el segundo milagro por intercesión del Cura Brochero para ser proclamado santo.


Los santos son hombres y mujeres que lucharon apoyados en la oración
En la homilía, el Papa hizo referencia a las lecturas del día y destacó que los siete nuevos santos “han alcanzado la meta, han adquirido un corazón generoso y fiel, gracias a la oración: han orado con todas las fuerzas, han luchado y han vencido”.
“Este es el estilo de vida espiritual que nos pide la Iglesia: no para vencer la guerra, sino para vencer la paz”, explicó.
Francisco afirmó que el modo de obrar de los cristianos consiste en “estar firmes en la oración para permanecer firmes en la fe y en el testimonio” y, si bien reconoció que puede haber cansancio en esta tarea, recordó que “no estamos solos, hacemos parte de un Cuerpo. Somos miembros del Cuerpo de Cristo, la Iglesia, cuyos brazos se levantan al cielo día y noche gracias a la presencia de Cristo resucitado y de su Espíritu Santo”.
“Orar no es refugiarse en un mundo ideal, no es evadir a una falsa quietud. Por el contrario, orar y luchar, y dejar que también el Espíritu Santo ore en nosotros. Es el Espíritu Santo quien nos enseña a rezar, quien nos guía en la oración y nos hace orar como hijos”, señaló.
Francisco puntualizó que “los santos son hombres y mujeres que entran hasta el fondo del misterio de la oración. Hombres y mujeres que luchan con la oración, dejando al Espíritu Santo orar y luchar en ellos; luchan hasta el extremo, con todas sus fuerzas, y vencen, pero no solos: el Señor vence a través de ellos y con ellos”.

Para conocer más sobre los retiros de Cura Brochero ingresar en: https://www.boletinsalesiano.com.ar/como-puchero-a-la-criolla/

Fuente: www.aica.org.ar

 

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