Enredados

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El patio invita y la temperatura agradable se presta para compartir unos mates o tereré, el mate frío típico del Litoral. Un grupo de jóvenes del Movimiento Juvenil Salesiano se junta en el centro Domingo y Laura de la ciudad de Corrientes. ¿La excusa? Charlar un rato sobre un tema que es parte de sus vidas, casi en forma inadvertida y cotidiana: las redes sociales. Ellos son Andrea, Facundo, Macarena, Nahuel, Rosario y Tomás. La charla arranca con una pregunta bien concreta.

¿Qué redes sociales utilizan?

Todos coinciden en el siguiente orden: Instagram, Whatsapp y Facebook. Nahuel agrega: “Uso Amino, una aplicación parecida a Facebook pero para compartir sobre todo contenido de animé. Andrea comparte que usa Snapchat para subir fotos y chatear a los que siguen esa aplicación. Nahuel y Rosario tienen ambos, cuentas en Youtube, mientras que Facundo y Tomás dicen estar en Twitter para leer noticias.

¿Cómo es la participación en las redes?

“Depende de qué es lo que quiera hacer en el día, o cómo estén mis ánimos. La mayoría de las veces estoy como observador nomás, pero si hay algo que me llama la atención y quiero compartirle a los otros, lo hago”, afirma Nahuel, que cuenta también su experiencia en Youtube: “Miro videos sugeridos sobre teorías científicas que me gustan. Algunas veces subo videos de cover de guitarra y explico cómo tocar, aunque no esté ‘monetizado’ —es decir, que la plataforma Youtube le pague al creador del contenido—. Es para que otras personas puedan aprender”.

“Hay personas que ‘en persona’ son una cosa y en las redes son otra”

Andrea agrega: “A mí también me gusta mucho observar las cosas que suben las personas y también criticar o compartir. Pero me gusta más observar las fotos, las cosa que suben, los comentarios que hacen”.

Rosario dice que en las “historias” de Instagram: “soy de subir, pero publicaciones no”, mientras que Macarena manifiesta que en su caso es “mitad y mitad”: “Como estoy a cargo de un grupo juvenil, la mayoría de las veces sólo subo fotos del grupo en general, y sí suelo observar y compartir aquellas cosas que me llaman la atención”.

“En Twitter suelo ‘retwittear’ —dice Facundo—, pero no subo algo que yo escriba, sino para informarme de lo que pasa a mi alrededor. En Instagram subo cuando siento que tengo que compartir algo, no todo el tiempo”, añade.

Tomas relata que para él “Twitter fue un incentivo para que me llamaran la atención un par de temas y empecé a agarrar libros, enterarme de algunas cosas. No es que me enseñó y me educó, pero sí me incentivó a que yo mismo me siga educando”, explica. Aunque aclara: “Lo que haga depende de la red social. En el caso de Twitter participo un poco más de lo que puedo hacerlo en Instagram. Me gusta mucho hablar de temas políticos, sin insultar a nadie, todo con una lectura previa, para no ‘pifear’ y que te lo echen en cara”.

 ¿Las redes les permitieron conocer nuevas personas?

Andrea asegura que le sirvió para conocer más gente. “Hay personas que ‘en persona’ son una cosa y en las redes son otra. Publican cosas no muy buenas, intentan aparentar algo, pero en la vida real no lo son. En esto coincide Facundo, al contar que “por ahí lo que no les gusta en la vida real, en las redes sociales intentan ocultarlo y mostrarse de otra forma”.

Por su parte, Nahuel sostiene que “por chat soy mucho más elocuente que en persona, y menos tímido para comunicarme. Pero es porque tengo la posibilidad de pensar detenidamente qué palabra usar para no equivocarme.

“No somos animadores sólo el día que tenemos actividad, sino toda la semana. Y hasta en las redes sociales”.

El lenguaje, la escritura… ¿se utilizan de otro modo en las redes?

Nahuel trata de expresar las ideas que quiere transmitir con las palabras más simples, para que todos puedan entender. ¿Cambió la forma de escribir? La respuesta unánime es que sí. Mucho, dice Andrea, y Rosario considera que es para bien.

¿Cómo es la vida de fe en las redes sociales?

“Junto con Tomi y otro chico manejamos el Instagram de nuestro grupo —cuenta Facundo—. Lo abrimos el año pasado y de a poco nos vamos metiendo en la red social, para que la gente sepa lo que hacemos y también para estar en contacto con otras comunidades del Movimiento Juvenil Salesiano”.

Macarena también administra la cuenta de su grupo y aclara que la crearon “no sólo porque otras comunidades lo tenían, sino también para que los padres vean lo que estamos haciendo con los chicos”, y agrega que, en lo personal, sube bastante cosas de la Iglesia.

Vuelve a tomar la palabra Tomás: “Tenemos que cuidarnos en los contenidos que compartimos, no somos animadores sólo el sábado o cuando tenemos actividad, sino toda la semana, y hasta en las redes sociales. Los chicos nos ven como ejemplo, y lo que publicamos influye en ellos”.

Un grupo de jóvenes animadores de la obrasalesianaDomingo y Laura de la ciudad de Corrientes, compartieron unos mates en una cálida tarde de domingo para hablar sobre el uso de las redes sociales. Las respuestas a las preguntas son un resumen de lo conversado.

¡Animáte a repetir la experiencia en tu grupo, escuela o capilla y dale también la voz a los jóvenes!

 

Por Juan Pablo Vallejos • jvallejos@donbosco.org.ar

BOLETIN SALESIANO – MARZO 2019

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