En memoria suya

0
1112

A 500 años de la primera misa en territorio argentino

cavagnari_baja

 

Jerusalén. Proximidades del año treinta y tres después de Cristo. Tendrá lugar lo que recordamos cada Semana Santa. Jesús ha indicado a sus apóstoles que preparen lo que pasará a ser la Última cena y por eso mismo la primera misa de la historia.

Esa noche el Maestro los seguirá instruyendo. Lavándoles los pies subraya el lugar central de la caridad: “No hemos venido a ser servidos, sino a servir …”. Y la entrega de sí mismo, que llegará a su manifestación culmen en la cruz, la anticipa cuando, tomando el pan y el vino, les anuncia que está entregando su cuerpo y derramando su sangre.

Y les pide: “Hagan esto en conmemoración mía”. A partir de aquel momento, nuestra fe nos lleva a reconocer que bajo las especies de pan y de vino, en el misterio sacramental de la Eucaristía, se encuentran el cuerpo y la sangre de Cristo. Las primeras comunidades cristianas hablarán de “la fracción del pan”. Y junto al anuncio del Evangelio, irán haciendo memoria de la entrega del Señor. Esto se fue trasmitiendo de generación en generación, y fue pasando a otras poblaciones, países y continentes.

 

En Santa Cruz

Sudamérica. Febrero de 1520. Cinco embarcaciones procedentes de España recorren las costas occidentales del sur del continente: son la Trinidad, San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago. La escuadra está al mando de don Fernando de Magallanes. Los más de doscientos tripulantes, entre ellos cuatro clérigos, conocen bien las instrucciones reales: exploración y comercio. Los impulsa el sueño de encontrar hacia el sur un paso occidental a las Indias y dar la vuelta al mundo.

Como cada hostia que se parte y reparte, el cristiano está llamado a entregar su vida por los demás.

El 31 de marzo encontraron una profunda boca continental que parece devorarse al mar. Nombraron a la bahía como de San Julián y decidieron establecerse allí para explorarla y verificar si se trataba del canal que los conduciría a Asia. Al día siguiente, en ese mismo lugar, se celebró la primera misa en el territorio que tres siglos después será la República Argentina.

Ese día era el domingo de Ramos. El sacerdote era Pedro de Valderrama. Allí los doscientos españoles participaban de una liturgia a la que unas pocas decenas de personas del lugar asistían con más curiosidad que entendimiento. A pesar de los aciertos y errores de los hombres, se iba abriendo paso el anuncio de la Buena Noticia del Evangelio.

 

En Turín

Turín, Italia. Año 1841. El joven diácono Juan Melchor Bosco es ordenado sacerdote. Y el 6 de junio celebra su primera misa. Dios le ha inspirado a dedicarse a los niños y jóvenes, especialmente los más pobres. Llega el momento de convertirse en sacerdote y su lema será: “Denme almas, llévense todo lo demás”. En el centro de su vida está la caridad que lo lleva a entregarse a los chicos, poniendo en segundo lugar cualquier otro interés.

Hacemos mención de Don Bosco porque somos Familia Salesiana. Pero no perdemos de vista la infinita cantidad de sacerdotes que, en otras lenguas y lugares, bajo otros carismas o situaciones, han llegado a celebrar la misa, respondiendo al histórico pedido del Señor de hacer aquello en conmemoración suya.

 

En cada una de nuestras ciudades

Pasaron casi dos mil años después de la primera misa y quinientos de la primera celebrada en territorio argentino. Ha habido enorme cantidad de cambios en paisajes, culturas y costumbres. Lo que no ha cambiado es Jesucristo, y su deseo de permanecer en medio nuestro. Como cada hostia que se parte y se reparte, también el cristiano está llamado a entregar su vida por los demás.

La participación en la misa no es algo que nos aparta del mundo y se nos ofrece como un refugio donde escondernos. Por el contrario, nos ofrece una doble mesa, la del Pan de la Palabra y la del Pan de la Eucaristía, para que alimentados por ellos podamos servir a todos en la construcción de un mundo mejor. La misa no finaliza cuando el sacerdote nos indica “podemos ir en paz”, finaliza y tiene su mayor fruto cuando en el lugar que estamos somos capaces de vivir el amor, el perdón y el servicio.

 

500 logO

El 1 de abril serán las celebraciones oficiales por los 500 años de la primera misa en territorio argentino. Podés encontrar más información en primeramisaargentina.wixsite.com

 

Por Ángel Amaya, sdb • aamaya@donbosco.org.ar

BOLETIN SALESIANO – MARZO 2020

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí