El valor del tiempo

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Aprovechar la vida como don gratuito de Dios


Queridos amigos,

Hace unos días, conversando con un amigo octogenario, él me aconsejaba que viviera apasionadamente:que exprimiera la vidacomo un limón o un racimo de uvas. Esto no quiere decir vivir alocadamente de acá para allá. Se refiere, más bien, aser dueños de la propia vida, un regalo recibido como verdadero donpor el Señor. Les ofrezco entonces una breve reflexión acerca del tiempo y sus posibilidades.
Imaginémonos que existe un banco que cada mañana deposita en nuestra cuenta una importante suma de dinero. Pero este banco no mantiene nuestro saldo de un día para el otro: cada noche borra el dinero que no hemos gastado.Tampoco se permiten cargos a cuenta, se debe vivir con el saldo de cada día.Cada uno de nosotros tiene ese banco:su nombre es tiempo.

  • Para entender el valor de un año, podemos preguntarle a algún estudiante que haya tenido que rehacer el curso.
  • Para entender el valor de un mes, le podemos preguntar a la madre que alumbró a un bebé prematuro.
  • Para entender el valor de una semana, le preguntaremos al editor de unarevista.
  • Para entender el valor de una hora, pueden ayudarnos los enamorados que esperan encontrarse muy pronto.
  • Para entender el valor de un minuto, le preguntaremos al viajero que perdió el tren o el avión.
  • Para entender el valor de un segundo, podemos preguntar a quien estuvo a punto de tener un accidente y se salvó por un instante.
  • Para entender el valor de una fracción de segundo, le podemos preguntar al deportista que ganó por esa diferencia de tiempo la medalla de oro en unos Juegos Olímpicos.

Así es el tiempo.Por eso creo que debemos atesorar cada uno de los momentos que vivimos.Y ese tesoro tendrá mucho más valor si lo compartimos con personas que nos aprecien tanto como para dedicarnos parte de su tiempo.
No lo olvidemos: el tiempo no espera a nadie.Y lo que es más importante: como creyentes sabemos que el tiempo es sólo una medida, pero el don es la vida misma, ese regalo maravilloso recibido por gratuidad, como don de Dios, para compartirla y serrealmente felices.
Les deseo, amigos lectores, que no se nos pase la vida de cualquier manera. Una vez que se ha hecho la experiencia de vivir en profundidad, exprimiendo todo lo bello que encierra, a pesar de las dificultades que puedan suceder, es apasionante aceptar este reto.

Por Don Ángel Fernández Artime, sdb
Boletín Salesiano, septiembre 2017

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