Religiosos de las regiones Patagonia-Comahue denunciaron ayer que un emprendimiento minero ubicado en la zona de Las Nenas, Neuquén, puede estar contaminando las aguas de la cuenca del río Catán Lil que utilizan para consumo los habitantes de la región.
Representantes de congregaciones religiosas católicas de las diócesis patagónicas expresaron su solidaridad y preocupación para con los vecinos y pueblos originarios de la localidad neuquina Las Coloradas, y reclamaron una solución al conflicto por la explotación de la mina La Voluntad.
«En el caso de la mina La Voluntad se podría producir la contaminación de la cuenca del río Catán Lil, con los vertidos de filtrados de ácido sulfúrico, metales pesados suspendidos, derrames de combustibles, afectando toda forma de vida a lo largo del río, cuyas aguas son usadas por los habitantes del lugar», sostuvieron.
En una declaración difundida tras una reunión en San Martín de los Andes, los religiosos rechazaron los procesos de producción de la minería a cielo abierto o megaminería, al asegurar que «en todas las etapas producen daños ambientales imposibles de controlar y de reparar».
Los religiosos fundamentaron su planteo en la encíclica «Laudato si'», en la que el papa Francisco afirmó que «las aguas subterráneas en muchos lugares están amenazadas por la contaminación que producen algunas actividades extractivas».
«El agua potable y limpia es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque es indispensable para la vida humana», subrayaron.
Los religiosos dijeron que la declaración busca crear conciencia en las comunidades y adherir a la preocupación de los pobladores de las regiones afectadas por la explotación minera de la compañía Southern Cooper.
Asimismo, apoyaron el rechazo de los pobladores a una audiencia pública no vinculante, convocada para el 12 de agosto, porque constituye «una clara violación» al artículo 7 del Convenio número 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Ese artículo establece que los pueblos originarios tienen el derecho de «decidir sus propias prioridades en lo que atañe al proceso de desarrollo, en la medida en que éste afecte a sus vidas, creencias, instituciones y bienes espirituales, y a las tierras que ocupan o utilizan de alguna manera, y de controlar su propio desarrollo económico, social y cultural».
Según representantes de las comunidades Mapuche del lugar, que rechazan la iniciativa, alertan que pone en riesgo sus tierras y denuncian que la minera «tienen previsto en la fase exploratoria hacer diez pozos y utilizar 2.000.000 de litros de agua».
En tanto, miembros de la comunidad Felipin alertaron que el proyecto minero pondrá en riesgo la vida no solo de las comunidades mapuches sino de toda la población que vive en los márgenes de los ríos y de las localidades Villa Puente Picun Leufu y Las Coloradas.
La corporación mexicana Southern Cooper, que fue denunciada también en Perú y Chile, pretende perforar diez pozos en áreas cercanas al cerro Chachil, entre Zapala y Las Coloradas.
Para más información sobre el tema los invitamos a leer la nota «Haciendo agua» publicada en el Boletín Salesiano de junio.
Fuente: www.clarin.com y www.aica.org