¿De qué te reís?

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Las campañas, los hashtags, los debates públicos, no solucionan los problemas que nos movilizan, pero siempre ayudan a tomar conciencia. Nos sacan del lugar común al que nuestro pensamiento y reacciones —por formación, historia, contexto— nos suelen llevar. Cuando tomamos conciencia de algo, lo pensamos dos veces.
El primer fin de semana de abril, volvía a los escenarios del rock una de las bandas que fue emblemática en los años 2000, Viejas Locas, comandada por el famoso “Pity”Alvarez. El domingo, con amigos y entre risas nos dedicamos a comentar el evento:
“¿Viste lo que pasó con el Pity? Jajaja ¡Qué quilombo! Llegó 5 horas tarde a su show, salió a hablar re duro y la gente prendió fuego todo…”
El lunes siguiente me encontré con una columna de Luis Paz en un diario de Capital Federal con este interesantísimo título que me hizo abrir los ojos: “El show cancelado de Viejas Locas y la inoperancia de la sociedad ante las adicciones”. Al leerlo volví a tomar conciencia de todo lo que sucedió antes, durante y después de ese hecho.
Naturalizamos la adicción, y también la reacción de toda la industria del espectáculo —y la nuestra misma— frente a la tragedia personal. Y eso, porque estamos acostumbrados sacar hasta el último provecho material de las cosas y las personas, sin fijarnos demasiado en los costos personales.  Exprimir la naranja hasta lo que dé. Una expresión de puro egoísmo, que tiene sus consecuencias.

Juan Pablo Dolcini
Boletín Salesiano, mayo 2018

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