Dar cuenta: No es una más

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Hace poco más de un año, en este mismo espacio escribía: “Que no sea una más”. Me refería a la primera marcha #Ni una menos.

Mientras nos siguen doliendo los asesinatos a mujeres en Mar del Plata, en Godoy Cruz o en nuestro barrio, podemos constatar con esperanza que las acciones de repudio y sensibilización diciendo “no” a cada uno de los femicidios se han mantenido e incluso crecido.

También nos podemos preguntar: ¿hay un cambio sustancial en la conciencia social respecto del asesinato a mujeres por cuestiones de género? Expresamos un rechazo declarado ante esta realidad que nos hiere. ¿Llegamos a darnos cuenta que cuando matan a una mujer, a una mamá, a una amiga, a una novia, a una prima, a una abuela o a una vecina, esas puñaladas, disparos o golpes, nos van lastimando a todos? ¿Cómo procesar el dolor de saber que papá mató a mamá, que mi hermano mató a su novia, que el vecino mató a mi mejor amiga? ¿Cómo reparar las heridas personales y sociales para dar sentido al dolor? ¿Cómo transformar una cultura que lleva a la violencia de género? Todavía más, ¿cómo pedir justicia con todo el peso de la ley para juzgar el hecho condenando al pecado y no al pecador?

¡Cuánto necesitamos qué venga tu Reino, Señor! Tenemos una certeza: Dios nos creó para la Vida y marcha con nosotros cada vez que decimos “no a la muerte”. Se necesita todo un entramado social para reconstituir la vida de los que han sufrido este dolor. Necesitamos crecer en una conciencia de género donde cada uno pueda vivir plenamente lo que es, respetando y cuidando al otro. ¡Que Él venga! Que nos regale ser comunidades que eduquen para la Vida, que la promuevan, la cuiden, la respeten y la valoren, porque ninguna vida es “una más”.

Por Susana Billordo

Boletín Salesiano, noviembre 2016

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