Alepo: Don Bosco sigue vivo

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En las casas salesianas y también en cada uno de sus hijos.

Querida familia salesiana les escribo este saludo haciendo memoria de Don Bosco y en compañía del Inspector de la provincia salesiana del Medio Oriente, Abuna Munir, quien nació en Alepo,  Siria. Cada vez que él me habla se le llenan los ojos de lagrimas por el dolor de su pueblo, pero también por las cosas increíblemente preciosas que está viendo en medio de las balas, las bombas y la destrucción. Él mismo me dice una y otra vez: Don Bosco está más vivo que nunca en Siria, en Alepo. En medio de los escombros, la casa salesiana abre todos los días sus puertas para recibir a cientos de niños, y niñas y jóvenes. Nosotros queremos que entre tanta muerte, continúe la vida.” Y es increíble ver como aumenta sin cesar el número de jóvenes que vienen. Me conmueve ver a más de mil quinientos muchachos, muchachas y jóvenes, que quieren venir a la casa de Don Bosco para encontrarse con otros, para vivir, rezar y jugar. Y añade: “Algo que me conmueve es que mis hermanos salesianos han querido quedarse entre su gente. Tenían derecho a marcharse porque podían, pero ninguno ha querido alejarse y todos están corriendo la misma suerte.”

Yo lo escuchaba sin poder decir palabra y profundamente conmovido. Es cierto: Don Bosco sigue más vivo que nunca en el paraíso, pero además aquí, entre nosotros, porque son cientos de salesianos, de hermanas y de laicos y jóvenes que hacen que siga vivo su sueño, y su tarea educativa y evangelizadora en el encuentro personal con cada muchacho, con cada joven.

Y tal como les cuento de Alepo podría decirles de muchos otros lugares, que se convierten en una casa donde cada uno puede tener su sitio, donde se sigue apostando fuertemente por la vida a pesar de la situación de muerte.

Me alegra profundamente que así sea, y nuevamente quiero extender mi homenaje y agradecimiento a Don Bosco que con una mirada, un silencio, o una palabra llegaba a lo profundo del corazón de las personas. Algo así como lo que va ocurriendo en tantos Valdocco de hoy en el mundo: Alepo, Sierra Leona, Ghana, Ciudad Don Bosco de Colombia, Etiopía, Alemania —con los muchachos refugiados— y en cientos de lugares más que podría añadir.

Esto es lo que nos permite asegurar hoy, junto con Abuna Munir de Alepo, que Don Bosco sigue vivo en las casas salesianas del mundo y en la persona de sus hijos e hijas —religiosos, religiosas, laicos de todo el mundo— que intentan, en la sencillez de sus vidas, “ser Don Bosco hoy”.

Por Don Ángel Fernández Artime, sdb
Boletín Salesiano, agosto 2017

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