“Sueño con que todo el mundo que nos viese pudiera decir: ¡qué felices se les nota a estos salesianos!”

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Hace un año, el Capítulo General 27 elegía a Don Ángel Fernández Artime como Rector Mayor y X Sucesor de Don Bosco; en una entrevista, cuenta cómo ha sido este primer año, sus sueños para la Congregación Salesiana y finaliza dejando un mensaje a los jóvenes, a la Familia Salesiana y a los colaboradores laicos.

Don Bosco era un soñador. Como Sucesor de Don Bosco, ¿cuál es su sueño para la Congregación?

De todo lo que forma parte de mi sueño, elijo en este momento dos aspectos que me llegan muy al corazón. Sueño con una Congregación de Salesianos de Don Bosco  en la que todos y cada uno, sin excepción, de sus miembros nos sintiéramos plenamente felices de vivir la vida que hemos elegido; dando cada día una respuesta gozosa al Señor y a Don Bosco, en favor de los jóvenes.
Sueño con que todo el mundo que nos viese pueda decir: ¡qué felices se les nota a estos salesianos! Y que nuestra respuesta sea: lo somos porque llena nuestra vida el Señor, porque nos sentimos muy queridos por los propios hermanos y tanta familia y amigos, que tenemos, y porque nos llena dar la vida a los jóvenes que el Señor pone en nuestro camino.
Y sueño con una Congregación que dentro de cinco años, en nuestro Capítulo General 28, pueda decir de sí misma que hemos seguido creciendo en autenticidad y fidelidad a lo más esencial de nuestro ser religiosos salesianos.

Don Bosco muchas veces soñaba, y a través de sus sueños a menudo veía más claramente las situaciones y los desafíos que tenían los Salesianos. ¿existe algún aspecto particular, para mejorar hoy, y volver al gran sueño de Don Bosco?

Sabiendo que siempre contamos con la presencia del Señor en su Espíritu, me atrevo a decir, después de este año, que los grandes desafíos tienen mucho que ver con el ayer, con el hoy y el mañana. Digo esto porque guardan relación con nuestra autenticidad en la vivencia de nuestra vida religiosa consagrada y del carisma recibido. Hay una dirección de la que jamás hemos de desviarnos lo más mínimo: la opción preferencial por los jóvenes (a veces son adolescentes y niños), y entre todos ellos, siempre los más pobres, necesitados, abandonados y excluidos. Si caminamos siempre en esa dirección, no tenemos nada que temer. Estoy convencido que, de ser así, celebraremos no solo los 200 años sino que otros salesianos y familia salesiana celebrará los 300 años del nacimiento de nuestro Padre Don Bosco.

¿Cuáles son las realidades de la Congregación que, después de un año como Rector Mayor, y a través de sus viajes, le parecen más significativas?

Resalto, todo el servicio que hemos prestado a tantos miles y miles de jóvenes necesitados en todo el mundo, y en particular subrayo en estos momentos la opción que han hecho nuestros hermanos en favor de los muchachos huérfanos a causa del ébola en Liberia y Sierra Leona. Destaco también la búsqueda y encuentro con los chicos de la calle en tantas naciones del mundo; subrayo la acogida de refugiados en las casas salesianas de varias naciones (entre ellas Sudán del Sur), sin olvidar la atención a cientos de menores inmigrantes, en casas del mediterráneo o del este europeo o en el Medio Oriente. Y no puedo olvidarme de otros refugiados que huyen de los conflictos bélicos en varias fronteras, que se encuentran en algunas de nuestras presencias, y también que nos hemos mantenido presentes entre la población y los jóvenes, cada día, ante el fuego de las armas en Alepo y Siria en general.
Agradeciendo al Señor y a Don Bosco tanta entrega de mis hermanos, y de toda la Familia Salesiana en el mundo, ¿cómo no conmoverme ante estas acciones que recuerdan que estamos haciendo lo que Don Bosco, sin duda, haría hoy si se encontrara allí?

Existen también muchos jóvenes salesianos que ahora están viviendo su primer año de vida salesiana: ¿cuál es su mensaje para ellos?

Mi mensaje es éste: “Mis queridos hermanos jóvenes, sean felices viviendo esta hermosa vocación. Sean felices siguiendo apasionadamente a Jesús, tras las huellas de Don Bosco. Nuestra vocación es hermosa, el carisma recibido es bello, siempre actual, y miles de jóvenes los esperan. El Señor los necesita; Don Bosco los necesita; los jóvenes del mundo los necesitan”.

Finalmente, como hacía Don Bosco, díganos una “palabra al oído”:

A los jóvenes: Jóvenes queridos, queremos su bien y su felicidad aquí, y en la Eternidad. No les faltará la Gracia que viene del Señor. Ánimo porque han de ser los verdaderos protagonistas de sus vidas. Para ello, hagan realidad el sueño de Dios sobre cada uno de ustedes.

A la Familia Salesiana: Mi querida Familia Salesiana: somos una verdadera familia religiosa en la Iglesia. Se espera mucho de nosotros. Hemos de ser, con convicción, verdaderos discípulos misioneros como nos pide el Papa Francisco. Por eso, vayamos hacia adelante, cuidemos nuestra fraternidad y comunión y jamás nos lamentemos.

A nuestros colaboradores laicos: Mis queridos amigos y amigas de todo el mundo: a mis hermanos salesianos en Congregación les digo que “la misión compartida con ustedes no es opcional, sino una exigencia del carisma y de la misión”. A ustedes les pido que abran su corazón y sigan creciendo en identidad salesiana, para ser continuadores de la misión de Don Bosco hoy, que es mucho más que ser trabajadores en una casa salesiana.

 

Fuente: www.infoans.org

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