Sin esclavos ni excluidos

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La asamblea del año 1813 de las Provincias Unidas del Río de la Plata dispuso la libertad de vientres y la Constitución de la Nación Argentina de 1853 dio por abolida completamente la esclavitud en su artículo 15. Algunos años más tarde, en 1913, se promulgó en nuestro país la primera ley en el mundo destinada a luchar contra la explotación sexual, una reglamentación que pretendía poner fin a la esclavización de mujeres, niños y niñas para el ejercicio forzado de la prostitución.
Estas fechas parecen lejanas y por eso pueden parecer ajenas, pero se hacen vigentes porque hoy,en nuestras ciudades y en nuestros pueblos, sigue habiendo hermanos y hermanas que son vendidos, comprados y explotados.
Tenemos muchos motivos para seguir anunciando y denunciando. Por eso, laicos, religiosos y sacerdotes, en una experiencia de familia que cuida la vida, se volvieron a convocar por una sociedad “sin esclavos y excluidos”. El lugar elegido fue Plaza Constitución, en la Ciudad de Buenos Aires. Allí realizaron una jornada misionera de sensibilización ciudadana que culminó con la celebración de la décima misa en solidaridad con todos los excluidos y las víctimas de tráfico y trata de personas.
Vale recordar que cuando hablamos de trata nos referimos a la captación, el traslado, el transporte, la acogida o la recepción de una persona utilizando la violencia, amenazas, engaño, rapto, el abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad u otros elementos de coacción con el fin de someterla a explotación y lucrar con su actividad.
¿Cómo podemos anunciar y denunciar hoy en nuestras comunidades educativas esta realidad? Sensibilizando, formándonos, estando en medio de quienes son excluidos y dejándonos guiar por el Dios de la Vida que nos quiere libres, liberados para liberar.

Susana Billordo, hma
Boletín Salesiano, octubre 2017

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