Acá se viene a jugar

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Nos divertimos, aprendemos y cuidamos la Casa Común.

Por Franco Toffoli
fraatof@gmail.com

El mes de julio fue el más caluroso de la historia de la tierra desde que se tiene registro. El calentamiento global es una realidad que nos afecta cada vez más a todos, y no solo a las personas, sino también al resto de los seres vivos.

Si bien son varias las causas de estas alteraciones en el clima, mucho tiene que ver la acción de los seres humanos y la forma en que vivimos. Las consecuencias se ven en el aumento del nivel del mar, sequías, inundaciones,
desertificación y la extinción de más especies. Frente a esta realidad los educadores nos preguntamos: ¿cómo favorecer una mayor conciencia ambiental en la sociedad? ¿Cómo propiciar un compromiso con el cuidado de nuestra casa común?

Una manera diferente de aprender

Sin duda muchas son las estrategias posibles, pero hay una que es muy efectiva y ha sido relegada del sistema educativo formal: el aprendizaje basado en juegos.

Desde muy pequeños aprendemos jugando, y aprendemos mucho. Luego, en la escuela primaria, pero más en la secundaria el juego se deja de lado: “acá no se viene a jugar, acá se viene a aprender”. Comienza a percibirse el juego como una pérdida de tiempo, algo incompatible con el esfuerzo y compromiso propios del aprendizaje académico.

Los juegos plantean una forma de aprendizaje totalmente distinta. En primer lugar se parte de un desafío asumido libremente: ganar el juego. Por eso la motivación surge del mismo estudiante, por eso se compromete.
Por otra parte, lo que tiene que aprender no es impuesto como una obligación externa, sino que surge como una necesidad propia para resolver el desafío. Si queremos ganar, tenemos que aprender las reglas, prestar mucha atención para darnos cuenta qué conviene hacer y qué no. Quizás hasta haya algunos contenidos que nos conviene estudiar previamente para tener más posibilidades en el juego. Además, es el mismo juego el que plantea la instancia de evaluación. Cuando termina podemos saber qué tan bien lo hicimos. Una conversación reflexiva y colaborativa luego de jugar es de gran ayuda para autoevaluar los aprendizajes en órdenes como el conocimiento, estrategia y actitudes.

En este sentido, los errores no son percibidos como un castigo y no estigmatizan al que los comete. Todos nos equivocamos cuando jugamos, es parte del juego, e incluso a veces, es divertido. Y equivocándonos aprendemos. El juego genera un entorno seguro en el que los participantes se sienten libres para experimentar distintos caminos, arriesgarse, equivocarse sin riesgo y aprender: al fin y al cabo es sólo un juego.

Jugar es hacer

Este aspecto activo del juego es fundamental: al jugar, aprendemos haciendo. Un proverbio chino dice: “Si escucho, olvido. Si veo, recuerdo. Si hago, entiendo”.

Pero lo más interesante de la utilización del juego como estrategia de aprendizaje es el tipo de relación que genera entre el estudiante y la materia. Todos tenemos algún recuerdo de lo que sufrimos estudiando algo. Quizás aún recordamos eso que estudiamos, pero la relación con ese contenido fue tan traumática que nunca quisimos volver a estudiar nada relacionado. El juego favorece una relación con esos contenidos qué es luminosa. Quienes aprenden jugando quieren seguir aprendiendo, porque han tenido una experiencia enriquecedora, divertida, desafiante. Aunque no hayan ganado, quieren más.

El juego vuelve a conectar dos cuestiones se han separado: esfuerzo y placer. El juego como estrategia de aprendizaje requiere una planificación, objetivos y actividades, no se trata de la diversión propia del tiempo de ocio. Aun así, es posible vincular el aprendizaje del aula con la diversión, el esfuerzo y el placer, solo hay que animarse a jugar.


Colección Expediciones

Expedición Humedales es un juego de cartas que diseñamos un grupo de docentes para favorecer la conciencia ambiental de pequeños y adultos. De forma sencilla y divertida permite aprender los nombres de distintas especies, sus características y su estado de conservación. Es un juego familiar, las partidas duran entre 10 y 20 minutos y tiene distintas modalidades para jugarlo de acuerdo al nivel de conocimiento de los participantes. Estamos convencidos de que no se cuida lo que no se valora, y no se valora lo que no se conoce, por ello este juego favorece el acercamiento a las especies de los humedales del litoral argentino, esa ecorregión en la que muchos vivimos pero no conocemos. ¿Cuántas personas saben cómo es una cebra pero no conocen un coipo?

A partir de la experiencia de este primer juego surgió Expedición Serrana. Esta nueva propuesta abarca la flora y fauna de las sierras centrales de Córdoba y San Luis. Además incluimos cartas que representan las acciones humanas, tanto las positivas –educación ambiental, reforestación– como las negativas –incendios forestales, contaminación–.

Ya estamos confeccionando un próximo juego: Expedición Marítima y así esperamos poder abarcar todas las ecorregiones del país.

BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – SEPTIEMBRE 2023

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