Misionero, desde Valdocco a la Argentina

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En su primera visita a la Argentina hace cien años, San Luis Orione recorrió también las obras salesianas: un homenaje al espíritu misionero que aprendió de Don Bosco.

Por Rodrigo Galvez, fdp
galvezrodrigo@yahoo.com.ar

Don Orione hablando sobre Domingo Savio en la obra salesiana de Bernal, en la que parece ser la única foto de su primera visita a la Argentina, en 1922.

El pasado 20 de agosto se cumplieron cien años de la primera visita de San Luis Orione a Latinoamérica. Después de un largo viaje en barco y de un sueño que había comenzado mucho tiempo antes —cuando siendo adolescente en el Oratorio de Valdocco (1886-1888), escuchaba hablar de las misiones en la Patagonia—, finalmente desembarcaba en estas tierras. 

“Desde que estaba con Don Bosco, en Turín, siempre soñé con ser misionero, surcar los mares, evangelizar pueblos”, relataba Don Orione.

Luego de algo más de dos meses en Brasil, y un breve paso por Montevideo, el 13 de noviembre de 1921 llegaría a la Argentina, que poco a poco se iría convirtiendo en su “segunda patria”. Él mismo cuenta que desde que estaba con Don Bosco, en Turín, siempre soñé con ser misionero, surcar los mares, evangelizar pueblos; y ahora un ángel ‘negro’, el obispo de Mariana, en el interior de ese inmenso país, Brasil, me llama a salvar almas desde su lejana tierra”.

De Brasil a Argentina

Don Orione, quien a lo largo de su vida experimentó de un modo singular la Providencia de Dios, vería cómo el Señor lo acompañaba en esta nueva etapa: sólo un mes después de haber llegado a Brasil recibe una invitación del nuncio en Argentina para viajar a Buenos Aires y desde ahí comenzar su misión.

El 8 de noviembre de 1921 se embarca en el puerto de Río de Janeiro rumbo a Buenos Aires. Tenía pensado participar de la peregrinación que haría la comunidad italiana residente en Argentina hacia la Basílica de Luján, pero un contratiempo con su pasaporte lo obligó a tener que quedarse un día más en Uruguay y no pudo llegar a tiempo.

Sin embargo, ese inconveniente fue un regalo de la Providencia, que le permitió encontrarse con el padre Gamba, inspector de los salesianos, y con el director del instituto salesiano de Montevideo. El domingo 13, Don Orione por fin desembarca en Argentina.

En su “segunda Patria”

Su estadía será sólo de unos pocos meses, pero que aprovechará al máximo para dar el impulso que su obra estaba necesitando. Durante ese tiempo aceptará su primera parroquia en la ciudad de Victoria, en el partido bonaerense de Tigre, asumirá la atención espiritual de un hogar de menores en Marcos Paz, y se comprometerá a enviar a sus religiosos a trabajar en un templo cercano al puerto de Mar del Plata.

En 1934 regresará a la Argentina para participar del Congreso Eucarístico Internacional, y permanecerá en América hasta agosto de 1937. Será en esta oportunidad cuando la congregación se afiance definitivamente con la apertura de muchas nuevas obras, pero especialmente con la inauguración del primer cottolengo, en Claypole, conurbano bonaerense: una obra que transparenta su corazón entregado al servicio de los hermanos más desamparados. Y también la atención pastoral del Santuario de la Virgen de Itatí, en Corrientes, expresión de su corazón lleno de amor y gratitud por María.

San Luis Orione junto a un joven ciego, en Buenos Aires, durante su segunda visita en 1936.

Siempre cerca de los hijos de Don Bosco

Y como no podía ser de otra manera, su paso por Argentina estuvo ligado a la obra de Don Bosco: no llevaba aquí ni una semana, cuando el 17 de noviembre de 1921 fue a conocer la casa de Bernal. El mismo santo menciona en una carta que vio la foto que Don Bosco les envió para el noviciado en Argentina y comenta: “el venerable Don Bosco daba sus fotografías a los misioneros y cooperadores, y yo en Argentina vi, hace poco en Bernal, la que le dio a Mons. Cagliero para llevar a sus primeros clérigos de América en el noviciado”.

Pero esa no fue la única visita a la casa de Bernal, ni mucho menos la única casa salesiana que frecuentó. Visitó a muchos salesianos, entre los que encontró “viejos compañeros”, y estuvo en otras casas: Mater Misericordiae, Ramos Mejía, Mendoza, la parroquia San Carlos, el colegio San Antonio, el Pío IX, entre otras.

“Se va la segunda”: de 1934 a 1937

De su segunda estadía en Argentina, vale la pena resaltar tres hechos que marcaron su relación con los salesianos.

Ante todo, uno de los encuentros que más alegría le regalaría fue la Eucaristía celebrada en mayo de 1935 junto a otros exalumnos de Don Bosco que peregrinaron al Santuario de María Auxiliadora de Almagro, en Buenos Aires.

El segundo fue al año siguiente, cuando en enero viajó a Mendoza. Allí lo esperaba el padre Valentín Bonetti y los demás salesianos, quienes le brindan alojamiento en su propia casa. Tan significativa ha sido la presencia de este sacerdote para la expansión de la obra de Don Orione, que desde hace más de cincuenta años el colegio orionita en Mendoza lleva su nombre. También allí le rodea el interés de muchos laicos que se reúnen para recibirlo y escuchar alguna palabra de fe.

Finalmente, el 6 de agosto de 1937, día de su regreso definitivo a Italia, Luis Orione se despidió rodeado de muchas personas que se acercaron a saludarlo; y allí pudo recibir la fraternal compañía y el cariño de sus “hermanos salesianos”, que se hicieron presentes en la persona del padre Reinieri, inspector salesiano en Buenos Aires, quién lo acompañó hasta el momento de embarcar. 
Sus últimas palabras en Argentina resumen lo que el santo se llevaba en su corazón: “Ha llegado para mí la hora de la partida; me voy de Argentina después de una estadía que debió haber sido breve, y que Dios Nuestro Señor con señales tangibles de su Providencia ha querido prolongar por tres años. Quiero decirles que en Argentina he encontrado para siempre mi segunda patria”.

BOLETIN SALESIANO ARGENTINA – SEPTIEMBRE 2021

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