Dilexit nos

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Miremos el corazón de Jesús con nuestro corazón.

Por José Sobrero, sdb //

jsobrero@donbosco.org.ar

El Papa Francisco sigue escribiendo y el 24 de octubre de 2024 nos ha regalado la Encíclica Dilexit nos, sobre el amor humano y divino del Corazón Sagrado de Jesucristo.

Se trata de la cuarta encíclica del Papa Francisco luego de Lumen fidei, Laudato si’ y Fratelli tutti. Y, al igual que las anteriores, tiene peso específico, no solo por su extensión –220 párrafos y 227 citas–, sino por la inmensa profundidad del contenido sobre la cuestión del Sagrado Corazón de Jesús: corazón humano, corazón sagrado, devoción, culto, reparación, actores a través de los siglos y nuestro compromiso actual.

Antes de presentarles el bosquejo de la encíclica me animo a invitarlos a que realicen este simple y digno gesto de solidaridad: vayan a una librería y compren el texto de la encíclica. Compren tres, cuatro ejemplares y regálenselas a sus amigos y conocidos. Después se sientan a leer. Porque de eso se trata. De leer esta carta del Papa Francisco sobre el Sagrado Corazón que nos dice “Él nos amó”. 

En lo que respecta al contenido y estructura básica, la encíclica presenta los siguientes cinco capítulos:

  1. La importancia del corazón
  2. Gestos y palabras de amor
  3. Este es el corazón que tanto amó
  4. Amor que da de beber
  5. Amor por amor

Cambiar desde el corazón

En el primer capítulo el Papa Francisco nos dice que el texto fue inspirado por un jesuita ya fallecido: “Buena parte de las reflexiones de este primer capítulo se han dejado inspirar por escritos inéditos del sacerdote Diego Fares, S.J., que el Señor lo tenga en su santa gloria”. Aquí podríamos extendernos largamente para hablar de Diego Fares SJ, pero convendría, algún día, dedicarle un artículo exclusivo a él. 

La lista de autores citados por Francisco es fenomenal: comenzando por Homero, pasamos por Platón, Romano Guardini, Dostoyevski, Karl Ranher, San Juan Pablo II, Byung-Chul Han, Martin Heidegger, Michel de Certeau, San Buenaventura, San John Henry Newman y citaciones de diversos Documentos del Vaticano.

Con estas fuentes de inspiración el Papa Francisco nos invita a considerar la pregunta: ¿Qué expresamos cuando decimos corazón? A medida que pasan las páginas la respuesta se encamina por el corazón humano para llegar finalmente a esta conclusión: El mundo puede cambiar desde el corazón. 

La totalidad de la persona de Cristo

En esta raíz antropológica Francisco seguirá describiendo en el segundo capítulo lo cotidiano y lo extraordinario que se funden en los gestos y palabras de amor del corazón de Jesús, especialmente los gestos que reflejan su corazón, su mirada y sus palabras: “Es el núcleo viviente del primer anuncio. Allí está el origen de nuestra fe, el manantial que mantiene vivas las convicciones cristianas” (32).

En esta parte de la encíclica, el Papa Francisco nos invita a contemplar la totalidad de la persona de Cristo, concentrando nuestra mente en el corazón de Jesús. Es la historia de Jesús, Hijo de Dios, encarnado, hijo del pueblo y caminante con la Sagrada Familia en la cual aprendió a dar los primeros pasos en el amor humano. Vamos a encontrar abundantes citas bíblicas que nos harán recordar una vez más el gusto por la Palabra de Dios, el pan cotidiano que fortifica nuestro andar.

Un triple amor

Ya en el tercer capítulo, el Papa Francisco nos explicará minuciosamente el relato de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, una devoción que “no es el culto a un órgano separado de la persona de Jesús. Lo que contemplamos y adoramos es a Jesucristo entero, el Hijo de Dios hecho hombre, representado en una imagen suya donde está destacado su corazón” (48).

Conviene decir que este capítulo contiene en sí el magisterio de la Iglesia, referido a la adoración a Cristo, la veneración de su imagen conjuntamente con la incorporación del amor sensible a partir de la explicación de los Santos Padres, el triple amor –lo divino, lo humano espiritual y lo humano sensible–, ayudados en este renglón por Benedicto XVI: “Desde el horizonte infinito de su amor, Dios quiso entrar en los límites de la historia y de la condición humana, tomó un cuerpo y un corazón, de modo que pudiéramos contemplar y encontrar lo infinito en lo finito, el Misterio invisible e inefable en el Corazón humano de Jesús, el Nazareno” (64).

Cierran este capítulo las perspectivas trinitarias y las expresiones magisteriales recientes con la profundización y actualidad correspondiente.

El Sagrado Corazón en la historia de la fe

El cuarto capítulo retoma la cuestión bíblica del corazón de Cristo presentando algunos efectos que esta Palabra de Dios ha producido en la historia de la fe cristiana. Es una verdadera lección de historia en donde intervienen los Padres de la Iglesia, San Agustín, San Bernardo, Guillermo de Saint-Thierry, San Buenaventura.

Posteriormente se desarrolla la difusión de la devoción al Corazón de Cristo, comenzando por la vida contemplativa para dar lugar a otras personas que han dejado una huella indeleble: San Francisco de Sales, Santa Margarita María Alacoque, San Claudio de La Colombière, San Carlos de Foucauld y Santa Teresa del Niño Jesús. Finalmente se hace mención a las resonancias en la Compañía de Jesús.

La dimensión misionera del Sagrado Corazón

El último capítulo, el quinto, el Papa Francisco retoma la experiencia de Santa Margarita María Alacoque, uniendo la devoción personal con la entrega hacia las demás personas. Es un puente que une el amor por amor. Nuevamente aparecerán San Bernardo, San Carlos de Foucauld y Santa Teresa del Niño Jesús, enfocando el tema central de la reparación espiritual.

La clave de lectura la brinda una vez el Papa Francisco: “La propuesta cristiana es atractiva cuando se la puede vivir y manifestar en su integralidad; no como un simple refugio en sentimientos religiosos o en cultos fastuosos. ¿Qué culto sería para Cristo si nos conformáramos con una relación individual sin interés por ayudar a los demás a sufrir menos y a vivir mejor? ¿Acaso podrá agradar al Corazón que tanto amó que nos quedemos en una experiencia religiosa íntima, sin consecuencias fraternas y sociales? Seamos sinceros y leamos la Palabra de Dios en toda su integralidad. Pero por esta misma razón decimos que tampoco se trata de una promoción social vacía de significado religioso, que en definitiva sería querer para el ser humano menos de lo que Dios quiere darle. Por eso necesitamos culminar este capítulo recordando la dimensión misionera de nuestro amor al Corazón de Cristo” (205).

Llegamos así al final de la encíclica con una hermosa sorpresa: la conclusión del Papa Francisco en cuatro párrafos sintéticos nos compromete a vivir lo que aparecía al comienzo: el mundo puede cambiar desde el corazón.

Hagamos la experiencia personal y compartamos las resonancias en comunidad.


Podés encontrar la Encíclica Dilexit nos ingresando haciendo click acá.

BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – DICIEMBRE 2024

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