«Les tomamos examen a los alumnos sobre habilidades que ya no necesitan, como la memoria»

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Quien lo dice es Sugata Mitra, un doctor en física nacido en India que se convirtió en toda una autoridad en educación y tecnologías de la información y comunicación (TIC). Capturó la atención internacional a partir de un experimento conocido como «Un agujero en la pared», realizado en 1999, en el que incrustó una computadora con conexión a internet y un mouse táctil en el muro de una villa miseria superpoblada de Nueva Delhi. De ahí extrajo sus conclusiones acerca de cómo aprenden los chicos cuando no tienen maestros, o padres, ni escuelas a mano.

Basado en aquella investigación, desarrolló una metodología innovadora, la «educación mínimamente invasiva», y sus «entornos de aprendizaje auto organizados» (a la que denominó SOLE, por sus siglas en inglés).

En una clase SOLE hay, por ejemplo, cinco computadoras para distribuir entre unos 25 chicos de sexto grado, que se ven estimulados a compartir las pantallas, trabajar en grupos, circular por el aula y responderse entre sí. Uno de esos alumnos ocupa el lugar de asistente de la clase, el único habilitado para hablar con el maestro. Este se retira de escena y sólo interviene cuando el asistente lo consulta. Antes, al principio de la hora de clase, se habrá esforzado por instalar una pregunta para despertar la curiosidad de los chicos.

El «fordismo y su crisis», plantea el maestro y punza a los chicos con un dato: que ese tema lo resuelven chicos de 18 años que cursan el CBC para entrar a la universidad. Si ellos pueden, cómo no van a poder los de sexto. Y la magia se enciende, los chicos se motivan, y el aprendizaje sucede, entre ellos, desordenado, en grupos, amontonados frente a una pantalla.

Eso fue lo que se vio de la metodología de Mitra la semana pasada, cuando el especialista en TIC llegó a Buenos Aires para visitar la escuela pública Nieves Escalada de Oromí, en Barracas, donde empezaron a implementarse sus concepciones.

-¿Qué ha aprendido en relación a la educabilidad de los chicos desde la experiencia de «Un agujero en la pared»?

-De aquella experiencia aprendí que un grupo de chicos sin la supervisión de adultos, de maestros, parece ser capaz de hacer progresos en varios campos del aprendizaje, algo que no era esperable en circunstancias tan adversas como las de Nueva Delhi. Eso condujo a preguntarme si había algún límite en esta posibilidad, si podrían resolver cualquier tarea, sin importar su grado de dificultad. Y lo que vimos es que no hay límites. Los chicos de 1999, por ejemplo, no conocían el inglés, eran chicos de la calle, no iban a la escuela, no tenían recursos pero sin embargo, aprendían. Ahí empecé a sospechar que se podía realizar una metodología de aprendizaje con grupos de chicos sin supervisión por parte de adultos, que la ausencia de maestros estaba actuando como una herramienta pedagógica. Los chicos se autorregulaban para aprender entre pares a partir de su propia curiosidad y con una sola computadora disponible. Tiene que haber computadoras pero muy pocas para muchos alumnos, para que estén motivados para construir conocimiento y habilidades colaborativas. Mucho del trabajo docente puede hacerse usando ese método que tomé prestado de la experiencia de «Un agujero en la pared». Yo lo llamé «entornos de aprendizaje auto organizados».

-La computadora e internet son elementos centrales en sus ideas y proyectos educativos. Sin embargo, las conclusiones más actualizadas, a partir de los resultados de diversas pruebas internacionales de aprendizaje, relativizan su efectividad para mejorar los aprendizajes. ¿Qué piensa de esta suerte de fracaso de las TIC en educación?

-Es en realidad un error muy desafortunado. Nadie ha mirado al sistema de exámenes, que es el verdadero problema. El sistema de exámenes está diseñado para chicos que contestan preguntas sin usar internet pero se les toma examen a chicos que están acostumbrados a resolver sus dudas recurriendo a internet. Les estamos tomando exámenes sobre habilidades que ya no necesitan como la memoria, que es una habilidad típica del sistema educativo tradicional. Estos chicos crecieron usando internet toda su vida, ¿cuál es el punto de hacerlos ir a la escuela y sacarles internet? Me gusta proponer esta comparación: es como preguntarle a alguien qué hora es y cuando la persona está a punto de mirar el reloj, porque es lo que hace siempre para saber la hora, le decís que tiene prohibido consultar el reloj.

-Si usó reloj toda su vida, no sabrá calcular el momento del día por la posición del sol, por ejemplo.

-Así es. Las escuelas se encuentran en esta situación desafortunada de pretender que internet no existe y el sistema de exámenes estandarizados está diseñado para ese mundo. Son métodos que se usaban doscientos años atrás.

-¿Qué aprenden los alumnos en un ambiente educativo auto organizado? ¿Se trata sólo de alfabetización digital o es mucho más?

-Por supuesto que los aprendizajes tienen que ver con habilidades para manejar computadoras e internet pero también con habilidades cognitivas como lectura comprensiva o con otro tipo de habilidades como el trabajo colaborativo, el desarrollo de la auto confianza, además de la mejora del conocimiento de la materia si se hace la pregunta apropiada.

-¿Cuál es el rol del maestro en una escuela como la que usted imagina?

-El rol del maestro es importante y más difícil que antes. No alcanza con formular una pregunta. El maestro tiene que construir la pregunta y generar el interés en torno al interrogante planteado. A menos que hagas esta construcción de manera apropiada y a menos que logres la motivación adecuada, no podrá suceder el aprendizaje. Los chicos tienen que estar comprometidos en el proceso de aprendizaje.

-Es decir que antes que nada, el maestro es un motivador.

-Motiva con una buena pregunta. El gran trabajo del maestro es construir la pregunta en la clase, y no es para nada una tarea sencilla. Si hace una pregunta tonta, los chicos no se van a enganchar.

-Generalmente los maestros no son formados para este trabajo.

-El problema es que los maestros están entrenados para dar respuestas pero no para hacer preguntas. Éste es un gran desafío.

-¿Cuál debería ser el aporte de los padres en el hogar, donde abundan los dispositivos conectados a internet, en una educación de este tipo?

-Tengo algunos consejos. Darle a los chicos pantallas pequeñas es meterse en problemas. El principio de un método como el que propongo es que internet debe estar disponible en una pantalla grande a la que todos puedan acceder. La computadora, conectada a internet, debería tener el mismo estatus que la televisión familiar tiene en el hogar, donde los padres y los hijos se encuentran frente al televisor y acceden al mismo contenido e intercambian ideas acerca de lo que ven juntos. El otro consejo es que cuando los chicos trabajan en grupos, son mucho más productivos que cuando trabajan solos. Tenemos que convertir a las computadoras en dispositivos con una dimensión de sociabilidad. El problema con la computadora personal es la palabra «personal».

 

Fuente: www.lanacion.com.ar

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