#LaComidaNoSeTira

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Proyecto Plato lleno, al rescate los alimentos

La novia está por entrar en el salón.Los invitados con sus vestidos largos y los trajes de ocasión miran atentos la escena. Los mozos entran y salen de la cocina, procurando que todo salga según lo planeado. En simultáneo, un equipo de gente se alista para hacer su tarea. No conocen a ninguno de los invitados. Tampoco usan trajes ni vestidos, y mucho menos se les ocurre ir maquillados. Están ahí por otro interés: “rescatar” todo el excedente de comida de esa fiesta y llevarlo esa misma noche a alguna institución que lo necesite. Este equipo es el de Plato lleno, una iniciativa que parece haber aprendido bien una vieja lección: “la comida no se tira”.

¿Qué acciones realiza Plato lleno?

Lo que hacemos es “rescatar” alimentos excedentes, aptos para el consumo, y que antes por diferentes motivos se terminaban desechando. Mayormente lo hacemos con eventos, empresas y fábricas. Plato lleno nace en Buenos Aires, pero en la actualidad existen réplicas en Mar del Plata, Mendoza, Posadas y hasta Costa Rica.

¿Cómo empezó el proyecto? 

Surge de manera sencilla a partir de la charla de dos amigos que veían que mucha de la comida que recién se elaboraba terminaba en la basura. Uno de ellos sugirió proponerle a un catering rescatar ese excedente, pasarlo a retirar cuando ellos digan y entregarlo en algún hogar. Así realizaron el primer “rescate” a fines de 2013. Eran cuatro los que participaban del proyecto.

El primero fue en un teatro de Buenos Aires, en plena calle Corrientes. Teníamos simplemente un auto que paramos en doble fila y ahí cargamos sesenta docenas de brownies y otras sesenta de medialunas, todo perfectamente embalado. Media hora después estábamos bajando los alimentos en un comedor. Sorprendidos por lo sencillo que fue todo, comenzamos a darle difusión en las redes sociales. Y así se fueron sumando más voluntarios.Desde entonces, como equipo, buscamos hacer las cosas así: sencillas.

¿Hubo algún rescate que allá sido significativo?

Fuimos una vez aun evento donde se esperaban nueve mil personas: según nuestros cálculos, debía haber unos cuatrocientos cincuenta kilos de comida. Pero al llegar nos encontramos que había mil quinientos kilos. Los quince voluntarios nos pusimos a trabajar sin parar durante dos horas, en coordinación con otros quince cocineros que nos ayudaron. Más allá de la satisfacción, hubo comida que por falta de espacio y materiales no pudimos salvar y eso en el equipo generó mucha indignación. De todas maneras, nos demostró que podemos colaborar y participar, pero que no podemos solucionar éste problema solos. No somos súper héroes, sino un equipo de amigos motivados por hacer lo que cada uno puede, aún con las propias limitaciones.

Por Ezequiel Herrero redaccion@boletinsalesiano.com.ar

Boletín Salesiano, junio 2017

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