La parroquia San Cayetano de Bariloche, un refugio donde compartir la maternidad.
Por: Valeria Jorge
valeroza13@gmail.com
En la zona “del alto” de Bariloche un grupo de jóvenes mamás se reúnen semanalmente, se acompañan, se escuchan, se cuidan, se quieren. Lo que comenzó como una iniciativa de tres mujeres voluntarias, se ha convertido en un refugio vital para muchas adolescentes que atraviesan el reto de la maternidad en contextos difíciles.
“Jóvenes Mamás” inicia en el 2013, cuando Blanca, Fabiana y Valeria, tres mujeres comprometidas con el bienestar de las adolescentes embarazadas, se dieron cuenta de la falta de espacios seguros donde estas jóvenes pudieran recibir el apoyo emocional, educativo y práctico que necesitaban. Con esa misión en mente, comenzaron a buscar un lugar físico donde reunir a las mamás. Fue allí cuando el padre Miguel Haag, de la parroquia San Cayetano en el barrio Frutillar, abrió las puertas de la iglesia para hacer realidad ese sueño.
El proyecto fue creciendo de manera orgánica, y hoy se mantiene gracias al respaldo de sacerdotes como el padre Pablo Bustos y el actual párroco Enrique Lapadula. Ellos no solo apoyan con su presencia, sino que son un pilar fundamental en la continuidad del grupo, sosteniendo a las voluntarias, dando aliento esperanzador. También acompañan el trabajo madres que fueron parte del proyecto desde sus inicios y que ahora forman parte de la coordinación, preparando ajuares para los recién nacidos y entregando ropas a las mamás que lo necesiten, siendo esenciales para el fortalecimiento de la red de apoyo.
El poder de una comunidad
El objetivo principal del grupo “Jóvenes Mamás” es claro: acompañar a las adolescentes que enfrentan embarazos no planeados, brindándoles el apoyo que necesitan para transitar tanto el embarazo como los primeros años de crianza de sus hijos. Muchas de estas mamás se encuentran en situaciones de vulnerabilidad extrema, víctimas de violencia, abuso, abandono o pobreza, y este grupo se convierte en una red de apoyo que las sostiene y guía.
A lo largo de los años, el grupo ha logrado transformarse y proporcionar herramientas que ayuden a las jóvenes a superar los desafíos del día a día. Talleres de crianza, cocina, costura y tejido son algunas de las actividades que se realizan semanalmente. Por otro lado, profesionales de la salud, nutrición, derecho y otras áreas, brindan charlas y asesoramiento a las mamás, siempre con la posibilidad de adaptarse a las necesidades particulares del grupo.
La alianza entre Cáritas y la Obra de Don Bosco ha sido clave para acceder a recursos y apoyo adicional, además de la ayuda que brinda la comunidad en general y otros grupos en particular, como Somos Redes.
El grupo no solo está destinado a mamás de la comunidad de San Cayetano, sino que también recibe a mujeres de zonas más alejadas que buscan apoyo y contención. En cada encuentro, las mamás comparten sus experiencias, se escuchan mutuamente y se apoyan en cada uno de sus desafíos, formando lazos de amistad y solidaridad que perduran más allá de las actividades programadas.
Un lugar de conexión
La parroquia San Cayetano ha sido testigo de cómo este grupo se ha convertido en un verdadero hogar emocional para muchas jóvenes. Aquí, la maternidad no se vive de manera solitaria. Y Dios se hace presente, como compañero de camino, que invita y anima a transformar Vidas.
El cariño, la empatía y la comprensión son los pilares que sostienen este grupo. Cada nacimiento es celebrado como una fiesta, con la preparación de ajuares y una visita especial a la mamá en la sala de maternidad del hospital. Tras el parto, cuando la mamá se encuentra bien, las integrantes del grupo se reúnen para conocer al nuevo bebé, reforzando el sentido de comunidad y amor que predomina en este espacio.
“Acá encontré mucho cariño, apoyo y la oportunidad de ayudar a otras mamás jóvenes. Es un espacio para aprender, compartir y crecer juntas”, comparte Gisela, quien llegó hace ocho años, cuando estaba embarazada de su primera hija. Por su parte, Karina, otra integrante, agrega: “Encontré personas especiales que me ayudaron a escuchar y aprender de diferentes situaciones de vida. Es un lugar de dar y recibir, y me siento muy agradecida de ser parte”.
“Aquí encontré contención, acompañamiento y amistad. Es mi lugar de paz”, afirma Lumina, quien llegó al grupo cuando su bebé tenía apenas unos meses.
Un camino de esperanza y transformación
El éxito de “Jóvenes Mamás” radica en la creación de un ambiente en el que cada mamá se siente comprendida y respaldada. En un contexto donde las mujeres jóvenes suelen enfrentarse a situaciones de marginalidad y estigmatización, este grupo se convierte en un faro de esperanza. No solo se celebra la vida, sino que se brindan los recursos necesarios para que las mamás puedan ser las mejores versiones de sí mismas, empoderándose y ganando la confianza para criar a sus hijos con amor y dignidad.
En un contexto donde las mujeres jóvenes suelen enfrentarse a situaciones de marginalidad y estigmatización, este grupo se convierte en un faro de esperanza.
Cada encuentro semanal, cargado de aprendizaje, intercambio y calidez humana, se convierte en una oportunidad para fortalecer los lazos entre las integrantes del grupo, hacer nuevas amistades y, sobre todo, sentirse acompañadas en el arduo pero hermoso camino de la maternidad.
“Jóvenes Mamás” no solo acompaña a las madres en su rol de crianza, sino que les enseña que juntas pueden transformar sus vidas y las de sus hijos, creando un futuro lleno de posibilidades y esperanza.
BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – JULIO 2025