Dar cuenta: Noticias al margen

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Corren de boca en boca por otros canales, como diarios abiertos. Niños con la información al instante, de ojos tristes trasnochados, cuentan a primera hora lo que pasó en la noche, tan oscura de excesos, que acabó apagando sus sueños.

Los problemas sociales vinculados a la violencia en barrios marginalizados parecen invisibles. Si los mencionan los medios, es por fuera del análisis de las complejas condiciones de vida que los generan. Tampoco aparecen en la discusión pública ni en la agenda política de quienes debieran hacerse cargo de las situaciones de violencia a las que están expuestos niños, niñas y adolescentes que viven allí donde están las víctimas de todas las violencias.

Celebrar sus derechos no basta; solo hace historia su pleno cumplimiento. Y son muchos los que  no cuentan aún con una estructura mínima de oportunidades para crecer sin amenazas. Las respuestas siguen siendo un desafío a enfrentar desde el olvido, en contextos de desigualdades. La pobreza urbana, vista en términos de derechos de infancia y adolescencia, es crítica y persistente.

Cada relato sería motivación suficiente para apresurarnos, pero sólo se escucha bien con el corazón y eso pareciera no inspirarnos a todos. La comunidad se atreve a más, con el coraje de las parteras egipcias —más astutas que el Faraón— constituidas en la única posibilidad de conservar la vida. Crea en nuestros barrios espacios de provisión de cuidado, se revela amorosamente como el lugar más propicio para estas prácticas y se hace casa donde regula la ley del corazón. Escribe pequeñas historias que pueden hacer nuevas todas las cosas.

María Lucía Cantini, hma • Boletín Salesiano de Argentina

Abril 2016

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