La alegría salesiana, levadura de la vida

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La sonrisa en el rostro se desparrama por todos lados y crea un ambiente de Oratorio.

Por Luis Timossi //
ltimossi@gmail.com


“El reino de Dios
es semejante a la levadura que una mujer tomó
y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó”.
(Lc 13,20-21).

“¡El mejor plato en una comida es la buena cara!” Esta frase que escribe Don Bosco en la carta de Roma de 1884 da una clave de lectura para poner en práctica el “Aguinaldo” del Rector Mayor. Es un eslogan, un refrán, que aporta gran sabiduría: nuestro rostro representa el estado de ánimo, refleja qué está pasando dentro nuestro. La sonrisa, la alegría, el humor, reflejados en él, son el mejor aporte para los que nos rodean.

“Faccia allegra, cuore in mano, ecco fatto il salesiano” –Cara alegre, corazón en la mano, ese es el salesiano– era una expresión clásica, casi una definición síntesis de la identidad carismática, elaborada por los viejos salesianos. La sonrisa en el rostro, que brota de un corazón abierto y amable, es la expresión de una vida que se desparrama por todos los rincones y crea un ambiente de Oratorio.

Ese cura sonreía

Pedro Enría era un chico de 12 años cuando en el convento de Santo Domingo, que acogía provisoriamente a los huérfanos del cólera, ve venir a Don Bosco, sin saber quién era, y lo describe así: Ese cura, sonreía.” Era una sorpresa para él, ese era un nuevo tipo de sacerdocio.

La alegría fue sin dudas el sello personal, el rasgo característico de la identidad de Don Bosco. Pablo Álbera lo recuerda también así: “la sonrisa florecía en sus labios, siempre nueva y variadísima, pero siempre calma”. 

La alegría fue sin dudas el sello personal, el rasgo característico de la identidad de Don Bosco.

Madre Mazzarello, por otro lado, en sintonía de alma por el mismo don del Espíritu, vive alegre y promueve el ambiente de alegría. En sus cartas pregunta muy a menudo a sus hijas: “¿Estás contenta? ¿Están contentas? Me gustaría también que estuvieses siempre alegre” (C 45). Y afirma: “una gran alegría es la señal de un corazón que ama mucho al Señor” (C 60), mientras que “la tristeza es la madre de la tibieza” (C 27).

Llegar a estar alegres es la expresión de la propuesta educativa pastoral de Don Bosco en la que resume toda la santidad juvenil salesiana, que Domingo Savio expresa sabiamente diciendo: Nosotros hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres”.

La alegría salesiana nacida de la Pascua

Aparentemente la espiritualidad de la alegría parece algo muy simple y poco místico. Pero somos conscientes que normalmente andamos por la vida ocupados, preocupados, estresados, influenciados por contextos negativos, y por el bombardeo comunicacional cargado de tristeza. Para sonreír en medio de las dificultades y sufrimientos, se necesita experimentar en nuestro yo profundo el amor de Dios, su presencia pascual que transforma la muerte en vida. Se trata de una alegría que nos hace vivir como resucitados.

Para sonreír en medio de las dificultades y sufrimientos, se necesita experimentar en nuestro yo profundo el amor de Dios, su presencia pascual que transforma la muerte en vida.

Así la define Don Bosco en la misma carta del ‘84, como: “alegría de paraíso”. Es una alegría que va más allá de la alegría exterior, traspasa los motivos para estar tristes, atraviesa nuestras mismas miserias, lo pesado de ciertas relaciones, la fatiga y el cansancio, toda causa de tristeza y amargura. Es en cambio manifestación, trasparencia, del misterio pascual de Jesús que nos resucita en cada momento presente.

La alegría salesiana es motor de la esperanza, expresión visible de la caridad y nace de la fe –certeza– del amor de Dios.

Como una corriente eléctrica

La alegría que estamos llamados a poner como levadura en la realidad donde Dios nos plantó, es transparente, contagiosa, comunicadora, creadora de un ambiente que estimula a crecer. Irradia una enorme dosis de energía educativa. Don Bosco dice que es “como una corriente eléctrica que se establece entre los educadores y los jóvenes”.

Entre los salesianos, la alegría no es algo opcional, por el contrario, es algo que se lleva en las entrañas, como un fuego contagioso que necesita manifestarse.

Entre los salesianos, la alegría no es algo opcional, por el contrario, es algo que se lleva en las entrañas, como un fuego contagioso que necesita manifestarse. Es la alegría contagiosa de María que en la visita a Isabel lleva en su seno a la fuente de toda alegría, el mismo Jesús, y al saludarla “hace saltar de alegría” al niño que ya se gestaba en ella desde hacía seis meses.

La alegría salesiana es un evangelio, una buena noticia para comunicar. Es la levadura en la masa que hoy el mundo necesita. Estamos llamados a experimentarla en nuestro interior, a alimentarla cada día y a expresarla y comunicarla como el mejor aporte para que el Reino de Dios crezca en medio nuestro.

BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – AGOSTO 2023

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