La mejor intuición de Don Bosco

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Unir fuerzas para la salvación de los jóvenes.

Por Luis Timossi, sdb //

ltimossi@gmail.com

“El reino de Dios 
es semejante a la levadura que una mujer tomó
y metió en tres medidas de harina,
hasta que todo fermentó”. 
(Lc 13,20-21).

El Aguinaldo de este año nos ofrece la oportunidad de conocer mejor el corazón de Don Bosco ya que da en el blanco de una intuición generadora del carisma salesiano, un rasgo profundo y profético que caracterizó su aporte a la humanidad y particularmente a la Iglesia.

“Yo siempre tuve necesidad de todos”

Es quizá la frase de Don Bosco que resume su vida y su acción apostólica, y nace de un principio evangélico que lo anima desde su yo más profundo y desde la escucha atenta del Espíritu Santo: la necesidad de unir fuerzas, la unidad. “Padre, que todos sean uno, para que el mundo crea”.

Don Bosco no fue un cantor solista, y nunca trabajó solo. Su experiencia y su vocación lo llevaron a sumar, integrar, dejarse ayudar y propulsar todas las fuerzas posibles para hacer el bien. Esta unidad de las personas que hacen el bien, según él, es como una cuerda compuesta por muchos hilos unidos entre sí, que la hacen más fuerte. La unidad contiene entonces, como la levadura, el poder transformador de la masa.

Unión para la salvación de los jóvenes

Para rescatar a la juventud –como dicen las Memorias Biográficas “la porción más valiosa y delicada de la sociedad”–, Don Bosco buscó crear un movimiento compuesto por personas de diversos estados y condiciones, para unirlas entre sí, en un compromiso de vida y trabajo por esa causa. Si miramos los orígenes de la Congregación Salesiana, don Bosco inició su obra de los Oratorios convocando a laicos y sacerdotes, colaboradores, hombres y mujeres a los que asignaba alguna tarea con los jóvenes más pobres. Inicialmente funda una congregación más en el sentido de grupo o asociación, que, de instituto de consagrados, compuesta por laicos y sacerdotes colaboradores. Posteriormente  comienza organizar lo que denomina: una segunda familia de consagrados, justamente más unidos y perseverantes en la misión por la fuerza de los votos y la consagración. Ambos organismos permanecieron unidos en una especie de Congregación mixta, hasta que la rama laical encuentra su expresión de continuidad en la fundación en 1876 de los Cooperadores Salesianos.

Toda una novedad: “los salesianos externos”

En las Constituciones de La Pía Sociedad de San Francisco de Sales redactadas por él en el año 1860 –y hasta la versión de 1873, en la que la Santa Sede le obliga a quitarlo–, incluyó un capítulo sobre Los salesianos externos, del cual, el primer artículo decía: “1. Cualquier persona, incluso aquella que vive en el mundo, en su propia casa, en el seno de su familia, puede pertenecer a esta sociedad”.

Expresa así claramente, su deseo de integrar, hoy diríamos en un gran movimiento, las fuerzas de los convocados a ser levadura en la salvación de la juventud pobre y necesitada. En todo momento busca expresamente la unidad de disciplina, de espíritu y de organización de esta energía de personas convocadas al bien, siendo él mismo el referente para todos y encontrando siempre la confirmación de la Iglesia en la bendición del Papa que garantiza la unidad.

A imagen de María

En la comprensión de este aspecto esencial del carisma y del itinerario formativo del mismo Don Bosco, es fundamental la acción formadora de María, la maestra, que colabora con el Espíritu Santo en la construcción de su corazón. Ella, sin duda, aporta singularmente los rasgos de su ser mujer, madre y laica. Esta laicidad mariana teje la trama del estilo novedoso de la obra de Don Bosco, transformándose en una dimensión identitaria del mismo carisma. 

La inclusión y acción de los laicos en la misión de la salvación de la juventud, no son fundamentalmente para don Bosco una estrategia organizativa o de conveniencia. Podemos decir que desde siempre su obra tiene esta característica en todos sus miembros, integrados en una familia polifacética, que actúa como fermento en la humanidad.

Toda la Familia Salesiana pues, íntimamente unida, es el fermento en la masa que logra hacer un verdadero pan de vida nueva para los jóvenes.

BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – ABRIL 2023

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