Hasta dar la vida

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La historia del joven pakistaní Akash Bashir, un fuerte testimonio de santidad.

La vida de Akash Bashir transcurrió entre su familia, los amigos, la escuela, el trabajo, el deporte y la oración en la comunidad salesiana de Lahore, Pakistán.

Amigos del Boletín Salesiano, saben que me agrada profundamente contar hechos de vida que han tocado mi corazón. Es por eso que hoy quiero contarles la historia de un joven, semejante a tantos jóvenes de nuestras casas, animadores de los oratorios y centros juveniles, que disfrutan encontrarse con amigos y amigas con quienes seguir compartiendo la belleza de la vida.

Este joven es un exalumno salesiano de Pakistán que, sencillamente, se inmoló como mártir para salvar decenas de vidas. No les estoy pidiendo esto, pero les digo que los jóvenes son capaces de todo, incluso de las mayores heroicidades. Esta es la historia de Akash Bashir.

La vida de Akash Bashir es como la de muchos: un joven católico nacido en el seno de una familia humilde, con una fe profunda y sincera. Él estudió en una de nuestras instituciones salesianas de Pakistán, en la ciudad de Lahore, en el barrio cristiano de Youhanabad. 

La vida de Akash Bashir transcurrió entre su familia, los amigos, la escuela, el trabajo, el deporte y la oración. En un país como Pakistán, de fe musulmana conservadora, ser un joven católico no es poca cosa. El hilo conductor simple pero significativo que hizo diferente su existencia fue el servicio. Cada momento de la vida de Akash fue un acto de servicio; de hecho, murió sirviendo a la comunidad en su barrio.

Akash es la voz de tantos jóvenes valientes que son capaces de dar sus vidas por la fe a pesar de las dificultades, la pobreza, la indiferencia y la discriminación.

El 15 de marzo del 2015, mientras se celebraba la Santa Misa en la parroquia de San Juan, en Youhanabad, el grupo de guardias de seguridad compuesto por jóvenes voluntarios, al cual pertenecía Akash Bashir, cuidaba fielmente la entrada. Algo inusual sucedió ese día. Akash se percató que una persona con explosivos bajo su ropa pretendía inmolarse dentro de la Iglesia; él lo retuvo y le dijo “no te dejaré pasar incluso si tengo que perder mi vida”. 

En ese momento, Akash lo abrazó con fuerza para contener con su cuerpo la explosión. Y así fue. El suicida hizo explotar la carga para inmolarse y nuestro joven exalumno ofreció su vida y murió, salvando la vida de los cientos de personas, niños, niñas, mamás, adolescentes y hombres adultos que rezaban en ese momento dentro de la Iglesia. Akash sólo tenía 20 años.

Este hecho nos ha dejado profundamente impresionados como Familia Salesiana y naturalmente ni podemos ni queremos perder la memoria del joven Akash. Su vida sencilla es un ejemplo muy significativo y de gran trascendencia para los jóvenes cristianos en Lahore, en Pakistán y en todo el mundo.

Es posible que haya personas que hayan olvidado el valor del servicio. Quizá nosotros, los cristianos, hemos olvidado que el mandamiento del amor de Dios también implica el servicio a nuestro prójimo. Akash lo entendió muy bien, lo encarnó en su joven existencia y permitió que cientos de familias se salvaran. La muerte de Akash Bashir refleja el amor de Jesús en la Cruz por la salvación de muchos.

Esta vida de servicio, de oración profunda y sencilla, de amor al prójimo es, sin duda, el signo carismático más evidente del sistema educativo salesiano. Cada estudiante en nuestro instituto sabe que para alcanzar la santidad sólo es necesario ser feliz amando profundamente a Dios y a las personas; cuidar y atender a quienes casi ni conocemos; ser responsable en los deberes ordinarios, servir y orar. Akash Bashir es el ejemplo vivo de esto. Él es un ejemplo de santidad para cualquier cristiano, un ejemplo para todos los jóvenes cristianos del mundo.

Para alcanzar la santidad sólo es necesario ser feliz amando profundamente a Dios y a las personas.

Pero, de una manera particular, Akash representa a los jóvenes cristianos paquistaníes y a las minorías religiosas; es el signo de tantos cristianos que son atacados, perseguidos, humillados y martirizados en países no católicos. Akash es la voz de tantos jóvenes valientes que son capaces de dar sus vidas por la fe a pesar de las dificultades de la vida, la pobreza, el extremismo religioso, la indiferencia, la desigualdad social, la discriminación.

Como Familia Salesiana tenemos una gran riqueza en este sentido: Domingo Savio, Santa María Goretti, Pier Giorgo Frassati, José Sánchez del Río o Carlo Acutis. Al igual que ellos, y siendo quizás un “santo anónimo”, la vida y el martirio de Akash Bashir en el mundo de hoy es la luz de la fe que brota de la oscuridad del odio.

La vida de Akash es la evidencia de la Iglesia Católica de hoy que nos recuerda a las primeras comunidades cristianas, que vivían inmersas en culturas y filosofías opuestas a la fe de Jesús. Esas comunidades de los Hechos de los Apóstoles también eran minoría, pero con una fe en Dios incalculable. La vida y el martirio de este joven paquistaní de sólo 20 años de edad nos hace reconocer el poder del Espíritu Santo de Dios, vivo, presente en los lugares menos esperados, en los humildes, en los perseguidos, en los jóvenes, en los pequeños de Dios.

La familia de Akash mantiene viva su memoria, a seis años de su martirio.

BOLETIN SALESIANO – SEPTIEMBRE 2021

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