La Esperanza, el tema y la invitación del Aguinaldo 2025.
«
Tradicionalmente, como Familia Salesiana recibimos cada año el regalo del Aguinaldo. En estas pocas líneas quiero mirar dentro de este regalo para recibirlo como se merece, sin perder nada de su frescura.
El año que viene no es igual a los que has vivido hasta ahora, el año nuevo requiere una mirada nueva para vivirlo en plenitud. Así lo pensó Don Bosco y por eso se propuso ofrecer el Aguinaldo a todos los jóvenes y adultos que estaban con él; un regalo para celebrar un tiempo nuevo. Hoy nosotros queremos seguir esa tradición tan bella y significativa.
El hilo rojo
El texto del Aguinaldo pretende ser una ayuda para vivir el tiempo que viene sabiéndonos conectados por un hilo rojo, particularmente para el año próximo ese hilo que se nos propone lleva el nombre de la Esperanza.
El Aguinaldo que don Ángel ha “horneado” para nosotros, destaca algunos acontecimientos –globales o particulares– que viviremos, y que tienen mucho que ver con la Esperanza.
El primero es el Jubileo ordinario del año 2025. Un Jubileo es un acontecimiento eclesial que nos regala el Papa, y es una oportunidad para volver a poner la presencia de Cristo en el centro de nuestras vidas y de la vida del mundo. El Papa Francisco ha señalado un tema generador para el Jubileo: ¡Spes non confundit! ¡La esperanza no defrauda! Si algo necesita el mundo en estos momentos difíciles es Esperanza; pero no la esperanza de lo que creemos que podemos hacer por nosotros mismos, a riesgo de que se convierta en una ilusión, sino la Esperanza que brota de redescubrir la Presencia de Dios. El papa Francisco escribe: “¡La esperanza llena el corazón!”. No sólo calienta el corazón, lo llena.
Hijos de una Esperanza
Además la Esperanza nos hace peregrinos. El Jubileo es peregrinación, nos pone en movimiento sino, no es Jubileo. Dentro de este acontecimiento eclesial que nos hace sentir Iglesia, nosotros, como congregación salesiana y como Familia Salesiana, tenemos un importante aniversario: en 2025 se cumplirá el 150 aniversario de la primera expedición misionera a Argentina.
Don Bosco, en Valdocco, lanza su corazón más allá de todas las fronteras y envía a sus hijos al otro lado del mundo. Más allá de toda seguridad humana, los envía cuando ni siquiera tiene a los que necesitaba para continuar lo que había comenzado.
Si algo necesita el mundo en estos momentos difíciles es Esperanza
La Esperanza impulsa la fe y pone en marcha la caridad. Los envía y los primeros hermanos se ponen en camino y van, a donde ni siquiera ellos conocían. De ahí nacimos todos, de la Esperanza que nos pone en camino y nos hace peregrinos. Este aniversario hay que celebrarlo, porque nos ayuda a reconocer nuestros dones –aquello que no es nuestro, sino que nos regalaron– y a recordar y fortalecer la energía de la misión.
La Esperanza es el fundamento de la misión, porque es una responsabilidad que no puedes ocultar ni guardarte para ti. No mantengas oculto lo que se te ha dado: reconoce al dador y entrega con tu vida lo que se te ha dado a la siguiente generación. Esta es la vida de la Iglesia, la vida de cada uno de nosotros.
La Esperanza impulsa la Fe y pone en marcha la Caridad.
San Pedro escribe en su primera carta: “Esten siempre dispuestos a responder a todo el que pregunte por la esperanza que hay en ustedes” (1 Pe 3,15). Debemos pensar que es la vida la que responde, no sólo las palabras.
Con la esperanza que hay en ti, vive y prepara este nuevo año que comienza, un camino con los jóvenes, con los hermanos para renovar el sueño de Don Bosco y el sueño de Dios.
Nuestro escudo
“En mi estandarte brilla una estrella”, se cantaba antaño. En nuestro escudo, además de la estrella, hay un gran ancla y un corazón llameante.
He aquí algunas imágenes sencillas para empezar a mover nuestros corazones hacia el tiempo venidero, “anclados en la esperanza, peregrinos con la juventud”. Anclados es un término muy fuerte: el ancla es la salvación de la nave en la tormenta, firme, fuerte, arraigada en la Esperanza.
Dentro de este tema estará nuestro día a día: personas, situaciones, decisiones, lo “micro” de cada uno de nosotros que se une con lo “macro”, que viviremos todos juntos, entregando a Dios el don de este tiempo que se nos regala. Porque al Aguinaldo que todos recibiremos debes sumar tu parte, de lo contrario no es una Esperanza, no es en lo que se basa tu vida y no te pone en “movimiento” haciéndote Peregrino.
Confiamos este camino a la Madre del Señor, Madre de la Iglesia y Auxiliadora nuestra; peregrina de la Esperanza con nosotros.
«
Don Stefano Martoglio
BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – OCTUBRE 2024