Por hoy
Cuando se te da de niño la continuidad de alientos
Te dan la llave que abre las puertas
De tu destino con todos sus caminos.
Cuando se te da de chico la seguridad de abrazos
Te dan la fuerza del árbol que creció
Con solo tierra y sol, y la humedad del cielo.
Pero hoy, que estoy y tengo el universo para mí
Pero hoy, que estoy, puedo invitarte a compartir
Para ser los elegidos de todos los tiempos.
Si te cruza siendo joven una mirada profunda
Y sin pensarlo te inunda sin saber
Que ese fuego en la piel puede ser para siempre.
Pero hoy, que estoy puedo a tus sueños alcanzar
Pero hoy, que estoy y tengo una canción más para dar
Puedo derribar un muro si divide nuestro amor.
Si hoy se me concede morar un nuevo amanecer
Y si además aprendo a llenar esa hoja en blanco
Con risas, con palabras y días nuevos concebidos.
Será con gratitud de haber vivido.
(fragmento)
Artistas: León Gieco
Álbum: El Hombrecito Del Mar (2022)
Por Florencia Reynoso //
reynosoflor2019@gmail.com
Como es su sana costumbre, León Gieco nos hace una tierna y sentida invitación a rumiar por el corazón y recordar a aquellos rostros que nos acompañaron y acompañan en el camino. La vida nos invita a tejer lazos que nos sostienen, abrazan y acompañan, como dice la canción: “Cuando se te da de niño la continuidad de alientos te dan la llave que abre las puertas de tu destino con todos sus caminos”.
“Por Hoy”, es una canción que presenta un escenario desde la cercanía y la ternura reafirmando la importancia de acompañar y ser acompañados. Mirar la vida como esa puerta que se abre y da lugar a los aprendizajes que vienen desde la alegría, algunas veces también desde el dolor, pero siempre con miles de colores, formas, texturas y nombres.
Se trata de ir a la búsqueda del otro, desde lo cotidiano. En todos lados habitan realidades que piden ser escuchadas, con la predisposición de un corazón dispuesto a abrazar la vida como viene, con la ternura que restaura y acompaña. No son proyectos extraordinarios, ni majestuosos, es sencillamente custodiar la vida que se nos presenta, en la calle, en los patios, en la familia, en los colegios. Es hacerlo día a día, es hacerlo solo por hoy.
“Cuando se te da de chico la seguridad de abrazos te dan la fuerza del árbol que creció con solo tierra y sol y la humedad del cielo”. Poner el cuerpo. Ser los brazos que sostienen cuando la vida pesa, forjando espacios de contención y cuidado. Ser los pies que acompañan el paso, respetando los tiempos y espacios, ni adelante ni atrás, caminando siempre al lado. Ser el oído que escucha con atención las palabras que pesan, pero también alegran. Ser la mirada que comprende y no juzga, mostrando nuevos universos, aquellas que dicen más que mil palabras, forjando el espejo del alma.
¿Somos ese cuerpo? ¿Esos brazos? ¿Somos compañía sana? ¿Somos escucha atenta?
“Nadie se salva solo”, dijo el Papa y en esa frase tan simple, pero colmada de intención, acción, disponibilidad y decisión se albergan miles de rostros que aún esperan ser mirados, escuchados, abrazados. Todos estamos llamados a disponernos a ser acompañados o acompañar. La vida se presenta como esa imponente y divertida, pero también desafiante, montaña rusa que en diferentes etapas impulsa hacia arriba o hacia abajo. Sin embargo, qué liviano es el camino cuando vamos acompañados.
“Si hoy se me concede morar un nuevo amanecer y si además aprendo a llenar esa hoja en blanco con risas con palabras y días nuevos concebidos será con gratitud de haber vivido”. Al final de la vida, sabremos que vivimos por los miles de rostros que carga nuestra memoria y alberga nuestro corazón. Nombres con historias que atraviesan nuestra existencia y nos invitan constantemente a mirarnos y mirar. Somos un sinfín de encuentros que se tejen entre palabras, silencios, abrazos y miradas. Somos vida que se comparte y multiplica.
Benditas canciones que nos sumergen a dar gracias y volver la mirada a aquellos momentos que renuevan la esperanza, alegran el corazón e invitan a recordar a los miles de rostros e historias que atraviesan la vida. Por Hoy, seguimos caminando.
BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – JUNIO 2023