Serie: Stranger Things (2016-2022)
Creada por: Hermanos Duffer
Disponible en Netflix (+16)
Por Alejandro Fernández
alebu25@gmail.com
¡Atención! Puede encontrarse con algunos spoilers menores y lo alertamos para que, en todo caso, pueda disfrutar la serie y luego volver a leer.
Pongámonos al día: en 2016 se estrenaba una extraña serie que tenía de protagonistas a un grupo de niños y niñas cuya infancia se desarrollaba en un pueblito perdido de Estados Unidos. El “gancho” de la serie es que estaba perfectamente ambientada en los comienzos de los ochenta.
Para aquellos que crecieron en esa década, un dejà vu constante: el walkman como forma de llevar por primera vez la música con uno mismo, las referencias a clásicos del cine que eran por entonces estrenos novedosos —desde ET a Los cazafantasmas pasando por Indiana Jones—, la vestimenta y tantos otros guiños que apelan a la nostalgia para quienes tienen ya mucho más de treinta.
Pero no es sólo eso: se trata de una década de cambio en la cultura occidental. Con la caída del Muro de Berlín y el “triunfo” del relato neoliberal, parece quedar atrás la esperanza en el “futuro”, y comienza la época de “lo inmediato” y “el ahora” como vivencia de la propia existencia. Es la bisagra en el salto de lo analógico a lo digital, donde comienza Internet y las infancias de una gran parte del mundo comenzaron a tener en común a la televisión.
Pero volvamos a nuestros protagonistas, un grupo de amigos en edad de primaria que todavía no saben de celulares ni dispositivos electrónicos con apps —porque no existen—, y entonces aman los juegos de rol de mesa, donde la imaginación y la creación de mundos e historias lo son todo. Casi como una metáfora de las aventuras que van inventando, otro universo paralelo entra a sus vidas: una copia “en negativo” y oscura del pueblo en el que ellos viven, que comienza a traer misterios que tendrán que ir desafiando juntos.
La llegada de una chica será la clave de un salto en la historia y el círculo de relaciones entre los cuatro amigos y otros que se irán sumando, y que durante tres temporadas aprenderán que —con o sin poderes— su amistad parece el mejor remedio a estos desafíos en los que la mayoría de los adultos mira para otro lado. Los únicos adultos que aportan a las soluciones que ellos necesitan son los que creen y confían en ellos, por más increíble o loco suene lo que les está pasando.
Mención especial para la aparición de la canción Heroes, de David Bowie, que recuerda que hasta la persona más inesperada puede convertirse en un héroe cotidiano.
En cada temporada la música juega un papel importantísimo; pero es en esta cuarta donde será la clave para el anclaje emocional y vincular que desvela que frente a la violencia, y la búsqueda de destrucción de los frágiles, lo que salva son los vínculos profundos —por más “disfuncionales” que puedan parecer a los ojos del mundo—.
Cuando es así, la amistad es una segunda familia. Como símbolo de esto, la escena más icónica de esta cuarta temporada homenajea a otra similar de la primera: la montañita de amigos abrazándose, luego de vencer un desafío que los había puesto al borde de la muerte. ¡Vivamos como en ese abrazo!
BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – JULIO 2022