Estos pibes están en la Luna

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Cuatro estudiantes salesianos de Buenos Aires ganaron un concurso organizado por MoonMark una empresa asociada a la NASA: su auto participará de la primera carrera que se realizará en la Luna.

A la izquierda: arriba, Nicolás Maculan; abajo, Francisco Yennaccaro. A la derecha: arriba, Pablo Molina Ruiz Díaz; abajo, Federico Muzzio. En el centro, el «render» del vehículo ganador de cinco kilos que se enviará a la Luna para la carrera.

Por Ezequiel Herrero y Santiago Valdemoros
redaccion@boletinsalesiano.com.ar

Hace unos dos meses sonó el teléfono celular de Fede. Era un mensaje de WhatsApp de Nico, su compañero de curso. Su tío le había compartido un anuncio del diario: “Che, nos vamos a anotar en un concurso para mandar un auto a la Luna, ¿te sumás?”. A los veinte minutos, junto con Pablo y Francisco, el equipo ya estaba armado: su nombre, “Atlas”.

Nicolás Maculan, Pablo Molina Ruiz Díaz, Federico Muzzio y Francisco Yennaccaro son alumnos de quinto año técnico de la casa salesiana León XIII, del barrio porteño de Palermo. Su diseño fue elegido entre 35 equipos de 11 países y participará de la primera carrera que se realizará en la Luna, organizada por el grupo Moon Mark, prevista para octubre de 2021 y auspiciada por la NASA.

Los chicos se conocían de la escuela y ya habían trabajado juntos. El interés personal, pero también el tiempo que les brindó la cuarentena, los motivaron a participar. “En el cole estamos acostumbrados a laburar con proyectos todos los años. Tenemos las pautas básicas para coordinar algo así”, comenta Nicolás.

Entre ellos se dividieron las tareas: Nicolás se encargó de las ideas para la suspensión del auto, Pablo de la edición y del software 3D, Francisco investigó acerca de las condiciones naturales de la Luna, mientras que Fede hizo los cálculos. 

El ritmo fue exigente. El concurso duraba un mes, y cada semana había que realizar una entrega. “Hubo momentos donde se complicó bastante”, comparte Francisco. “Las últimas dos semanas estuvimos contra reloj. Era una montaña rusa. Pensábamos que habíamos terminado, y nos dábamos cuenta que faltaba algo… y había que empezar de nuevo”, recuerda Pablo.

A los expertos les asombró que chicos de 17 años hayan podido hacer en cuatro semanas lo que a muchos estudiantes de ingeniería les lleva meses.

Las condiciones naturales de la Luna, donde las temperaturas varían entre los -100°C y los 100°C, eran uno de los grandes desafíos. “De repente estábamos leyendo un manual de la NASA sobre fabricación de microsatélites, para buscar ideas”, agrega Nicolás.

Para estos cuatro chicos, que terminada la primaria quedaron deslumbrados por el trabajo y las máquinas del taller de esta casa salesiana, lo aprendido y vivido en la escuela fue clave. No lo hubiéramos podido hacer sin haber ido al ‘León’ —afirma Francisco—. Estamos agradecidos de todo lo que nos brindó”.

En el colegio aprendieron sobre diseño 3D y funcionamiento de motores, pero también una forma de encarar este desafío. “Nos enseñaron a trabajar por proyectos, para la vida real. Y también los valores para trabajar en grupo, dice Nicolás. “La constancia, la organización. Si tenés una entrega en dos semanas, empezás a trabajar hoy”, agrega Federico. Todo eso y más lo van a poder poner en práctica también el año que viene, ya que aún les queda un año de secundario.

Cada semana, los chicos tenían que enviar un video con los avances en el diseño. Aquí, el de la última semana.

El domingo anterior al anuncio de los ganadores no podían dormir de los nervios. Al día siguiente participaron de la conferencia con personas de distintos países. “Ahí caímos en la cuenta de lo que habíamos hecho. Fue una locura”, dice Pablo. “Hablaron con cada equipo, nos hicieron una devolución. Había ingenieros de NASCAR, aeronáuticos… la verdad estuvo buenísimo”, agrega Nicolás.

“No paraban de tirarnos flores —dice Federico—. A Pablo lo felicitaron personalmente por los videos. Fue sorprendente”. Un comentario en particular los dejó boquiabiertos: a los expertos les asombró que chicos de 17 años hayan podido hacer en cuatro semanas lo que a muchos estudiantes de ingeniería les lleva varios meses. “Eso fue muy groso”, dice Francisco.

El diseño que enviaron está siendo evaluado por la empresa que fabricará el auto, y en enero participarán de una nueva etapa del concurso. El premio por esta entrega fueron 1000 dólares destinados a una organización sin fines de lucro: ellos decidieron entregarlo a Unicef. 

Poder hacer algo así en la cuarentena estuvo buenísimo. Dejar de pensar todo el día en la pared…  y pensar en la Luna

A Francisco, el concurso le hizo confirmar que quiere estudiar ingeniería mecánica. Pablo piensa en algo más volcado al diseño. Y si bien Federico y Nicolás no lo tienen decidido, sí están muy contentos de las posibilidades que les abrió para conocer otras experiencias, aprendiendo y haciendo cosas que les gustan. “Poder hacer algo así en la cuarentena estuvo buenísimo. Dejar de pensar todo el día en la pared…  y pensar en la Luna”, cierra Nicolás.

Encontrá al equipo Atlas en Instagram

El lunes 3 de agosto a las 18:00 horas entrevistaremos en vivo a los cuatro estudiantes en el canal de YouTube del Boletín Salesiano.

BOLETIN SALESIANO – AGOSTO 2020

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