Trabajar en el presente, para asegurar el futuro. La misión salesiana en Benín, África.
Por Adolphe Akpoulé Coffi
Boletín Salesiano de Italia.
La República de Benín, país de África occidental, una vez se llamó Dahomey y era conocido por la calidad de sus esclavos. Cien años después los esclavos siguen siendo el principal producto de exportación del país: solo ha cambiado la edad, hoy son niños; el medio de transporte, el automóvil; y el destino, Nigeria.
El padre Emmanuel Bernard Richard Azagba es director de la comunidad salesiana de Tokpota en Porto Novo y responsable de la Casa Don Bosco que acoge a niños en situación de vulnerabilidad.
¿Cuál es la situación de las obras salesianas en Benín?
Los salesianos llegaron a Benín en agosto de 1980 y se instalaron primero en Comé, en la diócesis de Lokosa, que abandonaron en 1995. Mientras tanto, se fundaron otras misiones: Porto Novo en 1981, Parakou en 1983, Cotonou en 1985 y Kandi en 1987.
Las acciones que llevamos a cabo los salesianos de Don Bosco tienen como objetivo formar y ofrecer una segunda posibilidad a muchos niños y jóvenes en situación de pobreza. Proponemos una educación integral que tenga en cuenta el entorno y las necesidades.
En la evolución del servicio educativo y pastoral hemos identificado un nuevo desafío al que hemos tratado de dar respuesta. Hemos visto niños y jóvenes que vagan día y noche por los mercados. Estaban expuestos a todo tipo de peligros. Entonces, en 1995, en Porto Novo, iniciamos acciones para enfrentarlos, hoy este trabajo se extiende a Cotonou y Kandi.
Poco a poco, muchos niños en situación de vulnerabilidad han ido llamando a nuestras puertas gracias al trabajo de nuestras educadoras de campo, que las encuentran en nuestros puntos de referencia en los mercados.
¿Cómo surgió su vocación?
Vengo de una familia de tres hijos, el menor y único varón. Desde niño siempre he tenido el deseo de consagrarme al Señor. Pero un día en la parroquia San Francesco Saverio en Porto-Novo, observé cómo los salesianos
durante el oratorio se quedaban con los niños de la calle y los diversos juegos que organizaban para ellos, la alegría que sembraban en el corazón de estos niños. Un día me invitaron a jugar con ellos.
Pero mientras jugaba me lesioné e inmediatamente un salesiano comenzó a cuidarme sin conocerme, y luego, me llevó a casa. Todos los días venía a verme. Después fui invitado a visitar los hogares de niños llamados «Foyer Don Bosco». Me fascinó el dinamismo de los salesianos hacia los niños y jóvenes. Entonces comencé a comprender qué estaban haciendo lo mismo que Jesús hizo por la humanidad.
Después de esta experiencia de cercanía con estos niños, me uní al grupo de aspirantes a la vida salesiana y me convertí en Salesiano de Don Bosco. Mis primeros años de sacerdocio los pasé en esta casa, donde me convertí en director de la comunidad hace unos meses. Es hermoso entregarse a Dios por los más pobres y por todos los hombres y mujeres de nuestro mundo.
¿Cuál es la situación actual de los niños que reciben en la Obra Salesiana?
Hay muchos niños en Benín. En algunas familias numerosas, debido a la poligamia, los niños no siempre se benefician de la atención de sus padres que no pue
pueden proporcionarla. Se ven obligados a valerse por sí mismos. Quienes asisten a la escuela la abandonan cuando los padres no pagan, a pesar de que el gobierno decretó la gratuidad de la guardería y la escuela primaria en 2006. Entonces, los chicos se quedan en casa, aprenden un oficio o son encomendados a un familiar, amigo o conocido. Y no todos son bien tratados. Algunos son abusados o maltratados y acaban huyendo.
Son estos niños abandonados que comenzamos a ver cada vez más en la calle o en el mercado los que llamaron nuestra atención. Tenían la edad suficiente para ir a la escuela, pero no iban. Así, en Porto Novo, nos comprometimos a ofrecerles nuestros servicios.
Al principio recibimos a niños que dormían en los mercados o en la calle. Gradualmente también a los niños víctimas de la trata. Por ejemplo, un niño que, en contra de su voluntad, fue sacado a la fuerza de su pueblo con el pretexto de ir a la escuela en la ciudad y vivir con una familia rica en otra ciudad; niñas pequeñas que son víctimas de explotación doméstica; un niño que vende tomates en el mercado todo el día para comer correctamente y que es castigado porque pierde dinero. Además, son menores en conflicto con la ley porque han cometido un delito y deben cumplir la pena en prisión.
A pesar de los importantes esfuerzos realizados por los involucrados en la protección, surgen nuevos problemas, como el uso de drogas y la prostitución. Incluso algunos niños son acusados de brujería debido a algunas deformidades físicas.
¿Cómo ves el futuro?
Somos optimistas sobre los resultados actuales y futuros. Hay compromiso y acompañamiento por parte de la Congregación para responder a las necesidades de esta misión salesiana. Es un hecho alentador. También trabajamos en sinergia con otras instituciones que se ocupan de los niños vulnerables. La sensibilidad de los hermanos está creciendo. Hay mucho por hacer para asegurar que los derechos de los niños sean conocidos y respetados, para garantizar la justicia social, la igualdad de género
y la responsabilidad de los padres. El futuro radica en la educación para cambiar actitudes y comportamientos.
BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – SEPTIEMBRE 2023