Agrandar el corazón

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Ambos son argentinos, y ambos tienen responsabilidades en la animación mundial de la Familia Salesiana. ¿Cómo hacen? Entrevista con la hermana Marta Riccioli y el salesiano Gabriel Romero.

El Oratorio-Centro Juvenil de la ciudad de Palmas (Tocantins), interior de Brasil, acompaña de lunes a viernes a un grupo de niños y adolescentes a través de distintas propuestas formativas, recreativas y de apoyo escolar, también de cuidado de la naturaleza y el medio ambiente. El salesiano Gabriel Romero, al centro, de cuclillas. Octubre 2021.

Por Ezequiel Herrero y Santiago Valdemoros
redaccion@boletinsalesiano.com.ar

Volver a encontrarse con una persona a quien apreciamos y no vemos hace mucho siempre es motivo de alegría y fiesta. Enseguida surgen las preguntas, la evocación de los recuerdos compartidos y por momentos parece que el tiempo transcurrido desaparece.

Con la sencillez y predisposición que los caracterizan, la hermana Marta Riccioli y el salesiano Gabriel Romero se hicieron un tiempo para conversar con el Boletín Salesiano de Argentina. Ambos se desempeñan como parte de los Consejos Generales tanto de las Hijas de María Auxiliadora como de los Salesianos de Don Bosco, las máximas instancias de animación de ambas instituciones a nivel mundial.

Marta, hasta el año pasado provincial de la inspectoría con sede en Bahía Blanca, explica en qué consiste esta nueva tarea: Es hacer presente, en mi caso, a la Madre General Chiara Cazzuola en las inspectorías que visitamos. Estas visitas ofrecen al Consejo General un mejor conocimiento de las hermanas y de las comunidades, de las obras y ambientes donde se realiza nuestra misión. Y ayudan a renovar el sentido de pertenencia y la identidad carismática”. 

Por su parte, Gabriel, quien fue inspector de Argentina Norte hasta 2020, explica que una diferencia con su servicio anterior es que ahora difícilmente vuelva a los lugares que ya visitó: “A veces eso ayuda a que la confianza se dé con mucha espontaneidad, con la certeza de que uno está ‘de paso’. Y otra diferencia es la participación en el Consejo General. Escuchar y conocer otras realidades de la Congregación en otros continentes, con problemáticas pero también con las cosas lindas que se hacen. Sentir cómo el corazón se va ensanchando y haciendo la experiencia de una congregación mundial, diversa, plural, y por eso muy bonita”.

La Familia Salesiana en el mundo es muy grande, está en más de 130 países. ¿Cómo se hace para acompañar algo así, siendo uno tan “pequeño”?

Marta: Esta pequeñez la sentís muy fuerte, pero también se gana en la confianza de tu hermana que conoce otra parte de esa realidad. Al mismo tiempo, las hermanas se fían de tu palabra, de tu experiencia. Hay mucha confianza puesta en la otra. Escuchás las consultas, los pronunciamientos y cuando vas leyendo lo que las hermanas expresan, ahí está el voto de confianza. Ahí Dios habla. No habla en las nubes, habla en las hermanas que se pronuncian

Gabriel: Es la experiencia de cosas que te superan y de la confianza en el hermano, en su experiencia. Y también la confianza en la propia palabra, la responsabilidad y la seriedad para decir algo dejando de lado tu postura personal. El discernimiento ignaciano es eso, el desprendimiento de la propia postura. Y eso implica oración personal. Ese ejercicio de seriedad, de transparencia, para buscar la verdad y los mejores caminos, es correrte continuamente de tu propio yo.

Marta Riccioli, hasta el año pasado provincial de la inspectoría con sede en Bahía Blanca, explica en qué consiste esta nueva tarea: «Hay mucha confianza puesta en la otra. Escuchás las consultas, los pronunciamientos y cuando vas leyendo lo que las hermanas expresan, ahí está el voto de confianza. Ahí Dios habla«.

En el tiempo que llevan prestando este servicio, ¿cómo perciben a la misión salesiana en el mundo? ¿Recuerdan alguna experiencia puntual que les haya llamado la atención?  

Gabriel: Percibo una misión salesiana plural, que encuentra diversos caminos para acercarse a los jóvenes, a las familias y a las diversas realidades. Me gustó ver la cantidad de laicos comprometidos, a nuestros hermanos salesianos con un trabajo incansable. También es muy lindo escuchar algunos testimonios y compartir en mis visitas el trabajo de las hermanas. 

Recuerdo la visita a Jacarezinho, la segunda favela más grande de Río de Janeiro (Brasil). Los salesianos tienen una casa, una parroquia y una escuela. Estuve cuatro días, y me sorprendió mucho la realidad de la droga en la calle, en la puerta de la escuela, y también las armas. Y los salesianos estamos ahí. La realidad no sé si se va a poder cambiar fácilmente, pero estar ahí y ser fermento y testimonio en un ambiente tan golpeado, fue un impacto para mí.

Otra experiencia para destacar son las misiones en Río Negro, en el Amazonas, donde hice una visita breve, pero los salesianos hacen kilómetros para rezar una misa y estar en medio de la comunidad. Y también la obra social en San Pablo, que tiene diversidad de propuestas pastorales y donde todavía estaba vivo el fundador: poder escucharlo a él me impactó mucho.

Obra social del barrio de Itaquera (Sao Paulo-Brasil), llamada “Circo Social” donde uno de los proyectos es el de la orquesta, para niños y adolescentes en contraturno escolar. En la foto está el director, P. Marco Biaggi y el fundador de la obra, P. Rosalvino Viñayo. Mayo 2022

¿En qué aspectos les parece que en Argentina todavía podemos seguir profundizando el carisma? Por otro lado, ¿qué riquezas encuentran en la experiencia salesiana en nuestro país?

Gabriel: Una riqueza grande es la fuerza del Movimiento Juvenil Salesiano, la diversidad de grupos, el protagonismo de los jóvenes, las experiencias de voluntariado, la formación de animadores. También es una riqueza el trabajo de tantos laicos en nuestras obras, su formación y su compromiso. Y un tercer aspecto a destacar es todo lo que tiene que ver con la formación para el trabajo, ya sea la escuela técnica, agrotécnica o los mismos centros de formación profesional.

Creo que podemos seguir creciendo en el trabajo en red, con otras instituciones y personas. En el trabajo con los jóvenes universitarios, e incluso mismo en las universidades. Y la opción por los más pobres siempre será un desafío, un motor para seguir andando. 

Marta: Yo creo que una fuerza a seguir potenciando es la vivencia de la misión compartida entre religiosos y laicos. Lo que para nosotros va siendo obvio, no lo veo en otras partes del mundo. Hemos vuelto a recrear algo muy propio de nuestro carisma: desde nuestros orígenes en Valdocco y Mornés, ya se vivía la sinodalidad misionera, la misión compartida, la animación y el gobierno en clave de la participación y corresponsabilidad. Madre Mazzarello involucraba hasta a las chicas en las decisiones, les preguntaba qué pensaban sobre aspectos de la casa de Mornés. Vivían como en una gran familia donde Maín daba la impronta de un ambiente educativo y familiar

Otra potencialidad es el protagonismo juvenil: los jóvenes participan de las propuestas pastorales, de los proyectos y decisiones, sentados en una misma mesa con los consagrados y laicos adultos; la pastoral juvenil no es “para ellos” sino “con ellos”.

Por su servicio, ustedes tienen la posibilidad de hablar con jóvenes de diferentes lugares. ¿Qué preocupaciones identifican en ellos y qué sueños tienen?

Marta: hay mucha sed de escucha, ellos esperan que los acompañemos. Te piden hablar, porque quieren sentirse escuchados y aceptados así como son, sin etiquetas, sin prejuicios. Y en esa escucha creo que se sienten queridos. Ahí les acercás a un Dios que no juzga, que está cerca de lo que están viviendo. Y cuando escuchás a fondo al joven, te “da vuelta”, te sorprende, te desestructura, te inquieta. No te deja igual y aprendés mucho. A mí me evangelizan el corazón. Es el lugar donde Dios se me manifiesta más claramente: me dejo sorprender en cada encuentro.

Y un denominador común en los intereses de los jóvenes es el cuidado ecológico. Jóvenes que, de distintas maneras, están comprometidos en esta lucha por el cuidado de la casa común.

Gabriel: Percibí el deseo de formarse y de ser protagonistas, y de querer hacerlo bien, de tomarse en serio el estudio. Percibí eso en las universidades y también en los centros de formación profesional. Además hay toda una preocupación política, al menos en Brasil. Hay deseo de una realidad distinta, no con decepción o desesperanza, sino con el deseo de transformarla.

También percibo mucho interés por lo que tiene que ver con la moral sexual. Es un tema que siempre está en las preguntas, en sus inquietudes, pero no en sus problemáticas o dudas, no percibo que ellos lo vivan así. Por el contrario, percibo en estos temas un corazón muy nuevo, muy libre, fresco, sin prejuicios; corazones muy inclusivos. Y eso a nosotros, adultos, eso nos ayuda muchísimo, a vivir esa apertura, la pluralidad. En síntesis, percibo el deseo de una sociedad que pueda aceptar, querer y valorar a todos.

BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – OCTUBRE 2022

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