Carrera de mente

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¿De qué se trata la Inteligencia Artificial?

Por Hernán Galardi
hgalardi@donbosco.org.ar

Hace apenas algunas semanas atrás un grupo de empresarios
e importantes desarrolladores tecnológicos firmaron un comunicado solicitando que se detenga por seis meses la investigación en Inteligencia Artificial. Allí entre otras cuestiones expresaban: «En los últimos meses hemos visto cómo los laboratorios de IA se han lanzado a una carrera descontrolada para desarrollar y desplegar cerebros digitales cada vez más potentes que nadie, ni siquiera sus creadores, pueden entender, predecir o controlar de manera fiable«.

No hay que agregar demasiadas palabras para entender que una advertencia de este tipo alarma a cualquier persona. Pero con la calma que genera el paso de algunas semanas, vale la pena preguntarse por la Inteligencia Artificial, sus usos, potencialidades y desafíos. Lo primero que se debe aclarar es que los sistemas basados en Inteligencia Artificial ya forman parte de nuestra vida cotidiana.

Los primeros estudios al respecto se remontan a la década del 50 y se trata de una de las áreas de las Ciencias de la Computación que más interés despierta. Tanto en el ámbito público como en el privado se han desarrollado importantes avances en el último tiempo.

Cada vez que nos sentamos a ver Netflix, practicamos deporte con una smartband o conducimos un auto con sistemas de seguridad modernos, la inteligencia artificial está presente. Nos brinda recomendaciones en función de nuestros gustos, consejos sobre nuestro estado de salud, e incluso ayuda a prevenir potenciales accidentes.

La Inteligencia Artificial es en síntesis, una tecnología que utilizan los sistemas para aprender a partir de datos recopilados, buscando mejorar las decisiones que toman en el futuro. De alguna manera, simulan la inteligencia humana. Esta clase de programas que pueden razonar para mejorar a partir de repeticiones su desempeño, se encuentran presentes en muchos de los dispositivos que utilizamos cotidianamente.

Tenemos que hablar, o chatear…

Meses atrás, tomó difusión una nueva herramienta basada en Inteligencia Artificial, llamada ChatGPT, y generó un revuelo mundial. Este chatbot permite responder a usuarios consultas de cualquier tipo, con una precisión y naturalidad bastante sorprendente. No solo entiende perfectamente lo que le requerimos, sino que nos brinda la información adicional que puede resultar de interés, utilizando una redacción muchas veces superior a la que lograría buena parte de las personas.

Si bien es cierto que en algunas ocasiones puede responder con información errónea o inexacta, como cualquier sistema basado en Inteligencia Artificial, en la práctica esto no sucede a menudo. Para temor de muchos docentes, en menos de lo que un alumno tardaría en ingresar a Google para resolver una tarea escolar, ChatGPT seguramente pueda resolverla con creces.

Ante la llegada de una herramienta tan disruptiva, es un buen momento para plantearnos qué desafíos conlleva la existencia de este tipo de tecnologías, y cómo impactará en los distintos aspectos de nuestra vida cotidiana.

Ponerse en el lugar del otro

En primer lugar, es posible que en el futuro cercano veamos el surgimiento de sistemas similares, y una mayor integración de sistemas basados en IA, con aquellas aplicaciones digitales de uso frecuente en entornos laborales. Esta incursión probablemente genere un impacto en el mundo laboral difícil de estimar, y para el cuál la legislación actual no se encuentra preparada.

Según un informe del Foro Económico Mundial, para el año 2025, 85 millones de puestos de trabajo desaparecerán debido a la digitalización y la automatización. En contrapartida, se estima que se crearán 97 millones de empleos, principalmente en el campo de la ciencia de datos, la inteligencia artificial y el aprendizaje automático. La mayoría de estas nuevas posiciones estarán relacionadas a mejorar el trabajo conjunto que realizan máquinas, personas y algoritmos. Con el tiempo se podrá prescindir de cientos de puestos laborales, sobre todo aquellos relacionados a tareas repetitivas, de interacción con el cliente, o que requieran una logística sencilla.

En este contexto, es probable que los cambios a nivel laboral impulsen modificaciones en el sistema educativo, revalorizando la importancia de que niños, niñas y adolescentes puedan desarrollar tempranamente competencias digitales que les permita entender cómo funciona el mundo que los rodea. Necesitamos formar ciudadanos capaces de analizar críticamente la tecnología, y a la vez, evitar que la brecha digital se termine transformando en una brecha laboral.

La IA puede detectar patrones en los datos y predecir las emociones, pero no puede sentir empatía de la misma manera que un ser humano.

Sin embargo, hay varias habilidades y características que siguen siendo exclusivas de las personas y que la inteligencia artificial no puede igualar, por ejemplo, la empatía. La capacidad de sentir y entender las emociones de los demás es algo que es exclusivo de los seres humanos. La Inteligencia Artificial puede detectar patrones en los datos y predecir las emociones, pero no puede sentir empatía de la misma manera que un ser humano.

Lo mismo ocurre con la comunicación no verbal. Los seres humanos somos capaces de interpretar y utilizar una gran cantidad de señales no verbales, como el tono de voz, la expresión facial y el lenguaje corporal. Aunque la Inteligencia Artificial puede detectar algunas señales no verbales, no puede utilizarlas de la misma manera que los seres humanos. También la creatividad, sigue siendo exclusiva de las personas, aunque los algoritmos de aprendizaje automático pueden producir resultados sorprendentes, todavía no pueden crear algo verdaderamente original o innovador de la misma manera que lo hace un ser humano.

¿Por qué me decís eso?

Décadas atrás hubiera sonado descabellado pensar que una empresa podría desarrollar un producto que sea la fuente de información de cientos de millones de personas alrededor del mundo. Hoy es real, y esta situación debería invitarnos a pensar ¿por qué Chat-GPT elige respondernos de una determinada forma?
Los sistemas basados en Inteligencia Artificial normalmente se entrenan sobre un conjunto de datos, y luego pueden tomar decisiones sobre nuevos datos. Pero, por las características propias de esta tecnología, cómo se toman esas decisiones, y por qué el sistema responde de una manera y no de otra, no puede determinarse. Así, si los datos sobre los cuales se entrena el modelo de lenguaje presentan algún tipo de sesgo, ya sea social, cultural, étnico o religioso, el sistema replicará el mismo a la hora de responder a futuras consultas.

Si bien este tipo de aspectos se intentan mitigar al clasificar los datos que se proveen al modelo, es muy difícil asegurar que el sistema no contempla alguna de estas preferencias a la hora de tomar decisiones. Y es aún más difícil imaginar el impacto que podría tener en el sistema, el ser entrenado sobre una selección de datos sesgada intencionalmente.

Por otra parte, pocas veces nos cuestionamos cómo utilizan los sistemas basados en Inteligencia Artificial nuestros datos personales. Por las características propias de esta tecnología, estos programas mejoran a medida que se retroalimentan de la información suministrada por el usuario. De esta manera, a mayor cantidad de usuarios, mejor podrá llevar adelante su tarea.

Tiempo atrás se hicieron famosas aplicaciones como FaceApp, que utiliza Inteligencia Artificial para reemplazar el rostro de una persona en una imagen o vídeo, e incluso permite emular la progresión de su edad. En un mundo donde las estafas digitales crecen rápidamente, la inexactitud en el tratamiento que realizan estas aplicaciones de nuestros datos biométricos, debería ser un signo de exclamación al momento de utilizar las mismas.

Pensar la Inteligencia Artificial

Desde el punto de vista educativo, una herramienta basada en Inteligencia Artificial puede ser utilizada para asistir a docentes en el diseño de actividades, secuencias didácticas e incluso planificaciones. A la vez puede ayudar a los alumnos a practicar analizando sus resoluciones, y generando nuevas actividades, o repasando conceptos claves.

Es importante que los docentes nos enfoquemos en la necesidad de que nuestros alumnos conozcan la existencia de estas herramientas y entiendan al menos los aspectos básicos que las rigen. El único espacio donde los estudiantes pueden interpelarse sobre los aspectos sociales, éticos o morales de sistemas como ChatGPT, probablemente sea el aula.

Tenemos que cambiar el temor que pueda generarnos el uso que hagan nuestros alumnos de estos sistemas, por la confianza de acompañarlos a utilizarlos responsablemente. No se puede tapar el sol con la mano. La repercusión actual de estas herramientas hace que este momento sea ideal para charlar con los chicos y las chicas, aprovechar su interés en el tema, y poder llevar adelante propuestas pedagógicas que permitan a los estudiantes conocer cómo funcionan estos sistemas, intercambiar opiniones sobre sus beneficios, sus aspectos controversiales, y el impacto que pueden tener en nuestra vida.

El único espacio donde los estudiantes pueden interpelarse sobre los aspectos sociales, éticos o morales de sistemas como ChatGPT, probablemente sea el aula.

Al mismo tiempo es importante también que los jóvenes puedan reconocerse capaces de generar aplicaciones que utilicen esta tecnología y que impacten positivamente en el mundo, y en la calidad de vida de las personas. Que este tipo de herramientas tengan en su horizonte objetivos orientados a la acción social en favor de los más desprotegidos, o se utilicen únicamente con fines económicos, probablemente dependerá de la inclusión de las nuevas generaciones en el campo

Propiciemos debates a partir de los dilemas que generan el uso de este tipo de tecnologías, y comprendamos las implicancias que puede tener el uso que hacen de nuestros datos personales. Si logramos que nuestros jóvenes se interesen en cómo funcionan estos sistemas, probablemente cultivemos una sociedad más consciente de las complejidades no tan visibles que se esconden detrás de los mismos.

BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – MAYO 2023

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