«Educar en la integridad es ofrecer el vínculo con Dios»

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Entrevista a la Madre Chiara Cazzuola, Superiora General del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora.

Por Valentina Costantino y Ezequiel Herrero

redaccion@boletinsalesiano.com.ar

La inauguración de la Inspectoría Laura Vicuña reunió a la Madre Chiara Cazzuola, Superiora General del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, junto a más de doscientos invitados de todos los rincones de Argentina. Entre saludos, abrazos y celebraciones, la Madre se hizo un tiempo para conversar con el Boletín Salesiano

La realidad de los jóvenes en América Latina, la experiencia de trabajo en conjunto entre consagrados y laicos y las particularidades del carisma en estas latitudes fueron algunos de los temas que se abordaron.

¿Cómo ve a los jóvenes de América Latina? ¿Por qué hablarles hoy de Dios y cómo hacerlo?

Hablar de Dios a los jóvenes es una misión cotidiana para nosotros. Educar a la persona en su integridad significa ponerla en contacto con Dios, hacer que conozca a Dios, como decía Don Bosco: “si te encuentras con jóvenes debes preparar la cita del joven con Dios”. Un verdadero educador hace esto y cuando Dios se encuentra con el joven, el educador puede retirarse para dejar que Dios haga su obra. Es importante que los jóvenes sepan ante todo que Dios existe y que Dios les ama. Hablar de Dios significa ayudar a entrar en contacto con un Padre que ama, con un Amigo que acompaña y que seguramente no da todas las respuestas, porque debemos seguir buscándolas juntos, pero da fuerza, ilumina el camino, nos da la fe y la confianza para entender la vida. 

Argentina es uno de los primeros lugares donde llega la Familia Salesiana, ¿qué encontró de particular en el carisma de acá?

Cuando nuestros misioneros salesianos llegaron a Argentina, era la tierra soñada por Don Bosco, e incluso digamos, totalmente asumida como el sueño de la Madre Mazzarello. Ella misma pedía en cartas tanto a Don Bosco como a Don Cagliero venir a Argentina, a América. Desde Argentina, el carisma ha llegado a toda América y es muy interesante leer la historia de la expansión desde acá. Es importante no solo por el pasado, porque ciertamente el pasado fue un pasado glorioso, donde nuestras hermanas, los salesianos, llegaron, hicieron tanto bien, se expandieron rápidamente, tuvieron obras fecundas, tuvieron tantas vocaciones… Hoy nos encontramos en una situación diferente. El tiempo ha pasado y esto es historia, creo que tenemos que vivir aquí, en este momento. Hay mucho por hacer todavía. Para mí, la presencia en Argentina es importante, no solo por el pasado, sino por el futuro y por el presente.

Hoy, la sociedad invita a mirarse a uno mismo. La propuesta de estos días donde se inaugura la nueva inspectoría Laura Vicuña es encontrarse con quienes vienen de otros lugares, incluso a veces con ideas diferentes… ¿Cuáles son las dificultades que eso implica?

Puede ser una dificultad encontrarse en la diversidad, en la diferencia, porque en general estamos acostumbrados, como seres humanos, a defendernos, a no exponernos tan fácilmente, muchas veces rechazamos a los que son diferentes de nosotros, a los que vienen de otra cultura, a los que expresan otra forma de pensar y de ser. Así que esto es siempre una lucha para todos. Por otro lado, es muy importante integrarse porque esto ayuda a crecer en la capacidad de mirar el mundo, es decir, tener un horizonte más amplio, que ayuda a entender las cosas y la realidad de una manera más amplia. Esa integración ayuda a completar lo que nos falta, lo que no tenemos, y, por tanto, se convierte en una ventaja y también, en un camino a seguir.

En Argentina hay bastante trabajo con los laicos, ¿qué podemos ofrecer al resto de la Familia Salesiana del mundo desde nuestra experiencia, y qué nos falta aprender, teniendo presente el mensaje que el Rector Mayor propone para el 2023?

Creo que en Argentina es muy rica la experiencia de tantos laicos que siguen llevando adelante las obras salesianas, con fidelidad al carisma, compartiendo la misión educativa. Eso es un apoyo para las demás comunidades, demuestra que es posible. Y también la relación entre religiosos y laicos puede ser una ayuda en este camino porque, como dice el Rector Mayor, muchas veces pecamos con nuestros colaboradores y animadores, porque, o los tratamos como si fueran simples empleados, o los consideramos un poco distantes. Pero en nuestra espiritualidad, en la historia carismática de la Familia Salesiana, los laicos están en el mismo camino que los religiosos. Basta pensar en Valdocco, pero también en Mornese, las primeras comunidades vivieron juntas. Madre Mazzarello tenía las niñas, las postulantes, las novicias y las profesoras a las que Don Bosco enviaba porque podían ser útiles para la enseñanza, o porque necesitaban ser ayudadas. Esta es una gran experiencia que puede ser contagiosa y puede ayudar, dar coraje, a otras realidades para dar estos pasos. 

Entonces religiosos y laicos deben dialogar continuamente, porque son dos estados de vida en los que cada uno está llamado a dar lo mejor de sí mismo. Pero no es que uno sea más alto y el otro más bajo, juntos expresamos la única vocación salesiana.

BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – ABRIL 2023

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